El neurocirujano Luis Vicente Syro lleva cerca de 27 años dedicado a esta subespecialidad en la Clínica Medellín. Un profesional que se destaca por su sentido humano.

Por recomendación de su colega y amigo, Sergio Ángel, el doctor Luis Vicente Syro ingresó a la Clínica Medellín en 1994, y durante el tiempo que ha estado vinculado a la institución se ha destacado como neurocirujano de tumores de hipófisis, una subespecialidad en la que la precisión y el cálculo son claves para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Arribó a la clínica recién graduado como especialista en neurocirugía de la Universidad de Antioquia –es médico de la Universidad Pontificia Bolivariana–, y en principio estuvo dedicado a atender los casos de urgencias neuroquirúrgicas, la mayoría por traumas, para luego enfocarse en los tumores de hipófisis, haciendo equipo con los doctores Ángel –”compañero de toda la vida”, la endocrinóloga Lina Restrepo y Rodrigo Lopera.
El doctor Syro destaca ese trabajo en equipo, el cual permite que fluyan todos los procesos clínicos. “Ese apoyo del personal, con la disciplina para hacer y recoger los exámenes de laboratorio y las imágenes diagnósticas en los tiempos que se requieren dan esa posibilidad de manejar centros de experiencia y excelencia en
tumores de hipófisis”, expresa.
Sus influencias
Si bien el doctor afirma que llegó a la medicina por “casualidad”, ya que no tuvo alguna influencia que haya marcado su decisión de ser médico –” salí del bachillerato y me incliné por la medicina”–, en la especialización como neurocirujano en tumores de hipófisis sí ha tenido personas cercanas que tuvieron mucho que ver en que haya optado por esta rama.
En particular, en su empeño por esta subespecialización fue clave un viaje que hizo a Canadá, en donde conoció a un patólogo dedicado a la hipófisis que orientó su carrera hacia este ámbito hace treinta años.
Para Syro, más que un trabajo su oficio es un hobbie que realiza con mucha pasión para ayudarles a las personas que tienen estas enfermedades relativamente comunes para que mejoren su calidad de vida.
Su día laboral comienza temprano, entre las seis y la seis y media de la mañana; algunas jornadas arrancan con una ronda de pacientes –la lista puede extenderse hasta doce pacientes, hospitalizados, operados y en preparación para cirugía– o en cirugía que suele hacerse en las primeras horas del día.
Hacia las cinco o seis de la tarde está saliendo rumbo a casa a dedicar su tiempo libre a la lectura de libros de filosofía y estar con su esposa Lina y sus hijos Daniel, quien ya se graduó de medicina y seguirá una especialización en anestesiología, y Laura, quién acaba de terminar su carrera de biología.
Su labor
De la subespecialidad en neurocirugía y de tumores de hipófisis cuenta que hay pocos profesionales que se dedican a ella, y no porque no sea un campo común sino porque quizá no es tan llamativa o “espectacular” respecto a otras intervenciones quirúrgicas.
Sin embargo, como todas requiere de mucho conocimiento y en particular de un trabajo en equipo con el área de endocrinología.
El doctor Syro tiene una amplia lista de artículos científicos publicados –cerca de 70– elaborados en colaboración con profesionales de todo el mundo; su interés por compartir y generar conocimiento es permanente.
De los tumores de hipófisis explica que se manifiestan por cambios fisiológicos en enfermedades como obesidad, diabetes, hipertensión o trastorno de la visión, dado que el tumor crece y aprieta los nervios. Por eso la intervención que él realiza es clave para mejorar esa calidad de vida de los pacientes, quienes en manos del doctor Syro están seguros de tener a su servicio a un profesional con una calidad humana y profesional de primer orden.
Y es que el doctor Syro concluye que, sin calidad humana al servicio del paciente, esa pasión que día a día encuentra en su profesión y que lo motiva a ayudar a sus pacientes de manera altruista y desinteresada no tendría sentido su rol en la medicina, claro está, todo esto en consonancia y complementado con la labor de una institución como Clínica Medellín, que le ha brindado la oportunidad de darle sentido a su vida profesional como neurocirujano y médico.