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El confort y la vigilancia durante la recuperación de esta intervención son cruciales para los pacientes. Un cuidado adecuado puede hacer la diferencia para verse y sentirse mejor.
Las cirugías de cabeza y cuello son quizás de las más complejas que existen dado que no solo atienden cuestiones de salud como resecciones de tumor o reconstrucciones de tráquea, entre otros, sino cuestiones estéticas y funcionales que son muy importantes para que el paciente se vea y se sienta mejor.
En esa tarea, además del papel que cumplen los médicos y especialistas, el personal de enfermería tiene un rol vital, en especial de cara al paciente, ya que es con quien más tiene contacto desde el principio hasta el final de su tratamiento.
Janeth Cristina Olano, enfermera especialista en cuidado crítico del adulto y miembro de la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica Medellín, señala que su responsabilidad tiene preponderancia en aspectos como la estabilidad del paciente, la fluidez de la sangre y el funcionamiento de los drenajes; la revisión de los tejidos o colgajos que se injertan, el suministro de medicamentos en el tiempo indicado, la revisión del confort –ubicación en la cama, cambio de posición, atención en caso de dolor, entre otros– e incluso el acompañamiento psicológico en caso de requerirlo.
En esa tarea, además del papel que cumplen los médicos y especialistas, el personal de enfermería tiene un rol vital, en especial de cara al paciente, ya que es con quien más tiene contacto desde el principio hasta el final de su tratamiento.
Janeth Cristina Olano, enfermera especialista en cuidado crítico del adulto y miembro de la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica Medellín, señala que su responsabilidad tiene preponderancia en aspectos como la estabilidad del paciente, la fluidez de la sangre y el funcionamiento de los drenajes; la revisión de los tejidos o colgajos que se injertan, el suministro de medicamentos en el tiempo indicado, la revisión del confort –ubicación en la cama, cambio de posición, atención en caso de dolor, entre otros– e incluso el acompañamiento psicológico en caso de requerirlo.
Una labor con vigilancia estrecha
En el posoperatorio de las intervenciones en cabeza y cuello, lo usual es que el paciente sea sedado en las primeras 12 a 24 horas, afirma Olano, pero eso depende del estado individual, no es una regla.
Una de las primeras indicaciones, y que el personal de enfermería debe vigilar constantemente, es que la persona mantenga su cabeza en posición recta, y que no se movilicen por sí mismos, para evitar alguna complicación.
“En el momento en que el paciente se despierta luego de la cirugía puede sentir dolor, y quizá generar alguna agitación, que se atienden mediante medicamentos. Allí les recordamos las posiciones en que deben mantener su cuerpo, de modo que se sientan cómodos y tranquilos”, dice la enfermera.
En las 24 horas siguientes a la cirugía, los colgajos que son injertados en el paciente deben tener un cuidado estricto, ya que pueden sufrir daños posteriores. “Estos llevan reimplantes de vasos sanguíneos susceptibles de sufrir problemas en la circulación. Para eso estamos pendientes de la estabilidad hemodinámica, con administración de líquidos, verificando que el paciente elimine bien, que tenga buena temperatura, y de que no haya alteraciones cuando se realiza la perfusión”, que es la introducción de medicamentos por vías subcutáneas, intravenosa, enteral o sonda gástrica.
Otro aspecto fundamental es revisar que no haya sangrado, y si el paciente requiere transfusiones sanguíneas.
Una de las primeras indicaciones, y que el personal de enfermería debe vigilar constantemente, es que la persona mantenga su cabeza en posición recta, y que no se movilicen por sí mismos, para evitar alguna complicación.
“En el momento en que el paciente se despierta luego de la cirugía puede sentir dolor, y quizá generar alguna agitación, que se atienden mediante medicamentos. Allí les recordamos las posiciones en que deben mantener su cuerpo, de modo que se sientan cómodos y tranquilos”, dice la enfermera.
En las 24 horas siguientes a la cirugía, los colgajos que son injertados en el paciente deben tener un cuidado estricto, ya que pueden sufrir daños posteriores. “Estos llevan reimplantes de vasos sanguíneos susceptibles de sufrir problemas en la circulación. Para eso estamos pendientes de la estabilidad hemodinámica, con administración de líquidos, verificando que el paciente elimine bien, que tenga buena temperatura, y de que no haya alteraciones cuando se realiza la perfusión”, que es la introducción de medicamentos por vías subcutáneas, intravenosa, enteral o sonda gástrica.
Otro aspecto fundamental es revisar que no haya sangrado, y si el paciente requiere transfusiones sanguíneas.
Los cuidados con la traqueostomía
Un paciente con cirugía de cabeza y cuello pasa, en promedio,
unos tres días en la UCI, antes de ser trasladado a hospitalización, donde estará unos quince días más, en caso de que la intervención sea exitosa.
El personal de enfermería, en conjunto con el de terapias respiratorias, son los responsables de enseñarles al paciente y a sus familiares como seguir los cuidados y las recomendaciones de higiene de las heridas quirúrgicas, y de estar atentos a las señales de alarma para saber cómo responder.
Muchos de los pacientes, dice la enfermera Olano, requieren traqueostomía, que es la instalación de una cánula a través de un orificio en el cuello, por la tráquea, para la asistencia respiratoria artificial. A esta hay que hacerle un aseo permanente en casa, retirándole secreciones como moco que la puedan obstruir y dificultar la respiración. Además, una mala manipulación atrae infecciones e incluso provoca neumonía.
El paciente que es sometido a una traqueostomía no se puede mojar la cabeza durante el baño, mientras tenga la cánula instalada.
“Generalmente los pacientes se van para la casa sin la misma independencia con la que llegaron, ya que tienen que guardar reposo, y requieren el apoyo de sus familiares. Por eso es importante la educación con los cuidados”, precisa Olano.
Si deseas ampliar tu conocimiento sobre esta temática y otras más relacionada con la enfermería y la cardiología, te invitamos a conectarte desde nuestras redes sociales a nuestras Jornadas Académicas Virtuales, EnlaCM.
Fecha: jueves 11 y viernes 12 de junio de 2020
Hora: 9:00 a.m. a 12:00 m
Transmisión en vivo y en directo a través de nuestro canal de YouTube y nuestras cuentas de Facebook e Instagram.
El personal de enfermería, en conjunto con el de terapias respiratorias, son los responsables de enseñarles al paciente y a sus familiares como seguir los cuidados y las recomendaciones de higiene de las heridas quirúrgicas, y de estar atentos a las señales de alarma para saber cómo responder.
Muchos de los pacientes, dice la enfermera Olano, requieren traqueostomía, que es la instalación de una cánula a través de un orificio en el cuello, por la tráquea, para la asistencia respiratoria artificial. A esta hay que hacerle un aseo permanente en casa, retirándole secreciones como moco que la puedan obstruir y dificultar la respiración. Además, una mala manipulación atrae infecciones e incluso provoca neumonía.
El paciente que es sometido a una traqueostomía no se puede mojar la cabeza durante el baño, mientras tenga la cánula instalada.
“Generalmente los pacientes se van para la casa sin la misma independencia con la que llegaron, ya que tienen que guardar reposo, y requieren el apoyo de sus familiares. Por eso es importante la educación con los cuidados”, precisa Olano.
Si deseas ampliar tu conocimiento sobre esta temática y otras más relacionada con la enfermería y la cardiología, te invitamos a conectarte desde nuestras redes sociales a nuestras Jornadas Académicas Virtuales, EnlaCM.
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