Adriana Góez y la importancia de velar por los recursos en una institución de salud

Ella es la contadora de la Clínica Medellín, a la cual pertenece desde hace 24 años. Para los pacientes su cargo puede ser transparente, pero el beneficio que obtienen de su labor es directo.

Brindar un servicio integral de salud requiere de algo más que la especialización y el conocimiento que tenga el personal médico, que por supuesto es importante. La posibilidad de contar con los recursos humanos, físicos y materiales necesarios y disponibles permite ofrecerles a los pacientes la mejor atención y con altos niveles de calidad, y para cumplir con ese propósito en la Clínica Medellín, la labor de Adriana María es fundamental.

Desde hace 24 años forma parte del equipo de trabajo de la institución. Ingresó en 1998 como auxiliar contable, y debido a su labor positiva en esa posición fue promocionada siete años después, en 2005, al cargo actual, luego de que quien fuera su jefe, Carlos Tabares, asumiera otro rol.

Quiso ser psicóloga, era el área que de joven más le llamaba la atención, pero por diversas circunstancias tomó el camino de la contaduría, aunque antes estudió una tecnología en Impuestos en la Escuela de Tecnologías de Antioquia. Posteriormente, se convertiría en la primera y hasta ahora única contadora de la familia que conformaron sus padres, León Ángel y Miryam, al recibir el diploma del Politécnico Jaime Isaza Cadavid.

Más tarde complementaría sus estudios con una especialización en Finanzas y Evaluación de Proyectos en la Universidad de Antioquia.

Su recorrido

Antes de llegar a la Clínica y a la salud, Adriana pasó por diversos sectores productivos: laboró en una empresa que fabricaba piscinas y luego en una emisora juvenil de rock, quizás uno de los trabajos más placenteros que ha tenido, pues mientras hacía su rol disfrutaba de las baladas americanas, que le fascinan.

Después pasó por dos firmas de inversiones que tenían sus oficinas en el Centro de Medellín, hasta que se enteró de una convocatoria que estaba haciendo la Clínica Medellín para cubrir la vacante de auxiliar contable. Fue seleccionada y el 2 de junio de 1998 inició su periplo por la institución.

Su labor como contadora quizás sea transparente para los pacientes, que por lo general se encuentran con las caras del personal de enfermería, los médicos y los administrativos que los atienden en las zonas de admisión y facturación. Sin embargo, detrás de todo el funcionamiento de la Clínica está Adriana, velando porque los recursos que le ingresan a la empresa se inviertan de forma correcta en su objeto y que se garantice la prestación del servicio acorde con las necesidades y las expectativas de sus usuarios.

Hoy disfruta al trabajar en una institución sólida y con un crecimiento consolidado, que está al día en sus obligaciones y que, por ejemplo, durante la pandemia pudo ofrecer un servicio de calidad, preservando el empleo y protegiendo la integridad y el bienestar de sus colaboradores, en un momento álgido en el que la ciudad y el país demandaban que sus instituciones de salud operaran con las debidas condiciones y capacidades requeridas para una situación de tal envergadura.

Allí el rol de Adriana fue fundamental, pues pudo asegurarse de que la institución contara con todos los recursos disponibles para asumir esa responsabilidad y de que a ninguno de los colaboradores le hiciera falta algo para desempeñar sus labores.

“Me falta un año para pensionarme y siento la satisfacción del deber cumplido y de que todo ha salido bien. Pero esta carrera es muy demandante y creo que le he dedicado demasiado tiempo de mi vida. Tengo las ganas y el deseo de aprender de otras cosas, de darme esa posibilidad”, comenta.

No lo dice en tono triste, al contrario, se siente contenta del trabajo hecho en este cuarto de siglo y cuando se presente su retiro está segura de que tendrá muchas cosas por agradecerle, tanto a la Clínica como a sus compañeros y, por supuesto, a los pacientes y usuarios, que son la razón de ser de su labor, así no se conozca con la mayoría de ellos personalmente.