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El calcio es un protagonista fundamental en el cuerpo humano, ya que cumple diversas funciones relacionadas con las actividades del sistema cardiovascular, los músculos, las neuronas, en los procesos enzimáticos, a nivel intracelular y en la permeabilidad de las membranas celulares. Pero uno de sus roles claves tiene que ver con la salud del sistema óseo.

Explica el doctor Nicolás Coronel, médico endocrinólogo de la Clínica Medellín, que “a nivel óseo el calcio es un elemento fundamental para el proceso de mineralización. Es decir, convierte el tejido óseo resistente para la deformación o fracturas, le da dureza con calidad para servir como estructura que facilita las funciones mecánicas del organismo, como poder pararse en dos piernas y caminar”.

De acuerdo con el especialista, el hueso, pese a que su apariencia es compacta y rígida, es un tejido dinámico que cambia constantemente, con la capacidad de destruirse (proceso de resorción) y formarse de nuevo, dependiendo de los estímulos exógenos o de las exigencias mecánicas que se imponen sobre él.

El calcio es el mineral más abundante de nuestro organismo, representando casi el 2 % del peso corporal total. Por eso, cuando hay variaciones de sus niveles en la sangre, ya sea por su aumento (hipercalcemia) o por niveles muy bajos (hipocalcemia) se pueden ocasionar alteraciones que son incompatibles con la salud e inclusive la vida.

Por ejemplo, un trastorno en la absorción intestinal o un exceso en las pérdidas de calcio sobre todo a nivel renal. El poco aporte de calcio a nivel óseo hará que los huesos pierdan resistencia y haya un mayor riesgo de fracturas.

“Si la condición aparece en la niñez o en la adolescencia, se disminuye el potencial de crecimiento, además de que no se alcanza el pico óseo máximo. En la adultez el riesgo de fractura será mayor”, señala el doctor Coronel.


¿En qué alimentos lo encontramos?

Existen muchos productos alimentarios que contienen calcio, pero los de mayor contenido son la leche y los derivados lácteos, que además son una fuente importante de proteínas como magnesio, potasio, zinc y fósforo por caloría, más que cualquier otro alimento.

“En promedio una taza de leche de vaca y de yogurt natural sin azúcar (aproximadamente 200 centímetros cúbicos) tiene unos 250 miligramos de calcio, mientras que la misma cantidad de leche de soya y coco, pueden llegar a tener entre 30 y 60 mg. Los quesos entre más duros sean, más calcio tendrán por porción, así quesos tipo parmesano, emmental, gruyere pueden tener alrededor de 250 mg, mientras que el queso fresco cerca de 150 mg”, explica el doctor.


Tenga cuidado con los suplementos

La forma más segura de ingerir calcio es mediante la dieta alimentaria, pero existen otros métodos que acuden a suplementos para suplirlo (como el carbonato de calcio, que por tableta garantiza el 40 % del calcio elemental o calcio mineral, y el citrato de calcio, que garantiza el 21 %). En estos casos, el doctor Coronel advierte que si se esto se hace sin un control adecuado, pueden presentarse cálculos renales e inclusive se aumenta el riesgo de eventos cardiovasculares.

“El consumo excesivo de suplementos cálcicos también puede asociarse a síntomas inespecíficos como constipación, flatulencia, náuseas, dolor abdominal que finalmente afectarán la calidad de vida de nuestros pacientes”, agrega.


¿Cuánto calcio debemos consumir según la edad?

- 500 mg de calcio en niños entre 1 y 3 años.
- 800 mg entre 4 y 8 años.
- 1.300 mg entre 9 a 18 años.
- 1.000 mg entre 19 y 50 años.
- 1.200mg para adultos mayores de 50 años.
- Las mujeres embarazadas deben consumir 1300 mg al día.


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