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El Fentanilo es un potente fármaco opiáceo sintético aprobado para uso como analgésico (alivio del dolor) y anestésico. Es aproximadamente 100 veces más potente que la morfina y 50 veces más potente que la heroína como analgésico. Su uso fuera del contexto intrahospitalario no está indicado y es sumamente peligroso.


Héctor Holguín, químico farmacéutico de la Clínica Medellín, nos explica que el manejo del dolor en un contexto médico se hace desde hace mucho tiempo, y se efectúa a través de algo que es llamado los opioides, que es un derivado del opio de las amapolas, específicamente del botón de la amapola.

De la flor de la amapola se saca el látex y en ese látex hay una sustancia llamada opio. “Este lo utilizaban antes, pero encontraron que a medida que utilizaban el opio, el mismo quitaba el dolor, pero a su vez generaba adicción, pues hay que partir de un principio básico, todo lo que genera placer genera adicción y eso aplica tanto para los medicamentos como para cualquier otra situación”, destaca Holguín.

Nuestro invitado también nos explica que hay adictos al trabajo porque trabajar activa los centros del placer y lo que me da placer me da adicción. “Hay adictos también a la comida, hay adictos al ejercicio, hay adictos al sexo, hay adictos a todo, y los medicamentos están dentro de ese rango”, puntualiza.

Los opioides, entonces según nuestro invitado, tienen esa característica, y es que en el mismo sitio donde ejercen efecto analgésico y quitan el dolor, ahí mismo, en ese mismo receptor, producen placer. Entonces, digamos, separar el dolor del placer es muy difícil, y es esa condición, sin una supervisión médica y sin un uso indicado, puede generar adicción.

En esa búsqueda entonces por encontrar el equilibrio entre un medicamento que fuera eficaz en el tratamiento del dolor y que genera menos adicción nacieron los opioides sintéticos, entre ellos el fentanilo, la morfina, la codeína y la misma heroína, entre muchos otros. El mal uso de estos por parte de algunas personas generó un comercio ilegal de estas sustancias, muchas de estas de manera indiscriminada y muy rentable para quienes las comercializan.

En el caso concreto del fentanilo, nació como droga sintética desarrollada en la década de los sesenta como una alternativa más potente y segura que la morfina, ampliamente utilizada durante procedimientos quirúrgicos mayores y como analgésico para tratar dolores intensos, tales como lesiones profundas, traumas y cuidados paliativos.

Como todos los opioides, el fentanilo se distribuye por el torrente sanguíneo y alcanza el sistema nervioso central en busca de su objetivo: los receptores opiáceos, elementos de las neuronas a los que se unen, ralentizando su actividad y disminuyendo las señales que transmiten el dolor. “Al interactuar con el receptor opiáceo, (el fentanilo) modula el dolor. Entre otras cosas, produce desentendimiento, sedación, aletargamiento y una sensación de bienestar”, asegura nuestro invitado.

El Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos (NIDA, por sus siglas en inglés) también caracteriza a la euforia, felicidad extrema y confusión como efectos propios del fentanilo. Sin embargo, la misma potencia que supone una ventaja sobre otros opioides para su uso médico, se traduce en un riesgo mortal para los consumidores del mercado ilegal.

'Droga zombi'

El fentanilo fue utilizado originalmente como analgésico intravenoso. Sin embargo, en las décadas de 1970 y 1980, su uso se expandió a otros fines, especialmente recreativos.

La acción del fentanilo en el organismo humano es compleja y multifacética. En nuestro cuerpo, hay más de 20 péptidos opiáceos endógenos, como las endorfinas, que facilitan que sustancias como el fentanilo actúen en lugares específicos del cerebro. La estimulación de estas sustancias en el sistema nervioso central puede afectar lo que se conoce como sistema cerebral de recompensa, que regula diversos aspectos del comportamiento humano, como el placer, la memoria y el aprendizaje.

La poderosa estimulación que el fentanilo induce en este sistema puede llevar a cambios cerebrales conocidos como neuroadaptaciones. Estos cambios promueven una mayor tolerancia (lo que significa que se requieren dosis cada vez mayores para lograr los efectos deseados), la dependencia, la adicción y síntomas de abstinencia.

Según Holguín, la toxicidad y el potencial adictivo del fentanilo supera los de la morfina y la heroína. Sumado a su costo relativamente bajo de fabricación y venta, esto contribuye al aumento del riesgo de sobredosis. El fentanilo, por ejemplo, es 50 veces más potente que la heroína, una potencia que lo ha convertido en uno de los opiáceos sintéticos más destacados y temidos.

Fentanilo farmacéutico Vs. fentanilo ilegal

El fentanilo es el gran protagonista de la crisis de opioides en Estados Unidos, un problema de salud pública sin precedentes que en 2021 provocó más de 107.000 decesos por abuso de sustancias, de acuerdo con cifras de los Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Holguín es enfático al resaltar las diferencias entre el fentanilo farmacéutico y su fabricación como droga ilegal: mientras el fentanilo de uso médico se administra en dosis controladas con un alto margen de seguridad, el que circula en las calles se fabrica en laboratorios clandestinos, en ocasiones de manera artesanal.

La dosis terapéutica de fentanilo es de aproximadamente 100 microgramos para producir el efecto analgésico deseado y para producir una depresión respiratoria se necesitan casi ocho veces esa cantidad. El fentanilo farmacéutico mantiene un margen de seguridad muy amplio y ha pasado controles de calidad acreditados y certificados. No así el que se vende en el mercado ilegal, del que se ignora tanto la dosis como las sustancias utilizadas durante su fabricación. Además, a partir de su popularización, el consumo de otros opioides reviste un riesgo extra: con la intención de potenciar sus efectos para maximizar ventas, el fentanilo se agrega a la heroína o cocaína, un factor que puede resultar decisivo para sufrir una sobredosis que ponga en riesgo la vida.

Signos de sobredosis

El reconocimiento de los signos de una sobredosis por opioides puede salvar una vida. Estas son algunas de los signos que se deben observar:

• Pupilas pequeñas, contraídas, como de punta de alfiler
• Quedarse dormido o perder el conocimiento
• Respiración lenta, débil o sin respiración
• Sonidos de atragantamiento o gorjeos
• Cuerpo flácido
• Piel fría o húmeda y pegajosa
• Manchas en la piel (especialmente en los labios y las uñas)
• Marcas de punciones o moretones por uso de agujas

Recomendaciones

A manera de recomendación nuestro especialista invitado recalca que lo más importante es que si se detecta que un familiar o una persona cercana está inmersa en el consumo de drogas como el fentanilo, esta persona requiere ayuda profesional, pues requiere de un proceso que incluye apoyo y tratamiento por parte de profesionales de la medicina y la psicología.

“El fentanilo no es una droga que se pueda dejar de la noche a la mañana, para deshabituar su uso no se requiere solamente fuerza de voluntad, sino acompañamiento e intervención profesional”, concluye Héctor Holguín, quien además subraya que en caso de encontrar a una persona en estado de sobredosis se debe acudir con ella de manera inmediata al servicio de urgencias.


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