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Si bien esta enfermedad no es tan frecuente como las demás de su tipo, pocos pacientes logran sobrevivir. La prevención es clave.


Diversos estudios disponibles a escala global advierten de la letalidad del cáncer de páncreas, pues a pesar de representar solo entre el 2 % y el 3 % de las enfermedades de su tipo en el mundo, apenas el 5 % de los pacientes sobreviven más de cinco años después de su diagnóstico.

El cáncer de páncreas tiene mayor incidencia en pacientes mayores de 65 años, aunque puede presentarse a cualquier edad, incluso en menores de 40 años.

Bien lo señala Natalia Arango, oncóloga clínica de la Clínica Medellín, que pese a ser poco frecuente, “desafortunadamente los diagnósticos son tardíos porque los síntomas aparecen cuando la enfermedad ya está muy avanzada”. Esto se debe a que no hay exámenes de detección específicos que puedan detectar fácil y confiablemente el cáncer de páncreas en estadio temprano en personas que no tienen los síntomas de la enfermedad. Esto significa que a menudo no se detecta hasta etapas avanzadas, cuando el cáncer ya no se puede extirpar con cirugía o se ha diseminado desde el páncreas a otras partes del cuerpo.

El consumo de cigarrillo y alcohol, la obesidad, dieta rica en grasa y la diabetes no controlada son los principales factores de riesgo que provocan esta enfermedad, aunque también influyen la edad y la raza y algunos genes hereditarios, que generan una predisposición en los miembros de ciertas familias.

“El consumo de cigarrillo casi duplica la incidencia de este cáncer”, señala la doctora Arango, por tanto, es importante que quienes han tenido familiares con esta enfermedad eviten esta práctica para reducir la probabilidad de contraerla.

Una de las dificultades de detectar este tipo de cáncer es que los síntomas no suelen manifestarse con intensidad, y estos la mayoría de las veces aparecen solo hasta cuándo se encuentra en estadios muy avanzados. Los síntomas más frecuentes son el dolor abdominal en efecto cinturón, es decir, que se origina en la parte de adelante y se prolonga hacia la espalda, pérdida de peso no explicable o sin causa aparente y la piel de los pacientes, además, suele tornarse de color amarillento, al igual que el contorno de sus ojos, orina oscura, deposiciones blancas, sensación de mucho cansancio

Es común que el cáncer de páncreas sea diagnosticado en estadios avanzados 3 o 4, cuando ya ha comprometido otros órganos cercanos, como los ganglios retroperitoneales, el hígado o el pulmón.

Las funciones del páncreas

Este órgano está localizado en el abdomen, en la parte superior del ombligo hacia el posterior de la espalda. cerca al estómago y el intestino.

Su función se centra en ayudar a la digestión de los alimentos y secretar sustancias como la insulina, que ayuda a regular el metabolismo de la glucosa (azúcar en la sangre).

Cuando el páncreas no funciona bien puede ocasionar que los pacientes sufran diabetes y en estos casos los pacientes necesitan aplicarse insulina para suplir la ausencia de esta sustancia.

“Una persona puede vivir si el páncreas es extirpado, pero necesita de suplemento de insulina para sobrevivir; en ese instante se convierte en diabética”, señala la especialista.

Algunos estudios han indicado que la diabetes aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de pán-creas, especialmente cuando una persona ha tenido diabetes durante muchos años y repentina-mente presenta elevación marcada de cifras de glucemia sin explicación. Además, desarrollar re-pentinamente diabetes más tarde en la adultez puede ser un síntoma temprano de cáncer de páncreas. Sin embargo, es importante recordar que no todas las personas que tienen diabetes o a las que les diagnostican diabetes en la adultez desarrollan cáncer de páncreas.

El manejo

En los casos en los cuales esta enfermedad es diagnosticada en etapas tempranas, el manejo recomendado es mediante un procedimiento quirúrgico para hacerle una recepción completa del páncreas y el resecado de los ganglios que están alrededor, si estos se encuentran comprometidos.

Posterior a esa intervención y de acuerdo con lo encontrado en la patología, se realizan las quimioterapias, que son medicamentos aplicados a través de una vena, o por vía oral, por alrededor de los siguientes seis meses.

Hay circunstancias en las que la cirugía no es factible, debido a que el páncreas está muy cerca de la vasculatura, es decir, de las arterias y las venas, y/o por su tamaño el tumor las puede estar desplazando, lo cual obliga a intervenir con quimioterapia para reducirlo y que el cirujano pueda hacer posteriormente el procedimiento sin tanto riesgo.

Cuando los pacientes son diagnosticados en estadios etapa IV, el más avanzado, el manejo es diferente porque la enfermedad ya es considerada como incurable y en ese caso, el tratamiento será con intención paliativa para “frenar” el crecimiento del tumor; adicionalmente se requiere de un acompañamiento paliativo desde el alivio del dolor hasta su etapa final.

La recomendación final de la doctora Natalia Arango es que quienes hayan tenido casos de este cáncer en su familia se realicen un chequeo anual, desde cinco o diez años antes de la edad en la cual su pariente fue diagnosticado; para las demás personas no existe ningún tamizaje activo y se recomienda hábitos de vida saludable, que incluya restringir la ingesta de grasa, no consumir licor y evitar fumar.


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