El deporte y la salud cardiovascular: un matrimonio no exento de riesgos

Practicar un deporte con relativa frecuencia, como correr, montar en bicicleta, nadar, jugar fútbol, siempre será una de las mejores recomendaciones que se les puedan brindar a las personas para llevar una vida saludable y evitar el sedentarismo. Por otro lado, si esta actividad no se ejecuta de la forma adecuada, puede existir el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares que pongan en riesgo su bienestar y hasta su vida.

Dice el doctor Luis Miguel Ruiz, médico internista de la Clínica Medellín, que, aunque el deporte trae consigo muchos beneficios, en tiempos recientes se ha identificado que es tan perjudicial no hacer ninguna actividad física como efectuarla en forma extrema. “Incluso los pacientes con una alta carga de este tipo, como los atletas de alto rendimiento, tienen mayor riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares que antes no eran identificadas, como la fibrilación auricular”.

Por lo anterior, si alguna persona quiere empezar a hacer ejercicio, tiene que saber, en primer lugar, no hay enfermedades cardiovasculares asociadas a este, y tener presente que actividad física le es recomendada de acuerdo con su estado.

El doctor explica que, si el paciente se ejercita con un alto desempeño cardiovascular, habrá algunos pasajes en los que se incremente el riesgo por osteoporosis, fibrilación auricular, taquicardia auricular, entre otras.

¿Qué tan riesgoso es?

Luis Miguel Ruiz asegura que la muerte súbita en deportistas aficionados, recreativos o de alto rendimiento no es tan frecuente; generalmente se reporta en uno por cada 100.000 casos en pacientes menores de 35 años, pero el panorama cambia cuando son mayores a esta edad, ya que la prevalencia sube a uno por cada siete mil.

Esto se debe a que los mayores de 35 tienen más incidencia de enfermedades coronarias, infartos, isquemias, entre otras patologías, además de la suma de factores asociados como colesterol alto, tabaquismo activo y más.

En cualquier edad, la recomendación es saber cuál es su estado físico antes de comenzar con la actividad física. No importa si no se siente nada, si no tiene dificultad para respirar no hay dolores, con creer que todo está funcionando bien no basta. Lo conveniente es realizarse un examen físico o un electrocardiograma que descarte patologías previo a la práctica de un ejercicio de moderada o alta intensidad.

Estas pruebas entregan suficiente información sobre la condición del paciente y permiten brindarle una orientación sobre sus intereses deportivos, en caso de detectar alguna anomalía que sea necesaria intervenir.

Otro aspecto que resalta Ruiz es cuando las personas son sedentarias entre semana por sus ocupaciones, pero quieren desquitarse los fines de semana con cargas de alta intensidad. Esto aumenta el riesgo de lesiones osteomusculares que pueden ser graves, como fracturas e igual sucede con la salud cardiovascular, ya que el sobreesfuerzo ocasiona alteraciones serias como arritmias, isquemias del miocardio o lesiones miocárdicas tipo infarto, con riesgo de una muerte súbita.

“Las guías sugieren que la práctica sea regular y que no pasen más de dos días seguidos sin ejercitarse. Y quien no es deportista activo, se recomiendan entre 35 y 45 minutos de actividad aeróbica de moderada intensidad”, expone Ruiz.

Un punto por revisar es la alimentación antes, durante y después de la práctica deportiva. Hay factores de riesgo que se asocian con enfermedades cardiovasculares y comorbilidades generadas por la ingesta de algunos productos. Por ejemplo, la diabetes mellitus al consumir azúcares, o la hipercolesterolemia por la abundancia de carbohidratos en la dieta. Por eso la sugerencia es llevar una nutrición saludable, que no sea hipercalórica y que aporte las calorías fundamentales para un adecuado desempeño.

A ejercitarse, pero con cuidado para no exagerarse y ocasionar una tragedia.