¿Sabes qué es el Síndrome Metabólico, Síndrome X o mejor conocido como Síndrome de resistencia a la Insulina?

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Es importante aclarar que el síndrome metabólico no es una enfermedad como tal, es el conjunto de varios trastornos o condiciones de riesgo que aumentan la posibilidad de presentar eventos cardiovasculares como infarto de miocardio, enfermedad cerebrovascular (derrames cerebrales) y muerte cardiovascular.


Según nos explica el Nicolás Coronel, médico endocrinólogo de la Clínica Medellín, el síndrome metabólico también conocido como síndrome X o mejor aún como síndrome de resistencia a la insulina, fue propuesto por el doctor Gerald Reaven en 1988. Estos factores de riesgo incluyen la presencia de obesidad (sobre todo la grasa acumulada a nivel de la cintura), intolerancia al metabolismo de los hidratos de carbono (azúcar elevada en sangre definida como prediabetes y diabetes), hipertensión arterial y dislipidemia (niveles anormales de colesterol).

Cada uno de estos componentes actúa de manera independiente incrementando el riesgo cardiovascular y se ha establecido que todos tienen como factor etiológico común, la resistencia a la insulina y el consecuente exceso de secreción compensatoria.

La resistencia periférica a la insulina en los músculos e hígado hace que los nutrientes circulantes como el azúcar y las grasas no puedan usarse como fuentes de energía en las células, así el exceso en sangre de estos explicaría en términos prácticos el desarrollo de diabetes tipo 2.

Esta hipersecreción de insulina finalmente también, a través de mecanismos de acción diferentes, promoverá el crecimiento anormal del musculo interno de los vasos sanguíneos, incrementará la proliferación no controlada de estos, perpetuará un estado de inflamación en todo el organismo que se manifestará clínicamente como aterogénesis.

Es importante aclarar, que la distribución de la grasa corporal (sobre todo a nivel abdominal), malos hábitos de vida (sedentarismo, alto consumo de alimentos ultra procesados ricos en azúcar añadida, tabaquismo, entre otros) acompañados de una predisposición genética aumentaran la probabilidad de que un individuo con obesidad desarrolle diabetes o enfermedades cardiovasculares.

¿Cuáles son los principales síntomas?

El doctor Coronel subraya que además de una circunferencia grande de la cintura u obesidad abdominal, la mayoría de los trastornos asociados con el síndrome metabólico no presentan síntomas. Tradicionalmente la obesidad se ha clasificado basado en el índice de masa corporal, entendido este como la relación de la talla con el peso, pero un paciente con índice de masa corporal normal puede tener un perímetro abdominal elevado indicando que existe un proceso de disfunción metabólica en donde hay ubicación ectópica de grasa intraabdominal, fenómeno que de forma independiente aumentara el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

Dicho de otro modo, expresa nuestro invitado, la medición del perímetro abdominal es fácil de estandarizar y es la forma más sencilla para determinar el riesgo que una persona tenga síndrome metabólico. La normalidad del perímetro abdominal depende de la zona geográfica en que se evalué al paciente. Para América Latina se define normalidad en hombres: hasta 94 cm y en mujeres hasta 90 cm. Existen otras medidas que podrían implementarse para determinar la ubicación de grasa ectópica, como la relación cintura cadera, relación cintura muslo, relación cintura talla; pero no están estandarizadas para usar de forma rutinaria.

¿Cómo es el proceso diagnóstico?

Tal y como lo detalla el especialista de Clínica Medellín, para hacer un adecuado diagnóstico, se debe tener claridad de la definición del síndrome. Existen muchas definiciones en el ámbito médico, lo que ha dificultado la realización de estudios para comparar la prevalencia entre poblaciones, definir pronósticos, enfoques terapéuticos, etc.

La definición quizá más usada desde 2005 es la establecida por el ATP III (The National Cholesterol Education Program (NCEP) Adult Treatment Panel III) en Estados Unidos.

Según el ATP III, el síndrome metabólico puede ser diagnosticado si usted tiene 3 o más de las siguientes características:

1. Tener sobrepeso definido como IMC > 25 o perímetro abdominal por encima del umbral para cada género.
2. Niveles elevados de triglicéridos por encima de 150mg/dL o en tratamiento para disminuirlos.
3. Niveles bajos de colesterol de alta densidad (HDL) menor de 40 mg/dL
4. Niveles de presión arterial mayor de 130/85 o en tratamiento con medicamentos antihipertensivos.
5. Niveles alterados de azúcar o prediabetes, definido como hemoglobina glicosilada entre 5,7 a 6,4% o niveles de glucosa en ayunas > 100 mg/dL.

¿Existen factores de riesgo que pueden generar complicaciones para el paciente?

Para el doctor Coronel es claro que el principal factor de riesgo asociado al desarrollo de complicaciones cardiovasculares es la obesidad de predominio abdominal.

