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Nuestro profesional destacado de este mes es Orlando de Jesús Jiménez Serna, auxiliar de admisión en el servicio de imagenología, un personaje muy querido y que está por celebrar su aniversario 25 al servicio de la institución.


Orlando de Jesús afirma ser una persona de amores y odios, pues en un primer momento puede causar algo de antipatía por su apariencia un poco huraña y ruda, pero al entablar una conversación con él y conocerlo un poco esa impresión cambia y emerge un inusitado ser que genera gran simpatía entre propios y extraños.

Él, quien actualmente se desempeña como auxiliar de admisión en el servicio de imagenología de Clínica Medellín, es uno de los empleados que recibe consistentemente el mayor número de reconocimientos y felicitaciones por parte de los usuarios cada mes.

Eso habla muy bien de Orlando, de su amabilidad, de su profesionalismo, de su buen servicio, pero, sobre todo, de lo buena persona que es.

Pero ese sentimiento no solo es percibido por los usuarios y pacientes de la institución, Orlando es también uno de los empleados más queridos por sus compañeros, quienes ven en él un ejemplo a seguir. Además, porque Orlando ha visto llegar a la mayoría de los empleados y, en muchos de los casos, ha sido el encargado de orientarlos y capacitarlos en sus procesos de inducción.

Orlando de Jesús Jiménez Serna el próximo mes de abril cumplirá 25 años en la Clínica Medellín. Su llegada a la institución se dio de manera particular. Él casi sin pensarlo e incluso quererlo se topó con una oportunidad de trabajo que hoy celebra y agradece, pues la institución se ha convertido en su segundo hogar y hoy, afirma, la lleva con gran amor y gratitud en su corazón.

“Yo no había sido nunca ni de clínicas, ni del área de la salud. Yo trabajaba antes en auditoría y recursos humanos. Resulta que por casualidades de la vida alguna vez me quedé sin trabajo, entonces ahí pasó una cosa curiosa, tuve a mi abuelo hospitalizado en la Clínica Medellín, en la sede del centro, entonces fui a visitarlo. No sé porque, pero me puse a mirar la farmacia de la clínica, no sabiendo yo que esa farmacia sería mi lugar de trabajo poco tiempo después”, relata Orlando al indagarle por su primer contacto con la institución.

Igualmente recuerda que estando en esa sala de espera se encontró con una compañera que había trabajado con él. “Ella me comentó que estaba trabajando en Clínica Medellín y yo, a su vez, que me había quedado sin trabajo. Su reacción en ese instante fue decirme, el jefe de personal te conoce, porque no lo visitas que él quizá pueda ayudarte. Y efectivamente lo visité y él me dijo, quieres trabajar acá, tienes algo de estudios o experiencia en instituciones de salud, y le dije no, pero yo aprendo, quiero que me den una oportunidad siquiera de estar unos dos meses mientras yo me vuelvo a ubicar, pero cuente con que yo le pongo todo el empeño. Entonces me dijo el único espacio que tengo disponible para ubicarte es en el área de farmacia”, complementa Orlando.

Igualmente cuenta que asumió el reto con mucho compromiso e interés, “pasaron los dos meses con tan mala suerte que el jefe de personal se fue, me quedé solo ahí, sin embargo, seguí para adelante, empecé a aprender de la farmacia, me estuve enterando de todo. Con el tiempo me dijeron usted qué, qué vamos a hacer aquí con usted pues no tiene estudios de formación. Entonces me presenté al Sena”.

Entre risas y nostalgia Orlando recuerda “yo decía, qué cosa tan brava, 600 personas que se presentan para escoger un grupito de 30. Entonces dije no, acá hay que tomar el toro por los cachos, me empecé a preparar con el químico farmacéutico y él me enseñó todo, entonces me fui a presentar el examen y efectivamente pasé, luego de eso seguí como auxiliar de farmacia por varios años acá en la institución”, puntualiza.

Después, Orlando hizo un corto paso por el área de tomografía y luego llegó al área de Urgencias, donde tuvo un comienzo que él relata como bueno, pero que para sus jefes requería algo más de él.

“El jefe de urgencias de esa época me dijo, Orlando necesito que se posicione en ese puesto, que se empodere, que lo vea como si fuera suyo y para delante. Entonces eso hice y me volví un poquito fuerte, más recio de carácter, obvio sin perder mi esencia, y me posicioné en ese puesto. Ahí dure 15 años”, recuerda Orlando.

Luego pasó al área de imagenología donde ya lleva 6 años en el cargo de auxiliar de admisiones imprimiendo su sello personal.

Ahora, no obstante su grata historia en Clínica Medellín, Orlando reconoce que su retiro de la institución está próximo, pues, tras 25 años de servicio, su pensión está a la vuelta de la esquina y será el momento de dar un paso al costado, pero reconoce que aunque lo hará con nostalgia, la sensación que le queda es la del deber cumplido, el de la satisfacción de haber sembrado en las nuevas generaciones la semilla de hacer con amor el trabajo y, sobre todo, pensando en que con cada pequeña acción se puede sumar para construir grandes cosas.

Esta es la historia de Orlando de Jesús Jiménez Serna, un gran profesional, pero un mejor ser humano. Gracias a él por sus servicios y por demostrar que la salud se construye persona a persona.


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