Quería ser médico, pero, aunque terminó inclinándose por los números, el destino lo condujo a trabajar en una institución de salud.
Iván Darío Jiménez, economista de la Universidad Cooperativa de Colombia y contador público de la Universidad de Medellín, es el jefe de Tesorería de la Clínica Medellín desde 1992. Cuando llegó, gracias a la recomendación de una amiga de la universidad, su cargo aún no existía y gran parte de la contabilidad se registraba de forma manual.
La Clínica, por aquella época, transitaba por un periodo de reestructuración administrativa e Iván llegó para aportar sus conocimientos en la labor como tesorero, aun cuando, dice, también estaban creando los cargos de jefe de Sistemas y de Planeación, pero él prefirió enrolarse en lo que dominaba, que eran los números.
Desde entonces, Iván es el guardián de la tesorería. Su primera tarea consistió en implementar un sistema informático que había adquirido la Clínica, con lo cual les fue poniendo orden a las cuentas y ese fue su aporte para la consolidación de esa reestructuración que fortaleció la sanidad financiera de la institución.
Su sueño era ser médico. De hecho, quiso presentarse a esta carrera en la Universidad de Antioquia, pero conseguir cupo era muy complicado, por lo cual se registró y fue admitido en una carrera afín, bacteriología, con la esperanza de que luego pudiera solicitar un traslado.
Sin embargo, su sueño fue truncado por varios paros académicos que motivaron la cancelación de su primer semestre, y en esa espera comenzó a trabajar como mensajero en una empresa de turismo, ya que necesitaba generar ingresos.
La ilusión de ser médico quedó a un lado y optó por matricularse en Contaduría pública en la Universidad de Medellín por insistencia de su jefe, quien le pedía que se pusiera a estudiar. Luego, el mismo superior le ofreció ser auxiliar contable, asumiendo sus primeras funciones en ese cargo.
En la carrera de Contaduría pública tan solo estuvo tres semestres en principio, pues no le alcanzaron los recursos económicos para continuar sus estudios. Un tiempo después tomó la decisión de volver a la universidad, aunque en otra carrera e institución: Economía en la Universidad Cooperativa de Colombia, obteniendo dicho título.
Pero Iván no quería dejar la Contaduría iniciada y regresó a la Universidad de Medellín para culminar la carrera. Así, quedó con dos títulos profesionales, además de una especialización en Revisoría Fiscal, que hoy respaldan su actuar como jefe de Tesorería.
Su experiencia
Como jefe de Tesorería, Iván ha sido partícipe directo de la transformación en diferentes etapas de la Clínica, entre ellas, las construcciones de la Torre Fundadores en el centro de la ciudad y de la sede El Poblado, el traslado de la sede Centro a la de Occidente, además del cambio de propietarios con la llegada del Grupo Quirónsalud.
En todos los ciclos su aporte ha sido clave desde el punto de vista económico. Siempre su interés ha sido “mantener la calma y el control, sin perder el foco. En las dificultades, dar la cara y saber cuándo y cómo podemos pagar, y en las épocas buenas, como la que atravesamos en la actualidad, seguir con el mismo foco de siempre además de administrar eficientemente los recursos financieros”.
Su fortaleza se la da su familia, compuesta por su esposa Nancy Elena Vega, con quien lleva 18 años de matrimonio, y su hija Paulina, de 16 años, a quienes les dedica gran parte de su tiempo y con las que desea vivir una nueva etapa en su vida, ya que está próximo a su jubilación (tiene 61 años).
“Siempre he querido hacer las cosas con cariño, con amor al trabajo, porque haciendo las cosas con tranquilidad, honestidad y entrega labora uno contento”, comenta.