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Wilinton Ocampo Ramos integra el plantel de medicina general de la Clínica Medellín que durante la pandemia ha estado en la primera línea de atención en el servicio de urgencias. “Guerreros” que lo han dado todo por la vida.


El cálculo que hace Wilinton es que nueve de cada diez pacientes que ingresan a una institución de tercer nivel como la Clínica Medellín para hospitalización, unidades de cuidados intensivos, especiales o coronarios, deben pasar por el servicio de urgencias, y todos ellos serán atendidos por un médico general.

Ser ese primer filtro médico en la atención en salud es un rol clave que evidencia la importancia que tienen estos profesionales. Su papel ha adquirido mayor notoriedad durante la pandemia por la COVID-19, ya que han hecho parte de la primera línea de clasificación y priorización de acuerdo con el estado del paciente.

Wilinton Ocampo Ramos –34 años, egresado de la F. U. San Martín en Sabaneta– es uno de los treinta médicos generales de la Clínica Medellín. Desde hace cinco años está vinculado a la institución y hace diez que ejerce su profesión. Él representa a un plantel que se ha esmerado porque la atención que reciben los pacientes sea integral y humana, pues antes que médico “soy persona y como tal mi trato hacia ellos es como una persona. Los médicos, los pacientes, los auxiliares y los enfermeros somos lo mismo: personas”.

En su rutina

El doctor Ocampo pasa la mayor parte de su jornada en urgencias, aunque a veces hace turnos en hospitalización. Sus jornadas se dividen entre las sedes de El Poblado y Occidente.

Del grupo, entre doce y quince médicos generales se rotan los turnos diurno y nocturno. En las noches generalmente son cuatro y los acompaña un urgentólogo.

“Nosotros definimos quién entra a urgencias, contamos con el apoyo de enfermería que se encarga del triage o la clasificación de los pacientes. Una vez son ingresados nos responsabilizamos de su atención inicial, sin importar cuál sea la patología, sea una cirugía programada, una enfermedad crónica descompensada o una enfermedad aguda por herida de arma blanca o de fuego o un trauma por accidente”, explica el doctor Ocampo de su labor.

En su gestión también les corresponde solicitar ayudas diagnósticas o exámenes de laboratorio y tomar la decisión de si la persona es dada de alta, tiene que ser hospitalizada o requiere algo adicional.

Y hay más: según el comportamiento de los ingresos, deben definir si los pacientes permanecen en urgencias, estar atentos a la evolución de su estado, definir tiempos de atención, hacer el enlace con servicios como cuidados intensivos u hospitalización, contactar a los especialistas para revisar los casos en urgencias… una labor clave.

Administrando emociones

El rol de los médicos generales toca un aspecto sensible, atender una de las vulnerabilidades de las personas: su salud.

“Cuando llega un paciente a urgencias generalmente está angustiado, algo normal porque no sabe qué tiene. Pero, además, a veces no entiende –y no tiene por qué– que otra persona sea atendida de primera, y toca aclararle y enseñarle, sin decirle mentiras, que su patología no representa un peligro para su vida”, dice el doctor Ocampo.

Y aunque en las facultades de medicina les enseñan a tratar pacientes, lo más importante, dice el doctor, es verlos como personas y explicarles cuál es el procedimiento que se les debe hacer, los exámenes y medicamentos, y cuando su situación no es emergente, hay que hacérselo saber con las palabras adecuadas para tranquilizarlas.

Otro tema es el manejo que les dan a los familiares que acompañan al paciente, muchas veces más alterados y ansiosos incluso que quien es atendido. Al grupo completo la comunicación que se le brinda es permanente con el fin de que entiendan el estado de su ser querido y la atención que este requiere.

En ese trabajo con las emociones, las propias también son prioridad para este personal de la salud, pues como personas que son, también sienten y sufren con cada caso que llega a sus manos.

Es, en definitiva, una labor que Wilinton y sus compañeros intentan que sea “limpia y bonita”, en la que prima la dignidad de todos.


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DORA ISABEL OSPINA ECHEVERRI
Si es admirable y de gran respeto esta profesión que ejercen , son los ángeles de Dios , el trato digno y respetuoso de ustedes lo agradecemos con el corazón.

Gracias por su dedicación ,y alegría que proyecta .
2 Feb 21
3 años 2 meses 16 días 12 horas 17 minutos

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