El departamento de Enfermería de la Clínica Medellín tiene en Paulina a una líder natural

Aunque su retiro como profesional aún está lejos, pues apenas tiene 49 años, para Paulina Sánchez es claro que, de no mediar nada extraordinario, el resto de sus días como enfermera los pasará en la Clínica Medellín, a la cual le ha entregado las dos últimas décadas de su vida.

Desde hace siete dirige el departamento de Enfermería de la entidad, pero con trabajo ha sabido escalar a las posiciones de liderazgo.

En el año 2000, y tras presentar su hoja de vida y superar el proceso de selección, Paulina –egresada de la Universidad de Antioquia– ingresó a la Clínica como enfermera del área de hospitalización. Allí permaneció por nueve años, hasta que fue ascendida a la coordinación de enfermería en ese mismo sector.

Si bien se sentía cómoda en la parte asistencial, lo administrativo le llamaba la atención. Su jefe en esa época, Allen Londoño, la motivó a que se especializara pues identificó en ella habilidades en ese ámbito.

Le hizo caso y se graduó como especialista en Gerencia de Calidad y Auditoría en Salud de la Universidad Cooperativa de Colombia.

“Un reto grande”

La experiencia como coordinadora le hizo bien, y fue así que se le dio la oportunidad más adelante de aspirar al cargo como jefa del departamento de Enfermería de la Clínica. No es nada fácil: bajo su égida tiene en la actualidad 280 auxiliares, 94 enfermeros, ocho camilleros, doce secretarias y 18 colaboradores del centro de esterilización.

Son ellos, dice, los responsables de su éxito, pero también hay que decir que ella se ha ganado la credibilidad y el reconocimiento como líder, lo cual transmite a todos sus coordinadores para hacer que el equipo funcione.

“Siempre trabajo bajo el lema del respeto, y de que hay que expresarlo para poderlo exigir. Mis colaboradores lo saben, por eso voy de la mano de los coordinadores en los diferentes servicios”, afirma.

Con su actitud y acompañamiento ha generado unos vínculos cercanos que a todos les dan la posibilidad de acercársele con confianza y compartirle sus inquietudes y hasta los logros, porque se vale corregir, pero también celebrar.

Uno de sus orgullos que más la enaltecen es que varias de las posiciones de liderazgo dentro del departamento han sido ocupadas por personas que ha recomendado, tal como lo hicieron con ella cuando era enfermera.

“Trato de que mi personal estudie y se especialice para que sean ellos quienes ocupen esos cargos y puedan crecer dentro de la institución”, acota.

Su familia, su bastión

Su esposo Henry Alfonso Pérez y sus hijos Laura Sofía (18 años) y Santiago (15) son quienes le dan la fuerza necesaria para llevar adelante sus labores.

Han sido los que más la han animado a aceptar las posiciones de liderazgo, aun cuando a veces eso le reste tiempo con ellos. Ese fue uno de los motivos por los que meditó la posibilidad de ser jefa del departamento de Enfermería, además de que pensaba en las dificultades diarias del servicio que tendría qué enfrentar. Ahí fue cuando su familia la apoyó para continuar en su ascenso.

Hoy, Paulina es un activo más de la Clínica. No hay rincón de las sedes que ella no haya recorrido, no hay médico o integrante del personal de asistencia que no la conozca.

Es tanta la gente que trabaja en su departamento que a veces le da pena no reconocerlos a todos ahora que tienen que usar la mascarilla de forma permanente. “En ocasiones me saludan y digo ‘¿cuál es que es esta?’”.

Paulina no duda: piensa quedarse hasta que la dejen en la Clínica Medellín. Y aunque ahora en su posición la interacción con los pacientes es más reducida, dos o tres veces por semana intenta pasar por todos los servicios para no perder la costumbre.

Por eso, a sus colaboradores les pide siempre ser cálidos y atender con respeto a los pacientes: ella ya sabe que cuando va a su oficina es por dos razones, o a felicitarlos o a poner una queja, y en ambas su actitud es la mejor.