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La pérdida del olfato es más frecuente de lo que se suele pensar y sus causas pueden ser muy variadas. La ausencia de este sentido repercute en diversos ámbitos de la vida porque es esencial para el reconocimiento y la interacción con nuestro entorno.


El doctor Carlos Andrés Urzola Mosquera, otorrinolaringólogo de la Clínica Medellín, nos explica que el olfato es uno de nuestros cinco sentidos junto con el tacto, el oído, la vista y el gusto y precisamente nos permite comunicarnos con el medio que nos rodea y llevar información al cerebro.

“El olfato es extremadamente importante para funciones especiales como la defensa, la caza, la advertencia de peligro e inclusive el enamoramiento. Por otro lado, también es uno de los sentidos que más ha involucionado en el ser humano, es decir, lo hemos perdido a medida que avanzamos en la escala evolutiva”, recalca nuestro invitado.

Igualmente ejemplifica que el olfato del ser humano tiene cinco millones de receptores en su nariz, mientras que el perro tiene más de 220 millones de receptores. En otras palabras, el olfato del perro es exponencialmente más sensible que el de los humanos, por eso los caninos pueden detectar olores a kilómetros de distancia. Inclusive son usados para detectar enfermedades y obviamente, como se sabe, para detectar explosivos o sustancias prohibidas.

Funcionamiento del olfato

Según detalla el doctor Urzola, precisamente por tratarse de uno de los sentidos que más ha involucionado, hasta hace muy poco tiempo se entendió realmente cómo funciona el olfato. “Realmente llevamos menos de 20 años de esa comprensión, que inclusive ese trabajo mereció un premio Nobel a principios de este siglo (2004)”, puntualiza.

Ante la pregunta de ¿Cómo funciona olfato?, el otorrinolaringólogo de la Clínica Medellín explica que “nuestra nariz posee unos receptores olfativos que quedan en la parte superior de la nariz, como les conté más o menos son cinco millones de receptores olfativos en total, ubicados en un área no mayor a un cm cuadrado. Entonces los olores llegan a través de la nariz, viajan por diminutas partículas que contienen gas y agua; suben hasta el techo de la nariz, ahí son captadas por los receptores y esos receptores olfativos transmiten impulsos nerviosos que llegan a un área especial del cerebro que reconoce los olores”.

Pérdida de olfato

La pérdida de olfato de por sí constituye un reto diagnóstico y terapéutico. No es fácil detectar la pérdida del olfato porque es algo que no se ve. Y no existe un examen específico para detectarla, solamente la percepción del paciente.

“Cuando el paciente llega a la consulta de otorrinolaringología diciendo que tiene alteraciones en su olfato, pueden suceder diferentes cosas. Una anosmia, que es la pérdida total del olfato; una hiposmia, que es la disminución de la capacidad olfativa; una disosmia que es la alteración del olfato del paciente, es decir, un olor le huele otra cosa, por ejemplo, algo dulce de huele amargo o el café le huele a algo diferente; una cacosmia que significa que las cosas que percibe el paciente tienen un olor desagradable; o inclusive, existe otro síntoma que se denomina fantosmia, en esta alteración el paciente percibe olores donde los hay”, pondera nuestro invitado.

Del mismo modo, el doctor Urzola señala que cuando un paciente presenta una alteración en el olfato, se deben buscar causas anatómicas, funcionales o inclusive neurológicas. “Lo primero que hay que hacer cuando un paciente ha alterado el olfato es evaluar su nariz, la desviación septal, la hipertrofia de cornetes o la presencia de tumores benignos como pólipos. Igualmente, la rinitis y la sinusitis crónica son causas muy frecuentes de alteración en el olfato. Por eso lo primero que debemos evaluar son las enfermedades propias de la nariz. En segundo lugar, están los virus, todos los virus respiratorios pueden causar pérdida olfativa en mayor o menor grado. El virus de la gripa, el virus de la influenza y como vimos recientemente el virus del COVID”.

Sin embargo, nuestro invitado también señala que no todas las causas de la pérdida del olfato están en la nariz. “Pacientes con alteraciones neurológicas, por ejemplo, migraña, convulsiones. cefaleas crónicas o inclusive tumores cerebrales pueden generar alteraciones al olfato. Entonces es preciso sospechar que pacientes que presentan alteraciones olfativas puedan ser causadas por alguna alteración neurológica”, puntualiza el otorrinolaringólogo de Clínica Medellín.

