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En esta emergencia sanitaria se requiere de la corresponsabilidad ciudadana para no congestionar los servicios de urgencias y consultar solo cuando la gravedad lo amerite. Le contamos en qué casos sí y en cuáles no.


Transcurrido el primer año de la pandemia del COVID-19, los servicios de urgencias han concentrado el mayor grado de estrés durante la emergencia sanitaria. Se ha priorizado la atención de los pacientes contagiados cuyo estado de salud requiere mayores controles clínicos, pero los especialistas han insistido en la necesidad de que las personas tomen conciencia y acudan a esta área solo cuando su condición realmente revista gravedad, para no congestionar el servicio y permitir que se atiendan de manera adecuada a quienes sí requieren de esta asistencia vital.

El doctor Paulo Zambrano, jefe del Servicio de Urgencias de la Clínica Medellín, hace énfasis en este mensaje, al señalar que la pandemia aún no ha terminado, por el contrario, se requiere de la conciencia ciudadana y del autocuidado para evitar el incremento de contagios, pero especialmente para que las consultas por esta área sean por motivos que en realidad constituyan una emergencia.

“Hay personas que siguen consultando por cualquier cosa, motivos de consulta que pueden ser tratados por citas prioritarias o con una consulta externa con especialista. Esto hace que el servicio se congestione y que cuando lleguen las urgencias reales no se traten de forma oportuna y la oportunidad se vea comprometida”, advierte el doctor Zambrano.

¿Cuándo sí consultar por urgencias?

Zambrano señala algunas de las situaciones que sí ameritan una visita al servicio de urgencias:
• Situaciones urgentes que comprometan la vida de manera inmediata o en muy corto plazo, como por ejemplo un dolor en el pecho o un infarto.
• Traumas graves con fractura.
• Desmayos o pérdida de conocimiento
• Cambios en el comportamiento o disminución de alguna de las funcionalidades, como hablar enredado o decir cosas sin coherencia.
• Fiebre con palidez, sudoración y fatiga en exceso.
• Dolor abdominal fuerte y en aumento, que provoque vómito o esté asociado a fiebre.

El jefe del Servicios de Urgencias señala que, de acuerdo con las estadísticas de la institución, estos constituyen tan solo entre el 10 % y el 15 % de los casos que llegan a su área; es decir, entre el 85 % y el 90 % de las consultas no son urgentes.

¿Cuándo no?

• Consultas por un dolor prolongado pero que es manejable, como en la cabeza o muscular.
• Una gripa que no genera dificultades para respirar.
• Un dolor al orinar, molesto pero soportable.

En casos como estos lo recomendable es pedir una cita prioritaria o una consulta externa.
Zambrano hizo énfasis en que el autocuidado es clave para no copar los servicios de urgencia: si las personas evitan hacer salidas innecesarias o cualquier actividad que las exponga al contagio, especialmente aquellas con comorbilidades (diabetes, hipertensión, entre otras), ayudarán a reducir las consultas.

Las clasificaciones

A manera de educación, Zambrano recuerda las clasificaciones estipuladas por el Ministerio de Salud y Protección Social y que se realiza en urgencias –triage– cuando el personal de enfermería recibe a los pacientes y les revisa los signos y los síntomas:

Triage I: requiere atención inmediata. La condición clínica del paciente representa un riesgo vital y necesita maniobras de reanimación por su compromiso ventilatorio, respiratorio, hemodinámico o neurológico, pérdida de miembro u órgano, u otras condiciones que por norma exigen atención inmediata.

Triage II: la condición clínica del paciente puede evolucionar hacia un rápido deterioro o a su muerte, o incrementar el riesgo para la pérdida de un miembro u órgano, por lo tanto, requiere una atención que no debe superar los treinta minutos. La presencia de un dolor extremo de acuerdo con el sistema de clasificación usado debe ser considerada como un criterio dentro de esta categoría.

Triage III: la condición clínica del paciente requiere de medidas diagnósticas y terapéuticas en urgencias. Son aquellos casos que necesitan un examen complementario o un tratamiento rápido, dado que se encuentran estables desde el punto de vista fisiológico, aunque su situación puede empeorar si no se actúa.

Triage IV: el paciente presenta condiciones médicas que no comprometen su estado general ni representan un riesgo evidente para la vida o pérdida de miembro u órgano. No obstante, existen riesgos de complicación o secuelas de la enfermedad o lesión si no recibe la atención correspondiente.

Triage V: el paciente presenta una condición clínica relacionada con problemas agudos o crónicos sin evidencia de deterioro que comprometa el estado general del paciente y no representa un riesgo evidente para la vida o la funcionalidad de miembro u órgano.

Recomendaciones para los acompañantes

El doctor Zambrano recuerda que, por la emergencia sanitaria, no está permitido el acompañamiento a los pacientes, con excepción de aquellos cuya condición así lo requiera (adultos mayores, personas con movilidad reducida o cuya situación no les permita desplazarse por sus propios medios).

Lo ideal es que el acompañante sea alguien que guarde la calma y genere una influencia positiva en el paciente, que atienda las recomendaciones del personal de la salud y que pueda replicar la información al resto de allegados.


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