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Los riesgos de incurrir en esta práctica porque alguien se lo recomendó o lo leyó en una cadena sin sustento científico pueden acarrear consecuencias graves en su organismo.


Ha sido un problema frecuente contra el que los profesionales de la salud han combatido por años, pero la aparición repentina del virus del COVID-19 en 2020 y la insuficiente información que sobre él existía al inicio de la pandemia -aún hoy se siguen desarrollando investigaciones–, lo acrecentó: la práctica indebida por parte de muchas personas de automedicarse porque alguien cercano les recomendó algo o lo leyeron en una cadena que circula en redes sociales o aplicaciones de mensajería.

Esther Bravo, química farmacéutica de la Clínica Medellín, afirma que en la actualidad se han desarrollado vacunas que previenen o mitigan los efectos del virus, fabricadas siguiendo todos los parámetros normativos y de seguridad, pero no hay en el mercado ningún medicamento ni sustancia que tenga evidencia científica para certificar que combate esta enfermedad.

Por eso lo más importante es que cuando alguien les recomiende un producto que les ayudará a prevenir o mitigar el virus, se informen con fuentes verídicas que, responsablemente, les indiquen los efectos adversos que su consumo les podría causar.

Con ayuda de Esther Bravo, enlistamos y resolvemos las dudas más frecuentes sobre algunos de los productos que han sido sugeridos en algunas publicaciones sin sustento científico.

1. La moringa

Este producto proviene de árboles nativos de África y Asia, que, como muchas otras plantas, contiene algunas propiedades, especialmente rico en proteínas dependiendo de si es el tallo, la hoja o la raíz, pero no hay ningún estudio que certifique que su consumo combate el COVID-19.

Algunos de los efectos adversos de un consumo irresponsable de este producto son la diarrea, la deshidratación severa o las úlceras gástricas, en especial personas mayores o con comorbilidades.

2. La aspirina

Si bien es cierto, como dice Bravo, que el COVID-19, por ser altamente inflamatorio, puede producir efectos trombóticos en el organismo, no es correcto afirmar que el consumo de aspirina –utilizado para prevenir ciertos tipos de trombos– previene el virus.

Esta información falsa fue difundida al comienzo de la pandemia indicando que en otros países lo habían hecho y estaba funcionando, pero en realidad no hay sustento clínico que lo hoy lo valide, y en cambio si se ingiere en cantidades no recomendadas puede provocar úlceras sangrantes, hemorragias gastrointestinales o intracraneales, con la posibilidad de que sean severas en pacientes con otras comorbilidades.

3. Ivermectina

Este medicamento se hizo famoso durante un periodo de la pandemia dado que incluso algunas autoridades lo promocionaron como cura para el virus, pero el Invima salió al paso para aclarar que su uso solo está permitido en algunos estudios clínicos controlados.

De acuerdo con la Administración de Alimentos y Medicamentos, la ivermectina se utiliza con frecuencia “para tratar o prevenir los parásitos”, y este organismo ha recibido reportes de que algunos pacientes han debido ser hospitalizados al ingerir este medicamento.

4. El dióxido de cloro

Con decir que es un agente desinfectante que se usa en hospitales y centros de salud para esterilizar equipos, podría ser suficiente ilustración, pero conviene insistir y aclarar que su suministro en humanos no combate el virus, y quienes lo han recomendado han cometido un acto irresponsable sin sustento científico de ninguna clase.

La recomendación final de Esther Bravo es contrastar siempre la información que le brinden con profesionales del área de la salud o con fuentes o publicaciones verídicas y confiables en Internet, que responsablemente informen sobre los efectos de cada uno de estos productos anunciados como supuestas curas contra el COVID-19.


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