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Debido a que la enfermedad de hígado graso, por lo general, no produce síntomas, muchas veces se detecta cuando se realizan pruebas por otros motivos que apuntan a un problema en el hígado. Te contamos detalles adicionales que pueden ser de tu interés.


Según nos explica la doctora Elizabeth Correa Gutiérrez, médica internista y hepatóloga de la Clínica Medellín, el término más claro, simple y básico para definir la enfermedad por hígado graso es grasa en el hígado, es decir, la acumulación de grasa en el hígado, eso es el hígado graso.

Igualmente comenta nuestra invitada que el diagnóstico para determinar si se tiene grasa o no en el hígado es por medio de una imagen que se haga del hígado, generalmente de ecografía, pero puede ser cualquier tipo de imagen diagnostica la que permita evidencia que hay presencia de grasa en este órgano.

Lo primero que se debe entender es que casi todos tenemos hígado graso, pero qué hacen entonces los profesionales de la salud para determinar si el nivel de esa grasa en el hígado está por encima de lo normal. La respuesta es que existen varios factores que pueden condicionar el diagnóstico de esta enfermedad

Nuestra invitada comenta que lo que se hace es definir de dónde viene ese hígado graso, pues el enfoque inicial de los pacientes con hígado graso va de la mano de muchas cosas. Lo primero que use hace es mirar si este hígado graso tiene una causa o está relacionado con factores o criterios de riesgo cardio-metabólicos ya definidos. Por ejemplo:
• Si el paciente tiene hipertensión o si bien está en tratamiento con medicamentos para la presión;
• Si el paciente tiene un índice de masa corporal mayor de 25, que lo categoriza como paciente con sobrepeso; o si tiene un perímetro abdominal medido con una cintura abdominal mayor de 94 cm en hombres y mayor de 80 cm en mujeres;
• Que tenga una glicemia o glucosa en ayunas mayor de 100;
• Que tenga una hemoglobina glicosilada mayor de 5,7, que esto lo define como un paciente con prediabetes;
• Que ya sea un paciente diabético, con tratamiento para la diabetes.
• Que sea un paciente con triglicéridos mayores de 150 o que venga en tratamiento para los triglicéridos
• Que tenga colesterol HDL menor de 40 o que esté en tratamiento para el colesterol

Si tiene el paciente tiene uno de estos criterios cardio-metabólicos se considera que es un paciente que tiene un hígado graso, pues ya tiene grasa en el hígado determinada por ecografía, sumado a que presenta uno de los factores de riesgo cardio-metabólico.

Síntomas

La doctora Elizabeth Correa Gutiérrez nos revela que lastimosamente, el hígado graso no genera ningún síntoma. “La gran mayoría de las personas no sabe que padecen de hígado graso. La gente se da cuenta generalmente porque le hacen una imagen de la barriguita, casi siempre por dolor abdominal o porque por algún otro síntoma de origen gastrointestinal les hacen una imagen buscando otra causa y de ahí encuentran el hígado graso. O en algunos otros casos por tener factor de riesgo cardio-metabólicos les piden la ecografía para descartar que no tengan hígado graso”, acota la hepatóloga de Clínica Medellín.

Factores de riesgo y tratamiento

La doctora Correa advierte que el principal problema de no darle manejo o tratar el hígado graso es que se nos puede terminar dando cirrosis, que es la enfermedad crónica del hígado. Y con ella las complicaciones propias de esta enfermedad.

En cuanto al tratamiento nuestra invitada señala que el mismo se basa en tres pilares, dieta, ejercicio y pérdida de peso.

Por eso el tratamiento para la enfermedad del hígado graso suele comenzar con la pérdida de peso. Para lograr este objetivo, se debe seguir una dieta saludable, limitar el tamaño de las porciones y hacer ejercicio. La pérdida de peso puede corregir otros problemas de salud que conducen a la enfermedad del hígado graso.

Por lo general, se recomienda perder un 10% o más del peso corporal. Sin embargo, incluso perder entre el 3% y el 5% del peso inicial puede generar beneficios.

“Es importante reducir el consumo de harinas y carbohidratos, disminuir el azúcar o reemplazarle por endulzante. También se debe evitar al máximo la ingesta de los famosos ultra procesados (mecato o chucherías) y aumentar el consumo de frutas y verduras. En lo que respecta al ejercicio, la idea es hacer actividad física al menos tres veces a la semana (45 a 50 minutos al día), e idealmente llegar a 150 minutos de ejercicio por semana”, detalla la dotora Correa.

Recomendaciones

Para cerrar este artículo, la médica internista y hepatóloga de la Clínica Medellín recomienda no consumir o automedicarse con matas, yerbas o aguas, y menos suplementos para perder peso. Se debe aprender a comer bien, en esto último está la clave para mejorar esta condición.

“Es fundamental evitar el consumo de herbales o suplementos para perder peso, porque estamos hablando de un hígado que está relativamente inflamado, un hígado que está susceptible y los medicamentos, los herbales o ese tipo de suplementos pueden hacer toxicidad, entonces la idea es no utilizarlos, sino que sea la pérdida de peso a través de una buena alimentación, de la manera más natural posible, la que ayude a mejorar la condición del hígado graso en el paciente mediante la pérdida de peso”, concluye nuestra invitada.


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