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El riesgo de que una mujer padezca enfermedades cardiovasculares aumenta a medida que envejece. Algunos cambios en el cuerpo son relevantes para el riesgo cardiovascular, pero ¿la llegada de la menopausia puede ser uno de esos peligros? En este artículo te lo contamos.




Hasta la llegada de la menopausia, las mujeres cuentan con la protección de los estrógenos, unas hormonas femeninas que ayudan a mantener a raya determinados factores de riesgo cardiovascular. Igualmente, al finalizar la fase fértil tienen lugar una serie de cambios en el organismo femenino ante los cuales debemos estar alerta.

La probabilidad de que la enfermedad cardiaca aparezca durante este período está latente, pero esto no es en sí atribuible a la menopausia, sino a los mismos riesgos que trae consigo el aumento de la edad, tener algunas enfermedades antes de este periodo o tener hábitos de vida no saludables.

El doctor Juan David. Jiménez, cardiólogo de la Clínica Medellín, nos explica que la mujer, a diferencia del hombre, tiene unos ciclos de vida que son bien definidos fisiológicamente y son cuando empieza la menstruación y cuando esta termina. La menopausia que en promedio se presenta a los 50 años, puede manifestarse con varios síntomas que pueden afectar la salud y calidad de vida de las mujeres.

“Con la edad, en las mujeres aumentan la incidencia de la hipertensión, la frecuencia de enfermedad coronaria se empieza a equiparar con la de los hombres, y el perfil lipídico se comienza a alterar, con aumento del colesterol LDL o malo. Igualmente, se pierde un efecto protector que se le atribuye a los estrógenos que hacen que las arterias estén más relajadas, por decirlo de alguna manera. Además, cuando se pierden todo ese influjo de las hormonas que producen los ovarios se generan unos síntomas que son frecuentes y por los cuales muchas mujeres sienten alterada su calidad de vida, aunque no siempre buscan ayuda profesional”, puntualiza el doctor Jiménez.

A una mujer que entra en la etapa de la menopausia, el cuerpo le está diciendo que ya tiene 50 años, y que ya para ese momento debe tener clara algunas cosas básicas respecto al estado de su salud.

“Debe tener, al menos, unos exámenes básicos que evalúen cómo está su salud, si ha implementado o está haciendo los pilares de la salud, ejercicio, buena alimentación, mantener la presión controlada, saber cómo está el azúcar, saber cómo está el perfil lipídico, evitar fumar, evitar el licor en exceso, etc.”, apunta nuestro invitado.

Es decir, la respuesta a todos esos parámetros para tener una vida saludable le va a entregar a las personas tranquilidad o no respecto a cómo podría comportarse su salud cardiovascular al momento de la llegada de la menopausia o después de ella.

Recomendaciones
En cuanto a las recomendaciones el cardiólogo de la Clínica Medellín invita a las mujeres a vigilar atentamente los factores de riesgo cardiovascular que pueden verse afectados por la llegada de la menopausia.

“La vigilancia e incorporar hábitos saludables son la herramienta con la que podemos prevenir posibles problemas. Para ello, la recomendación se relaciona con una alimentación sana y equilibrada, realizar ejercicio físico con frecuencia a lo largo de la semana (al menos 150 minutos semanales de ejercicio aeróbico moderado) son esenciales para cuidar la salud del corazón. Y, por supuesto, abstenerse de fumar”, enfatiza Jiménez.

Otra recomendación que hace nuestro invitado es que las mujeres no deben tener temor de acercarse a un profesional de la salud en esta etapa de su vida, “realmente durante la menopausia muchas mujeres se ven afectadas por muchos cambios y existe mucha incertidumbre cuando estos se presentan, por eso, acudir al médico no debe ser un motivo de vergüenza o temor”, apunta el doctor Juan David. Jiménez.

Algunos de los síntomas comunes de la menopausia o el periodo cercano a ella incluyen:
•    Períodos menstruales menos frecuentes y que finalmente cesan
•    Sofocos, usualmente peores durante los primeros 1 a 2 años (aunque pueden prolongarse por más tiempo)
•    Sudores nocturnos
•    Enrojecimiento de la piel
•    Problemas para dormir (insomnio)
•    Disminución del interés sexual o cambios en la respuesta sexual
•    Olvido (en algunas mujeres)
•    Dolores de cabeza
•    Cambios del estado de ánimo, incluyendo irritabilidad, depresión y ansiedad
•    Escapes de orina
•    Resequedad vaginal y relaciones sexuales dolorosas
•    Infecciones vaginales
•    Dolores articulares

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