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Con cerca de 400 pacientes atendidos, de los cuales 200 aún siguen en observación y seguimiento, el programa de falla cardíaca de la Clínica Medellín completó dos años de prestar este servicio que procura mejorar la calidad de vida de aquellos que han sufrido, al menos una vez en sus vidas, una alteración en la estructura o las funciones del corazón.

Su misión es prestar servicios de salud personalizados y seguros a pacientes con insuficiencia cardíaca, aplicando las guías de práctica clínica, rompiendo las barreras de acceso del sistema para permitir seguimientos personalizados.

La doctora Nelly Velásquez, cardióloga clínica e integrante del equipo de servicio de este programa, comenta que todos los pacientes, antes de egresar de la Clínica Medellín después de haber estado hospitalizados por una falla cardíaca, son evaluados por un conjunto multidisciplinario que lo componen enfermeras, médicos generales, cardiólogos clínicos, nutricionistas y psicólogos, con el fin de dejar constancia de su estado y planear una guía de atención que puede tomar entre 6 y 18 meses posteriores al evento.

La decisión de la Clínica obedeció a un aumento en la prevalencia de las alteraciones cardíacas, producto, dice la doctora Velásquez, de que ha aumentado la esperanza de vida en la población, y por ende se han incrementado los casos de insuficiencia cardíaca, hipertensión arterial, infartos y demás fallas que causan daños con consecuencias graves en la estructura y la función de corazón.

“Si no mejoramos la calidad de vida de los pacientes con alteraciones, tendremos más pacientes enfermos, hospitalizados y con más mortalidad, así se intervengan cuando se producen las fallas”, señala la cardióloga clínica.


Cómo se llega a una falla cardíaca

Estas alteraciones se pueden producir por múltiples patologías, como la diabetes o la hipertensión arterial.

La causa más frecuente es la cardiopatía isquémica, que ocurre cuando se obstruye un vaso sanguíneo que evita que llegue la sangre a las paredes del corazón y se genera una necrosis, con pedazos del músculo del corazón con daños severos que los hacen inservibles.

Esto provoca que el resto de los músculos cardíacos tengan que hacer trabajo extra para suplir las necesidades del corazón en sus funciones vitales.
Ese corazón aturdido, cuando pasa el infarto, se cicatrizará y enfibrosará, perdiendo así la capacidad de moverse y de cumplir con su rol de bombear sangre al resto del organismo.

Otras causas son las válvulas enfermas, con efecto en las paredes musculares y el mismo resultado de la cardiopatía isquémica.


El tratamiento

Cuando las fallas son producto de patologías como la diabetes o la hipertensión, la intervención inicial debe ser dirigida a controlar dichas enfermedades para evitar su progresión.

El ejercicio físico es fundamental para la recuperación de las alteraciones, pues permite que el corazón conserve sus capacidades funcionales y que haya una neovascularización que supla las fallas en las arterias que están con daños severos.

La Clínica Medellín, por su complejidad, recibe pacientes con una carga elevada de enfermedades cardíacas. En el programa de atención se busca disminuir la posibilidad de que las personas se rehospitalicen, vuelvan a sufrir un infarto o incluso que se mueran.

Los pacientes, explica la doctora Velásquez, son clasificados según el riesgo que tengan para su rehospitalización. En el tratamiento se incluye a su grupo familiar, ya que en la evaluación se registra cuál es su situación social, su nivel nutricional y su estado mental, puesto que se pueden producir alteraciones cognitivas.

Al programa han llegado pacientes desde los veinte años y hasta noventa y más años, a quienes se les realice un seguimiento estricto, pero con el principio de que las fallas cardíacas no se curan, se controlan.


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