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Los adelantos clínicos en cardiología han permitido ofrecer este procedimiento para mejorar los síntomas de esta enfermedad.


El tabaquismo, la hipertensión, la diabetes o la obesidad son los principales factores de riesgo para que se genere una obstrucción de las arterias coronarias, una enfermedad que en ocasiones es silenciosa y solo se manifiesta en estados avanzados que requieren de una intervención por urgencias tan pronto como sea posible, cuando la opresión en el pecho es insoportable.

Anteriormente los pacientes, en estos casos, muchas veces recibían tratamientos con base en pastillas porque algunos médicos no encontraban más alternativas para ofrecerles, pero avances recientes en cardiología han puesto entre las opciones la angioplastia con stent, un procedimiento mediante el cual se abren los vasos sanguíneos bloqueados para que la sangre llegue al corazón con fluidez.

Esta mejora los síntomas y produce cambios notorios en la calidad de vida, dándoles una nueva oportunidad a quienes padecen de esta dolencia, señala Arturo Rodríguez, cardiólogo intervencionista de la Clínica Medellín.

Cuenta el doctor que recientemente se han puesto en práctica procedimientos de intervencionismo con dispositivos nuevos como guías que facilitan la penetración de la arteria, balones de angioplastia (catéter que lleva un globo en su punta) y stents especiales (unas mallas extensibles que se usan para ampliar las arterias obstruidas) que permiten recuperar los vasos coronarios tapados. Antes no era posible aplicarlos porque no se contaba con los elementos para hacerlo.

“Hemos empezado a modificar los síntomas que representan un mejoramiento dramático de la calidad de vida del paciente. En menos de un mes después del alta ya no hay dolor, ni sudoración o palpitaciones fuertes, y se puede recuperar la práctica de actividad física que antes se dificultaba porque la respiración no lo permitía. El cambio se ve casi que de inmediato”, sostiene el especialista.

¿Quiénes son más proclives a desarrollar esta enfermedad?

En la actualidad estas obstrucciones se pueden producir a cualquier edad, con más prevalencia en las personas mayores a los cuarenta años que ya hayan generado un riesgo cardiovascular por algunos hábitos inadecuados de alimentación y actividad física que favorezcan el desarrollo de enfermedades asociadas con el tabaquismo, la hipertensión, la diabetes o la obesidad.

El dolor que experimenta la persona en el pecho se va luego propagando a otras áreas del cuerpo como la mandíbula o los brazos. Posteriormente se producen escalofríos, mareos, sudoración y palpitaciones muy fuertes, que se relacionan con una afectación cardíaca y posiblemente con una obstrucción de las arterias coronarias.

El manejo posterior a la angioplastia es similar al que se realiza de forma convencional en las enfermedades coronarias, con la administración de medicamentos como aspirina, hipolipemiantes (que disminuyen los niveles de lípido en la sangre) o betabloqueantes (que reducen la presión arterial) que utilizan los cardiólogos en sus tratamientos de este tipo.
Las recomendaciones, en todo caso, se mantienen respecto a seguir un estilo de vida saludable pues de no cuidarse, el paciente puede experimentar de nuevo una oclusión de la arteria. Por tanto, la erradicación de los factores de riesgo es clave como prevención.


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