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La obesidad es una enfermedad, no una elección. Ha sido declarada una pandemia crónica. En este artículo resolvemos algunas de las inquietudes más frecuentes con ayuda de la doctora Lina Restrepo, endocrinóloga de la Clínica Medellín.
 


1. ¿Qué es la obesidad?
 
“La obesidad no es una elección, es una enfermedad neurobioquímica que altera la regulación del apetito y del gasto energético e induce a un exceso de tejido adiposo que pone en riesgo la salud y la vida.

Es una enfermedad crónica que no se cura, pero se puede controlar; es recurrente, progresiva e incapacitante si no se interviene en forma efectiva”.

2. ¿Obesidad es lo mismo que sobrepeso?

“Deberíamos entender la obesidad como una condición en la que la relación con la ingesta alimentaria está alterada, a veces desinhibida, y el gasto metabólico basal puede estar reducido. Depende de la magnitud del exceso de peso; se ha diferenciado sobrepeso de obesidad según un indicador que es el índice de masa corporal –IMC–, que es el resultado de peso en kilogramos dividido entre la talla en metros cuadrado. En términos operativos, hay sobrepeso cuando el IMC es mayor de 25 Kg/m2 y obesidad cuando supera los 30 Kg/m2.

El IMC es un indicador útil y disponible en la práctica clínica, pero reduccionista porque puede clasificar mal a los pacientes si no se tienen en cuenta otros parámetros como el perímetro abdominal y la composición corporal (porcentaje de agua, tejido magro y tejido adiposo)”.

3. ¿Cómo prevenir la obesidad, en especial durante un período de permanencia en casa tan prolongado en el que estuvo la mayoría durante la cuarentena?

“Los estilos de vida saludable son irreemplazables. Es importante tener un plan nutricional balanceado, limitando el consumo de alimentos ultraprocesados, porque además de las calorías, tenemos que pensar en la señalización y la composición de los alimentos, que pueden alterar esas señales bioquímicas que regulan el apetito e inducen a una mayor ingesta alimentaria.

La idea es que sea un régimen nutricional sostenible a largo plazo y que permita disfrutar la vida. El ejercicio físico regular mejora el gasto energético basal y la composición corporal, evita la sarcopenia (pérdida o deficiencia de tejido muscular) y es indispensable para mantener un peso estable y saludable.

También se recomienda tener patrones de sueño regulares, porque la deprivación de sueño y el estrés crónico alteran los ritmos circadianos y las señales cerebrales que afectan el apetito.
La comida tiene un papel de relación social y hedónico, pero debemos buscar alternativas que nos produzcan placer más allá de la comida.

Muchas personas requieren planes dirigidos por especialistas en nutrición y medicina deportiva, además de terapia cognitivo conductual o un patrón alimentario con conciencia plena (mindfulness) guiado por profesionales en salud mental como psicólogos y psiquiatras”.

4. ¿Qué hábitos inciden en el aumento súbito de peso?

“La mayoría de las personas aumenta de peso en forma lenta y progresiva como resultado del incremento en la ingesta alimentaria y la reducción de la actividad física y del metabolismo basal (gastos calóricos de mantenimiento).

Usualmente el origen de la obesidad es multicausal en organismo diseñados para tener metabolismo ahorrador, lo que previamente favorecía la supervivencia pero que no han evolucionado ya que ahora estamos en un ambiente obesogénico (que estimula hábitos y comportamientos que conducen al exceso de peso).

La obesidad es una enfermedad muy compleja que tiene que ver con varios factores: la industria alimentaria, la economía, las políticas de salud pública, la predisposición genética, los hábitos aprendidos, el estrés crónico, los horarios laborales extendidos, los dispositivos para ahorrar trabajo físico, los estilos de vida sedentarios y la oferta de comida ultraprocesada e hipercalórica que afecta incluso la microbiota o flora intestinal.

Las causas secundarias de obesidad por alteraciones, por ejemplo, el exceso de cortisol o de hormona de crecimiento, son enfermedades muy raras (con una frecuencia de uno entre 500.000 pacientes) y aunque por protocolo se tratan de descartar, son la explicación de muy pocos casos de obesidad.

La obesidad es una pandemia crónica y en Colombia alrededor del 56 % de las personas tiene esta enfermedad o sobrepeso”.

5. ¿Quiénes son más propensos a ser obesos?

“Existen individuos genéticamente predispuestos que se exponen a un ambiente obesogénico con alta oferta de comida procesada e hipercalórica, porciones grandes y formas de relacionarse con la comida en la que esta se usa como recompensa, castigo u ansiolítico. También los hábitos aprendidos como el sedentarismo, la carga laboral, el estrés crónico, el mal patrón de sueño o la disrupción de ritmos circadianos favorecen el aumento de peso.

Hasta el 10 % de los casos de obesidad se pueden explicar o son exacerbados por algunos medicamentos orexígenos (que aumentan el apetito)”.

6. ¿Qué enfermedades se asocian?

“La obesidad es una enfermedad que trae consigo muchísimas complicaciones, que incluyen, entre otras:
• Depresión, ansiedad, aislamiento social, sentimientos de minusvalía.
• Alteraciones funcionales.
• Aumento de frecuencia e intensidad de la migraña.
Síndrome de hipertensión endocraneana.
Síndrome de apnea obstructiva del sueño.
• Exacerbación del asma.
• Síndrome de hipoventilación alveolar (restricción en la ventilación de CO2).
• Enfermedad por reflujo gastroesofágico.
• Hígado graso.
• Aumento del riesgo de cálculos biliares y enfermedad de la vesícula biliar.
• Resistencia a insulina con aumento del riesgo de prediabetes y diabetes.
• Riesgo de hipertensión arterial o deterioro en su control.
• Dislipidemia: aumento del colesterol y los triglicéridos.
• Estado proinflamatorio con exacerbación de alergias.
• Estado protrombótico con mayor riesgo de eventos trombóticos en lechos venosos por reposo.
• Incontinencia urinaria.
• Prolapso del piso pélvico.
• Síndrome de ovario poliquístico.
• Alteración de la fertilidad en hombres y mujeres.
• Disminución de la testosterona total en hombres y aumento de la aromatización a estrógenos con riesgo de ginecomastia.
• Hemorragia uterina anormal en mujeres.
• Artropatía por sobrecarga con aumento de dolores por osteoartrosis de columna, rodillas y tobillos.
• Mayor riesgo de sacroilitis.
• Riesgo de fascitis plantar.
• Mayor riesgo de neoplasias (tumores): se ha encontrado una asociación con cáncer de mama, endometrio, colon, riñón, entre otros.
• Problemas cutáneos por fricción, con riesgo de infecciones por hongos (intertrigo) y bacterianas (foliculitis).
• Riesgo cardiovascular.
• Mayor riesgo quirúrgico.
• Mayor riesgo de fibrilación auricular.
Riesgo de falla cardíaca.
• Riesgo de complicaciones por infecciones respiratorias como SARS-CoV2.
• Mayor riesgo de años de vida perdidos.

Realmente la obesidad es una enfermedad sistémica, que lo complica todo y requiere tratamiento integral, incluso con estrategias farmacológicas, y va mucho más allá de culpabilizar, dar consejos y sermones a los pacientes”.


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