Diagnóstico

El diagnóstico de la pérdida olfativa no es fácil según comenta el doctor Urzola. “Existen algunas pruebas, que se llaman test de olfacción u olfativos, en el cual se le pone al paciente con los ojos cerrados a percibir diferentes aromas o sustancias muy suaves y conocidas, por ejemplo, el olor a chocolate, el olor a vainilla, el olor a caramelo, el olor a lavanda o el olor a café. Entonces, según la cantidad de olores que el paciente pueda identificar, se puede determinar si tiene un olfato normal o alterado”, puntualiza.

Igualmente, el doctor Urzola comenta que existe una prueba nueva denominada potenciales evocados olfativos, que aún no se realiza en nuestro país, pero que se espera contar con ella próximamente.

Tal y como comenta nuestro invitado, el segundo paso cuando ya se ha detectado una alteración del olfato, bien sea por examen o por historia clínica, es efectuar al paciente un examen de su nariz. Entonces se realiza una nasofaringoscopia para revisar las diferentes estructuras anatómicas de la nariz y buscar causas de pérdida olfativa. Igualmente se debe realizar una tomografía de senos paranasales para mirar justamente la mucosa olfatoria en el techo de la nariz y confirmar si hay problemas de rinitis, sinusitis, pólipos o causa obstructivas. Y, si se sospecha de causas neurológicas, el paciente puede llegar a necesitar imágenes neurológicas como una resonancia.

Tratamiento y recomendaciones
El doctor Carlos Andrés Urzola indica que en el tratamiento para la pérdida del olfato lo más importante es cuidar nuestra nariz. “Cuando una pérdida olfativa se instaura el tratamiento no es fácil, entonces primero debemos cuidar nuestra nariz, que significa cuidar nuestra nariz, evitar golpes, evitar traumas, ser muy delicados con nuestra nariz. Si sufrimos de patologías respiratorias, tratarlas a tiempo, si tenemos gripas con frecuencia, acudir al médico para tratar esas gripas a tiempo, obviamente evitar accidentes o tener protección adecuada usando cascos para minimizar los golpes. También es importante evitar la exposición olores fuertes de una forma prolongada como gases, olores químicos, olores de detergente o perfumes en altas concentraciones y por supuesto, evitar el consumo de tabaco o cigarrillo que también altera nuestro olfato”.

Si el paciente ya tiene una pérdida olfativa instaurada, lo más importante es actuar a tiempo. Tenemos muy pocas horas y muy pocos días para hacer un buen tratamiento.

• Cuando el paciente pierde el olfato por COVID debe empezar el tratamiento inmediatamente. Ese tratamiento incluye lavados nasales, estimulaciones olfativas, medicamentos antiinflamatorios. En algunas ocasiones puede requerir antibióticos, si es el caso, para tratar de recuperarlo.

• Si la pérdida del olfato es por rinitis o sinusitis debe instaurarse de forma pronta el tratamiento de la rinitis y la sinusitis.

• Cuando la perdió olfativa es por obstrucción de la nariz mecánica, bien sea por pólipos por hipertrofia de cornetes, por masas benignas, por masas malignas o desviaciones del tabique. En muchos casos hay que llevarlos a cirugía y se puede recuperar el olfato de una forma importante.

• Ya si la causa del olfato son problemas neurológicos como migraña, convulsiones, síndromes, epilépticos, cefalea crónica o tumores del sistema nervioso central. Los otorrinos derivan al paciente, al neurólogo y neurocirujano para el tratamiento pertinente.

Para concluir, el doctor Urzola enfatiza en que existe una terapia muy interesante que se llama la terapia olfativa, que es una terapia básicamente que lo que hace es estimular el olfato con olores muy suaves todos los días tratando de despertar esas neuronas que están alteradas.

Igualmente advierte que se debe evitar oler sustancias muy fuertes, por ejemplo, boxer, thinner o cloro, porque estas sustancias son irritantes y al contrario empeoran la condición del paciente con pérdida olfativa.

En síntesis, el tratamiento debe consistir en tratar la enfermedad de base y, luego, hacer irrigaciones nasales con solución salina o agua de mar y tercero, hacer estimulación olfativa y en casos seleccionados, remisión con neurólogo o neurocirujano.


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