Por primera vez, el equipo médico de la institución realizó esta intervención que brinda beneficios en el tratamiento a los pacientes con algunos tipos de cáncer.
También conocida como Sugarbaker, la cirugía de citorreducción más quimioterapia intraperitoneal hipertérmica (HIPEC) es reseñada por el Instituto Nacional de Cancerología como una intervención que fue diseñada en principio para dos enfermedades: tumores de la apéndice y mesotelioma.
Con el tiempo, según la entidad, el procedimiento se ha ido extendiendo a otras enfermedades como los cánceres de colon, ovario, gástrico y estómago, esto debido a que “son tumores que pueden regarse al peritoneo y que, por estudios, se ha visto que tienen unas buenas tasas de supervivencia, incluso superiores a la quimioterapia”, se lee en el sitio web del Instituto.
El equipo médico de la Clínica Medellín realizó a principios de julio de este año la primera intervención de este tipo en sus instalaciones. El doctor Juan Camilo Correa, cirujano oncólogo de la institución, quien participó en el proceso, comentó que se hizo en una paciente de 36 años con cáncer de colon.
“Esta es una herramienta más dentro del esquema de tratamiento oncológico que tenemos”, expresó el especialista, quien advierte que esta no es aplicada a cualquier persona: hay que cumplir unos requisitos para ser candidato a la intervención.
Cada caso debe ser discutido en una junta médica multidisciplinaria integrada por un oncólogo clínico, radioterapeutas, radiólogos, nutricionistas, anestesiólogos, médicos de cuidados intensivos y psicólogos, que intervienen en el abordaje del paciente.
El concepto de esta junta es determinante para saber si la persona aplica o no a la cirugía, ya que, como advierte Juan Camilo Correa, dada la complejidad de la intervención existe entre un 30 % y un 40 % de probabilidades de que la cirugía genere una complicación, como una infección de la herida, una neumonía o requerir una operación adicional; es por ello que se requiere el concepto de la junta previo a su aplicación.
¿Cómo se desarrolla la operación?
En su descripción de la cirugía, Correa afirma que esta se divide en dos fases: inicia con una citorreducción, que consiste en el retiro o el resecado del tumor, tras cerrar el abdomen de forma temporal lo que sigue es la quimioterapia intraperitoneal hipertérmica.
En esta fase son introducidas en el abdomen unas sondas a través de las cuales se infunde la quimioterapia a altas temperaturas, entre los 41 ºC y 43 ºC, para que el calor o la hipertermia ayude a que la célula tumoral esté más reactiva y responda de mejor manera a la quimioterapia. Esta es una de las principales ventajas de este procedimiento.
“Es una cirugía que ha demostrado tener beneficios para los pacientes”, y que, en palabras de Correa, suma una herramienta más al tratamiento oncológico en las enfermedades ya mencionadas, pues antes de esta técnica, solo se contaba con la quimioterapia como alternativa, y más como un manejo paliativo que con intención curativa.
Con esta cirugía, hace énfasis el doctor, hay una posibilidad de cura y de que la enfermedad no vuelva, lo cual antes no ocurría.
Una oportunidad más que amplía las alternativas de mejora en la condición de salud de los pacientes y que les da más esperanza para superar su enfermedad.