Irma Rosa Saldarriaga Benjumea, auxiliar de calidad en la Clínica Medellín, está próxima a pensionarse de la institución luego de 27 años de servicio. Esta es su historia.
Irma Rosa es el segundo miembro de la familia Saldarriaga Benjumea en trabajar para la Clínica Medellín, antes su hermana Ana Edilia había laborado para la institución, lastimosamente no pudieron cruzar sus caminos como empleadas, pero el amor y vocación que ambas siempre profirieron por la Clínica Medellín sí que las ha hecho coincidir y destacar.
Ana Edilia falleció en un accidente automovilístico poco tiempo antes de que Irma Rosa se uniera a la Clínica Medellín. La fecha exacta en la que Irma Rosa llegó a las filas de la institución fue el 22 de abril de 1996, hace ya 27 años, pero la ilusión por ser parte de la empresa siempre estuvo en su mente, de hecho, soñaba con unirse a la empresa desde mucho tiempo atrás.
Irma Rosa relata que la pasión por ser parte de Clínica Medellín la heredó de su hermana, el amor lo fue interiorizando al escuchar a Ana Edilia relatar con enorme pasión sus diferentes experiencias como empleada, esas vivencias precisamente la fueron acercando, a la distancia, a ese ADN único y especial que caracteriza a los empleados de la institución.
El 18 de julio de 2023 es la fecha en la que la historia de Irma Rosa como auxiliar de calidad concluirá en Clínica Medellín. Ese día recibirá su pensión.
Ella reconoce entre lágrimas que extrañará mucho el ser empleada de la institución, en especial echará de menos a sus compañeros, con quienes ha vivido un sinnúmero de experiencias y aprendizajes en todos estos años.
Irma Rosa se considera una mujer entregada al servicio, a ayudar, a construir de la mano de sus compañeros. Su vocación por hacer mejorar en los distintos procesos a los miembros de la empresa la ha entusiasmado cada día durante 27 años a dar lo mejor de sí en su labor como auxiliar de calidad. También le motiva el aportar con su trabajo al crecimiento de la Clínica Medellín como empresa y a que se siga consolidándose como un referente de calidad.
Precisamente Irma Rosa no quiere dejar pasar la oportunidad para agradecer a la empresa y la “familia” Clínica Medellín por acogerla hace 27 años, por darle la oportunidad de aprender y crecer profesionalmente, pero también por entregarle las bases, el respaldo y la confianza para ser un mejor ser humano.
Irma Rosa, quien diariamente madruga y toma el servicio público durante aproximadamente dos horas para llegar a la Sede Occidente de Clínica Medellín y luego otras dos horas para retornar a su natal Hatillo, en el Municipio de Barbosa, Antioquia, considera a su familia como la pieza más importante de su vida.
Ella reconoce con gran orgullo que el principal tesoro de su vida es su numerosa familia. La emociona poder pasar tiempo con ellos, el disfrutar así sea un corto instante al lado de cada uno de los miembros de su familia le da aliento y vida.
Precisamente de esa nueva vida como pensionada, a partir del 18 de julio, Irma Rosa anhela dos cosas, poder hacer servicio social a quienes lo necesiten y dedicar más tiempo a su amada familia.
Buen viento y buena mar para Irma Rosa y un agradecimiento enorme de parte de toda la familia Clínica Medellín por sus años de servicio y entrega.