Nuevo Noticia
Miguel Pinzón, médico infectólogo de la Clínica Medellín, cuenta cómo ha sido su experiencia durante la atención de la pandemia, en un área clave para brindar atención e información sobre esta infección.


La pasión por servir a los demás en un área clave que demanda la presencia de médicos con una alta capacidad de adaptación y de generar y analizar información para dar respuestas a los problemas que generan las infecciones en los seres humanos, fue el motivo por el cual Miguel Alejandro Pinzón eligió la medicina y la infectología como su proyecto de vida.

Este especialista tiene 39 años y nació en Manizales. Allí se graduó como médico de la Universidad de Caldas, luego como médico internista en el convenio de la Universidad CES con la Fundación Valle del Lili, y por último como infectólogo de la Universidad de Antioquia.

Vive en Medellín hace unos doce años, y en la Clínica Medellín labora desde hace ocho como médico infectólogo de la institución, además de ser asesor del comité de infecciones.

La pandemia por el COVID-19 le ha demostrado la importancia que tiene su especialidad, haciendo equipo con el área de Vigilancia Epidemiológica, en cabeza de Isabel Potes, líder de información, y Elizabeth Ospina en la gerencia de sistemas de información en salud, más un grupo de auxiliares especialistas en epidemiología, que recaban y comparten información acerca de los brotes de microorganismos en la ciudad y el país.

“En equipo definimos no solo los tratamientos que les debemos brindar a las personas infectadas, sino las precauciones que se deben tomar, si requieren de un aislamiento hospitalario o medidas de otro tipo para atender la situación”, explica el doctor Pinzón.

Cada jornada es un reto nuevo

Pinzón inicia sus días muy temprano, antes de las seis de la mañana hace su primera ronda de servicio atendiendo en principio las interconsultas de infectología en la clínica, pacientes con infecciones graves que requieren la mayor atención por enfermedades como neumonía o trastornos por inmunodeficiencia como el VIH o el sida.

Una vez termina esta tarea el paso siguiente es revisar a los pacientes infectados por COVID-19, hasta después del mediodía que termina su jornada en la institución, pero no su día ya que atiende en las tardes en otros centros de salud.

De su labor, Pinzón destaca que su desafío diario es “mejorar el pronóstico y el desenlace clínico de todos los pacientes que atiendo. Mejorar ese equilibrio entre la persona infectada y el microorganismo que la está afectando, y revisando que el tratamiento definido sea el correcto y se le esté aplicando de forma adecuada para que su salud progrese”.

Un momento que no olvida

Quizás uno de los instantes más inolvidable en la carrera de Pinzón en la Clínica Medellín, y en su trayectoria profesional, fue el momento en que ingresó a la institución el primer paciente contagiado con COVID-19, por el contraste de emociones que vivió.

“Era una enfermedad nueva de la cual había poca información respecto a su tratamiento. Incluso con ese paciente establecimos una amistad posterior. Después de darle el alta nos comunicábamos por videollamada para ver su evolución clínica y tuvimos la oportunidad de conocer a su familia, la cual estuvo muy pendiente y terminó muy agradecida, nos enviaban fotos de su recuperación. Fue un momento chévere que se salió de la parte médica a la personal”, recuerda el doctor.

Una alegría

Ingresar a la Clínica Medellín supuso para Pinzón una alegría y un logro profesional invaluable para su carrera, dado que en ese momento aún no se había graduado como infectólogo, y recibió el apoyo de la institución para culminar sus estudios.

Con los pacientes que ha tratado durante la pandemia trata de explicarles con detalle qué infección es la que los está afectando, pues cuando llegan a la consulta suelen estar muy ansiosos y llenos de incertidumbre por la evolución de su estado de salud, si su vida corre peligro o tendrán que ser conducidos a una unidad de cuidados intensivos.

“Es importante informarles de todo para que se empoderen de ese conocimiento y sepan lo que estamos haciendo, y evitar que estén a la deriva consumiendo lo que leen, escuchan o ven en medios o por familiares y amigos que a veces no es información fielmente correcta y que los puede predisponer a mayor estrés e incertidumbre”, cierra el doctor Pinzón.


Artículos sugeridos

Ver más

Calificación:
Nombre:
Email:



Nuevo Mi documento
Nuevo Mi documento