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Las palpitaciones cardíacas son las sensaciones de que el corazón late rápido, está aleteando o golpea fuertemente. El estrés, el ejercicio, los medicamentos o, raramente, una afección médica pueden desencadenarlas.


Palpitación es la percepción desagradable y a veces alarmante de la fuerza, la rapidez o la irregularidad de los latidos del corazón y se puede manifestar de dos maneras:

1. Sensación de saltos o brincos en el corazón que puede sentirse en 2 o 3 latidos y posterior a eso generar una sensación de “vacío” en el pecho.

2. Palpitaciones que ocurren de manera sostenida y por varios minutos en las que se puede sentir el corazón latiendo rápido, como cuando se hace ejercicio, a pesar de estar en reposo.

En general las palpitaciones son alteraciones del ritmo cardiaco normal y cuando son generadas por problemas en el sistema eléctrico del corazón se denominan arritmias.

El corazón del adulto (hombre o mujer), en reposo debería latir a una velocidad promedio entre 60 y 100 latidos por minuto, cuando el corazón late menos de 60 latidos por minuto se considera una bradicardia y cuando lo hace por encima de 100 latidos por minuto se habla de taquicardia, si dichas palpitaciones son producidas por un problema eléctrico del corazón se estaría hablando entonces una arritmia: bradiarritimia y taquiarritmia.

¿Cuándo es normal sentir un pálpito y cuándo no?

Algunas personas pueden sentir “palpitos” en su vida normal sin estar necesariamente enfermos, como es el caso de algunos deportistas de alto rendimiento que pueden presentar bradicardias y como en el caso de las personas sedentarias que pueden producir taquicardias cuando caminan un poco o suben algunas escalas sienten el corazón más rápido de lo normal, aunque es una sensación que desaparece al descansar.

El consumo de bebidas oscuras en exceso (colas, té, café u otros), energizantes, cocaína, anfetaminas, cigarrillo y otras sustancias de abuso puede generar palpitaciones o empeorarlas si la persona ya padece alguna enfermedad.

Además algunos trastornos como el estrés, pánico, ansiedad, depresión, hipoglicemia; enfermedades de la tiroides, anemia, fiebre y otras pueden hacer aumentar o disminuir las palpitaciones del corazón.

Por otra parte, hay palpitaciones que pueden indicar que existe una enfermedad cardíaca producida por un problema en alguna estructura del corazón o en su sistema eléctrico. En la medida que envejecemos aumenta la probabilidad de padecer una arritmia. El 1% de los adultos presenta arritmias, pero la proporción puede llegar a ser del 10% al 17% en los mayores de 80 años y representa por lo menos el 3% de ingresos a los servicios de urgencias.

¿Cómo prevenirlas?

La prevención de las arritmias radica en evitar el exceso en el consumo de las bebidas estimulantes o combinar varios medicamentos que producen bradicardia o taquicardia.

En la mayoría de los casos no se puede hacer ninguna prevención porque las causas del problema obedecen a alteraciones del corazón o a enfermedades que no son prevenibles en términos generales.

El ejercicio regular, como mínimo caminar 30 minutos seguidos, sin parar, cinco (5) veces en la semana ayuda enormemente, entre otras cosas, a mantener un excelente funcionamiento del sistema eléctrico del corazón.

¿Cuándo consultar?

Cuando además de la taquicardia (latidos más rápidos) o bradicardia (latidos más lentos y sensación de vacío), se presentan síntomas como mareo, desmayo, pérdida de consciencia; asfixia o dolor intenso en el pecho.

¿Existen algunos medicamentos que produzcan palpitaciones?

Hay algunos medicamentos de uso común que pueden aumentar la velocidad del corazón sin que necesariamente termine en arritmia: salbutamol, dinitrato de isosorbide, entre otros.

Otros medicamentos comunes pueden disminuir la velocidad del corazón: metoprolol, digoxina, verapamilo, diltiazem, entre otros.

*Por Fernando Manuel Fortich Hoyos, cardiólogo Clínica Medellín.



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