Aunque no es tan frecuente, esta patología requiere de una intervención inmediata para evitar complicaciones más severas.
Si usted es hombre, imagine que uno de sus testículos gira sobre su propio eje, literalmente se “ahoga” con el escroto (el saco que lo contiene) y no le llega el flujo sanguíneo que viaja hacia esta parte de su cuerpo. Ahora trate de no sentir retorcijones o escalofríos de solo recrear esa escena en su mente.
Si le genera ese tipo de sensaciones de solo imaginarlo, sepa que el dolor físico cuando se configura la torsión testicular (su nombre clínico) es inaguantable y por eso se le considera como una emergencia que requiere atención prioritaria en máximo las primeras cuatro a seis horas a partir de su surgimiento. Si se supera ese margen, disminuyen las posibilidades de recuperar las funcionalidades del testículo y puede producirse su muerte
Aunque de acuerdo con Juan Luis Jaramillo, médico urólogo de la Clínica Medellín, su incidencia a nivel mundial no es tan frecuente –se presenta en uno de cada cuatro mil hombres menores de 25 años–, no es una patología a la cual se le deba dar ventaja.
¿Por qué se presenta la torsión testicular?
En la mayoría de los casos, esta patología se produce por un defecto congénito –de nacimiento– que se denomina el badajo de campana. Este provoca que el testículo no se fije en su parte inferior al escroto; en palabras coloquiales, queda flotando dentro de este saco.
La torsión testicular se genera principalmente en los hombres entre 13 y 25 años, una etapa en la que se origina el mayor flujo hormonal por su desarrollo físico.
Esta patología, dice Jaramillo, se puede suscitar de forma espontánea y sin que haya un aviso previo. No hay ninguna ayuda diagnóstica ni exámenes que la puedan prever. Eso sí: cuando brinda la primera señal, esta es inocultable y el dolor es agudo y grave.
“El paciente puede estar durmiendo, jugando fútbol, nadando, viendo televisión. No importa la actividad: la torsión testicular aparece con un dolor súbito. Tampoco se manifiestan fiebres ni síntomas urinarios”, complementa el médico.
Los traumas producto de golpes o caídas pueden incidir en el surgimiento de la torsión testicular, pero ya el paciente debería tener el defecto congénito previamente para que la patología se origine.
El manejo clínico
La torsión puede afectar a cualquiera de los dos testículos de los hombres. No hay evidencia médica hasta ahora que indique una probabilidad de que se genere en ambos al mismo tiempo.
Una vez es identificada la patología, el paciente debe ser intervenido en cirugía de inmediato para revisar el estado del órgano y verificar si aún mantiene sus funcionalidades.
La operación es relativamente corta, dura entre media hora y cuarenta minutos. Se realiza una incisión pequeña en el escroto y se exponen los testículos para revisar su estado. En caso de que el afectado aún tenga vida, se le hace una fijación al escroto para evitar que se vuelva a torcer. Si, por el contrario, está muerto debido a que ya no le llega el riego sanguíneo, se retira dada su condición necrótica y se interviene el otro testículo para evitar que le ocurra lo mismo. La incapacidad médica producto de esta cirugía es de unos diez a quince días.
Juan Luis Jaramillo aclara que el hombre que queda con un testículo funcionando no tendrá problemas para seguir con su vida normal en todos los ámbitos en los que intervenga este órgano, dado que tiene la capacidad de suplir los requerimientos hormonales y de procreación.