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Tener la uretra más corta que los hombres es uno de los factores por los cuales las infecciones urinarias son más comunes en las mujeres que los hombres.

El doctor Miguel Pinzón, médico internista e infectólogo de la Clínica Medellín, explica que esta cuestión, sumada a que la uretra femenina es más horizontal que la masculina, facilita el acceso ascendente de microorganismos que provocan este tipo de infecciones desde la flora más externa o perianal hasta el sistema colector o urinario.

 Microorganismos que, en el 80 % de los casos, se trata de la bacteria E. coli. El resto son enterobacterias y gérmenes del grupo SPACE, que ofrecen resistencia a algunos antimicrobianos.

A lo anterior hay que agregarle que, por los partos y embarazos, la uretra en las mujeres tiende a aplanarse y a generar un reflujo urinario, que recoge infecciones o la colonización de dicha área por las bacterias.

Entre otras, una causa está relacionada con las relaciones sexuales, que pueden provocar microtraumas y, con la penetración, la presencia de microorganismos.

En el caso de los hombres, las infecciones urinarias son menos frecuentes, pero su incidencia aumenta entre los 40 y 45 años, cuando hay factores anatómicos relacionados con hiperplasia prostática benigna, que suscita un reflujo en la orina y una obstrucción, facilitando la presencia de bacterias y el proceso infeccioso.


Los síntomas

Es común que una infección urinaria se confunda con la presencia de bacterias en la orina, y no son lo mismo.

Una infección se presenta con el ardor al orinar, llamada disuria; con el aumento de la frecuencia para miccionar, pujo o contracciones violentas, fiebre y dolor pélvico.

En ocasiones, sin que se registre alguna de estas señales, los pacientes acuden para hacerse un urocultivo que les arroja la presencia de una bacteria y creen que se trata de una infección, algo que descarta el doctor Pinzón. Incluso, agrega que hay médicos que envían tratamientos empíricos sin tener la certeza de que, en efecto, hay un proceso infeccioso, generando toxicidad en la persona por recibir algo que no necesita, o incrementando la resistencia microbiana por la presión que ejerce el antibiótico suministrado.

Los síntomas, en todo caso, deben ser revisados en consulta, pues por ejemplo el ardor al orinar también es posible que lo provoque una vulvovaginitis candidiásica en las mujeres, que viene acompañada de irritación e inflamación; en ese caso, no habría una infección. Tampoco cuando la orina está turbia o hipercoloreada.


El tratamiento

El doctor Pinzón explica que en el 95 % de los casos, el tratamiento puede ser ambulatorio con antibióticos orales, cuando el paciente está estable en sus signos vitales. En otros casos, según la bacteria que cause la infección, se le da un manejo con tratamiento venoso domiciliario.

Si la enfermedad provoca compromisos mayores en la salud de la persona, los primeros días se requerirá su hospitalización hasta lograr su estabilización.

Una infección urinaria que no sea tratada a tiempo o se haga de maneras poco adecuadas, puede progresar a cuadros de sepsis de origen urinario o urosepsis, que incluso llega a poner en riesgo la vida. En este caso el tratamiento tiene que ser pronto y expedito.

Hay otras medidas no farmacológicas, como el consumo abundante de líquido para que, por el factor mecánico del cuerpo, el paciente elimine el exceso microbiano y con este la bacteria que lo esté afectando.

En las mujeres que estén presentando síntomas, se sugiere que acudan con frecuencia al baño en lapsos de tres horas así no tengan muchas ganas y lo que eliminen sea poco, para que no aguanten la necesidad, que favorece la infección.

El doctor Pinzón recomienda en las mujeres una limpieza adecuada cuando entren al baño, haciéndolo de adelante hacia atrás, y no al revés para evitar contaminar la uretra llevando la flora de su tracto gastrointestinal a la vía urinaria.


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