Nuevo Noticia
Blanca Margarita García, tecnóloga en hemodinamia y auxiliar de enfermería, completa un cuarto de siglo brindando un servicio humano con calidad en la Clínica Medellín.


Hasta sus jefes se han nutrido de los conocimientos que Margarita, generosamente, brinda a todos con los que la acompañan en su día a día en la institución. Esa faceta le encanta, pues dice que todo lo aprendido “es un logro que se debe compartir con los demás”. Ya sea como tecnóloga en hemodinamia o como auxiliar de enfermería en el área de cardiología, ella tiene una vocación de servicio que contagia y motiva.

Hace veinticinco años que trabaja en la Clínica Medellín, siempre en el mismo cargo. Ingresó, lo tiene fresco el recuerdo, el 16 de julio de 1996, y desde entonces dice que fue un amor a primera vista que, a sus 57 años, aún mantiene la misma química que al principio.

No se pone roja al decir que es una convencida de que hace muy bien su trabajo, pero es que cómo le podría dar pena si su responsabilidad aflora en cada acción que realiza.
“Todo lo hago con amor y con calidad humana, cuando trabajo así la gente se siente importante y bien atendida, porque saben que les estoy ayudando a mejorar su calidad de vida”.
No gusta de aquellos profesionales que no dan los buenos días ni miran a los ojos a sus pacientes. Esa primera imagen, ese primer contacto con el personal de salud es clave para Margarita y por eso intenta que todos con los que dialoga se queden con el mensaje de que una atención cálida es importante para generar ese vínculo afectivo con la persona.

“A ningún paciente me le presento como tecnóloga o auxiliar, sino como Margarita. Eso genera empatía y cercanía”, expresa.

“Vivo feliz en la Clínica”

A Margarita la felicidad de estar en una institución que valora y que a su vez la valora se le nota en su rostro. La llena el trabajar para una empresa comprometida con el personal, que le permite realizar su labor con la tranquilidad de llegar a casa y poder brindarle lo mejor a su familia.

Su mamá, Ángela, es a su vez su mejor amiga, “tal vez la única”, y se sonríe. A ella, con quien convive y además sostiene, le profesa su admiración y ha sido su ejemplo a seguir. Entre tanto, su esposo Virgilio es su gran compañía, un complemento que llegó para hacerle mejor su vida.

De él destaca que siempre fue muy comprensivo con los horarios que Margarita debe cumplir como personal de la salud, y no le importa esperarla hasta altas horas de la noche para recogerla en la Clínica.

Un día laboral de Margarita puede comenzar a las 8:30 de la mañana y culminar a la madrugada siguiente, sin embargo, ella afirma que su oficio la hace tan feliz que no cuenta los minutos ni las horas, porque su trabajo la emociona.

“Cuando alguien me dice ‘Márgara, ayúdame con esto’, siempre les digo que, con mucho gusto, porque soy feliz enseñando”.

Al recibir a personas nuevas en su área, su primera indicación es que, si ella fue capaz, ellas también lo son, pero para hacerlo como ella lo ha hecho durante casi tres décadas de servicio se requiere mucha responsabilidad y compromiso con la institución, con sus compañeros, pero especialmente con los pacientes.

Margarita está cerca de cumplir con su tiempo de servicio, pero vive tan contenta que sabe que en el momento en el que le toque salir, lo hará satisfecha y convencida de que entregó siempre su mejor esfuerzo.


Artículos sugeridos

Ver más

Calificación:
Nombre:
Email:



Zolany Hurtado
Soy auxiliar de enfermería, pero aún sin experiencia alguna en la parte asistencial, pero al leer estás hermosas palabras de la señora Margarita. Desearía algún día poder ejercer y ser como ella, con esa calidez humana que lamentablemente no caracteriza a todo el personal de salud. Dios la bendiga señora Margarita
12 Nov 21
2 años 5 meses 9 días 1 hora 56 minutos

Nuevo Mi documento
Nuevo Mi documento