Luz Estela Martínez Montoya, auxiliar administrativa encargada de la interventora del servicio de alimentación en la Clínica Medellín, reconoce que formar parte de la institución le ha cambiado su vida.
Luz Estela recuerda muy bien la fecha en la que se incorporó como empleada a la Clínica Medellín, fue exactamente el 28 de enero de 1991, es decir, hace 32 años y 8 meses. Su contratación fue algo particular pues inicialmente la convocatoria para el cargo fue atendida por su hermana menor, pero por su corta edad, no fue posible su contratación.
“El puesto no era realmente para mí. Hace muchos años trabajaba en la institución una cuñada en servicios generales en el área de oficios varios y ella trajo la hoja de vida de mi hermanita. Ella no pasó porque era muy joven, entonces mi cuñada me dijo, ‘¿por qué entonces no aplicas vos a la convocatoria?, dame tu hoja de vida’, y así fue, yo le entregué mi hoja de vida, pese a que en ese momento estaba trabajando en una empresa de estampados”, relata Luz Estela.
Poco tiempo después, Luz Estela recuerda que fue convocada a una entrevista en la que le indicaron que para el cargo al que aspiraba, en el área de servicios generales, no había vacantes en ese momento, pero en el área de alimentación existía una posibilidad de ser empleada.
Luz Estela no lo dudo y acudió a una nueva entrevista en la que fue seleccionada para reforzar el equipo del área de alimentación de la Clínica Medellín. Después de ese día, su vida tomó un nuevo rumbo.
“Gracias a esa oportunidad, hoy puedo decir que han pasado32 años llenos de felicidad, pero también de agradecimiento con una institución que me lo ha dado todo. Me permitió trabajar en algo que me gusta y me llena de orgullo, me dio la oportunidad de formarme, de construir una familia, de darle calidad de vida a mis hijos, pero, sobre todo, de aportar al bienestar de las personas, en especial al de los pacientes”, comenta nuestra profesional destacada, quien es tecnóloga en gestión comercial de negocios.
Luz Estela ha tenido la oportunidad de recorrer las distintas sedes de la institución, así como desarrollar diversas labores. Sus inicios se dieren evidentemente hace 32 años en la sede Centro, donde estuvo cinco años; luego pasó a El Poblado, casi al momento de la inauguración de dicha sede, y, posteriormente, llegó a la sede Occidente en 2014.
Prácticamente desde ese mismo momento fue nombrada en propiedad como interventora del servicio de alimentación en la Clínica Medellín. No ha sido un camino fácil, por mementos Luz Estela, como se dice popularmente, “ha querido tirar la toalla”, pero su deseo por salir adelante, progresar y aportar a la institución ha pesado más y hoy en día se siente feliz por ser parte activa del crecimiento y mejoramiento del servicio de alimentación institucional.
“Recibir el agradecimiento, reconocimiento de la labor y el cariño de la gente es muy gratificante. Mi mejor recompensa es pasar por los comedores, corredores o habitaciones de la Clínica y recibir buenos comentarios, eso me llena de satisfacción”, relata Luz Estela.
Su vida fuera de la institución
Luz Estela se siente orgullosa de su familia, es casada, tiene dos hijos y una nieta de cinco años, quien es una de sus mayores alegrías.
“Mis hijos ya son independientes, ya no están con nosotros en la casa, pero uno como mamá nunca deja de estar pendiente de ellos para apoyarlos, aconsejarlos y hasta para ‘jalarles las orejas’. Yo siempre estaré ahí para ellos”, subraya nuestra profesional destacada.
En sus tiempos libres Luz Estela aprovecha para recargarse con la compañía de su familia, en especial de su nieta Susana. También aprovecha para ir a su finquita, como ella la llama, ubicada en Marinilla, donde se desconecta de su rutina y se llena de energía.
“Junto con mi esposo tenemos una finquita, en ella tenemos sembrados aguacate y romero. Cuando ya no esté acá en la Clínica ese va a ser mi pasatiempo, va a ser mi espacio de retiro”, comenta Luz Estela, quien está muy próxima a pensionarse.
Luz Estela también comenta que dentro de la institución ha podido cultivar un maravilloso grupo de amigas. “Tenemos un grupito con el que salimos y celebramos los cumpleaños, me encanta compartir con ellas, no lo hacemos muy a menudo, pero en el año salimos por ahí 5 o 6 veces, compartimos y disfrutamos mucho esos espacios”, agrega.
Por último, Luz Estela al hablar del momento de decirle adiós a su labor en la institución, tras la llegada de su pensión, advierte que va a extrañar mucho todo lo que hace, pero también reconoce que la ilusiona poder dedicar más tiempo a ella y a sus seres queridos.
De su trabajo en la Clínica Medellín exalta que siente satisfacción, pues tiene la tranquilidad de que desde su llegada ha puesto toda su pasión y amor, y lo seguirá haciendo hasta el mismo momento en el que diga adiós, enfatiza.