“Se estima que la sola medición de perímetro abdominal ayuda a identificar cerca del 46% de las personas con síndrome metabólico en los próximos 5 años. La obesidad hoy en día se considera una pandemia, se estima que más de 2 billones de personas adultas padecen la enfermedad y de esta manera los pacientes con síndrome metabólico podrán ser muchos más en un futuro cercano. Inclusive en Colombia, se estima que cerca del 56% de la población adulta tiene sobrepeso u obesidad, según los datos de la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia (ENSIN). Ahí la importancia de implementar estrategias de prevención desde el punto de salud pública”, puntualiza nuestro invitado.

Igualmente, relata nuestro especialista en endocrinología invitado, hay otros factores de riesgo que se han asociado con la posibilidad de incrementar la probabilidad de desarrollar síndrome metabólico, incluyen la raza, la post menopausia en mujeres, el tabaquismo, bajo ingreso socioeconómico, dietas ricas en carbohidratos, inactividad física y uso de ciertos medicamentos con efectos metabólicos deletéreos. “Se estima que la presencia de síndrome metabólico se asocia con un riesgo de 3 a 5 veces más de desarrollar diabetes que la población general. En estos pacientes con síndrome metabólico también se incrementa el riesgo”, puntualiza


¿Cuáles son los tratamientos para contrarrestar la enfermedad?

Para nuestro invitado, los objetivos del tratamiento deben ir encaminados en tratar el factor principal desencadenante de la resistencia a la insulina que sería la obesidad y tratar de modificar aquellos factores de riesgo que incrementen el riesgo cardiovascular.

“Aquí, es importante aclarar que los cambios en estilo de vida de forma intensiva serán el pilar del tratamiento inclusive a pesar de las múltiples intervenciones farmacológicas que se utilicen para el tratamiento del colesterol, la presión arterial, diabetes, etc. Y debe de quedar claro que estas intervenciones en estilo de vida deben de ser establecidas idealmente para toda la vida”, señala nuestro invitado.

Igualmente aclara que es esperable que mejorando los factores de riesgo cardiovascular de manera conjunta (ej. obesidad abdominal, hipertrigliceridemia, hiperglucemia y la resistencia a la insulina); es decir, reversando los componentes del síndrome metabólico posiblemente se logre una reducción en la morbi mortalidad de los pacientes. Se ha estimado que pudiera esta reducción llegar hasta del 15% aproximadamente.

Si no se logra una pérdida del peso, a expensas de masa grasa de mínimo el 5 al 10% con cambios en estilo de vida, podrá considerarse según cada caso individual otras medidas de intervención como uso de fármacos con aprobación para manejo de obesidad o evaluar la posibilidad de realizar cirugía bariátrica. Esta decisión debe de ser tomado con el médico tratante.

Recomendaciones generales y prevención

El doctor Coronel es claro al afirmar que el síndrome metabólico puede prevenirse a través de las siguientes acciones que terminan entre otras siendo también el pilar del tratamiento:

Aumento de la actividad física: Idealmente enfocado por un médico especialista en medicina del deporte, quien orientará según cada paciente unas metas individualizadas de manejo. Es en este punto de suma importancia que el paciente logre garantizar la adherencia a la actividad física. Se recomienda para iniciar en aquellos pacientes que nunca han realizado ejercicio, realizar mínimo 10 minutos diarios de caminata rápida. El objetivo es lograr mínimo 150 minutos a la semana de actividad física moderada en donde se incluyan ejercicios de resistencia muscular no menos de 2 a 3 veces por semana. Lo importante es que el paciente se goce el proceso y realice la actividad física que él disfrute.

Plan de alimentación: No se recomienda realizar ningún tipo de dieta restrictiva, pues no hay evidencia clínica que estas se logren mantener en el tiempo y que hayan impactado desenlaces cardiovasculares. Quizá es mejor plantearse planes de alimentación donde lo primordial sea la implementación de comida de verdad. Es decide garantizar la ingesta de alimentos que se puedan ingerir sin cambiar su matriz natural.

A través de estos planes se debe de garantizar la sostenibilidad en el tiempo (garantizar adherencia y recuperación de autoestima), tener una reducción del consumo energético (densidad energética de alimentos), que el paciente logre una reducción de masa grasa y mantenimiento de masa magra, fundamental que sea agradable (gustosa en sabor, color, olor), nutritiva, que controle el hambre y promueva saciedad y por supuesto que tenga beneficios globales en salud (cardiovascular, capacidad funcional y calidad de vida) además de impacto en comorbilidades.

Se han evaluado planes de alimentación que han demostrado la reducción de mortalidad por todas las causas cuando en ellos se incluye ingesta de tres (3) porciones al día de frutas crudas, no en forma de jugos. Retirar la ingesta de alimentos con alto índice glucémico como granos refinados, bebidas gaseosas azucaradas, postres y azucares añadidas. Garantizar el alto consumo de vegetales, granos enteros, nueces, y más de 30gr al día de fibra natural y aceite de oliva.

Es importante también limitar el consumo dietario de sodio a no más de 2400mg y favorecer el consumo de lácteos idealmente fermentados. Lo ideal es implementar ventanas de alimentación de 8 horas aproximadamente en el día, evitando el consumo de alimentos en horas de la noche. Es proceso conocido como cronobiología de la alimentación, garantizara en términos teóricos ingerir cada alimento en el momento del día en que nuestro organismo pueda asimilarlo de manera óptima.


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