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De este virus se sabe que tuvo su origen en África, fue hallado en una especie de primates. Pertenece a uno de cuatro tipos de retrovirus que infectan humanos, el virus linfotrópico humano de células T tipo 1 y 2, y el virus de inmunodeficiencia humana VIH tipo 1 y 2.

Explica el médico internista infectólogo de la Clínica Medellín, Miguel Alejandro Pinzón, que el VIH tipo 2 afecta solo a la población de África Occidental, y que ha sido el VIH tipo 1 el que se ha extendido al resto del mundo, y es el que tenemos en países como Colombia.

Este retrovirus posee unos tiempos de incubación muy prolongados desde que el paciente adquiere la infección, que pueden alcanzar hasta los diez años o incluso más para que se manifieste.


¿Si tiene VIH, quiere decir que tiene Sida?

Uno de los asuntos que más genera confusión es que el VIH no es lo mismo que el Sida. Pinzón aclara que este virus afecta las células del sistema inmunológico y los linfocitos llamados CD4, que son los que intervienen en la inmunidad celular, defendiéndola de infecciones y tumores.

Cuando el virus afecta a los CD4, los disminuye y genera una cascada inflamatoria que al final disminuye la inmunidad celular, y si el conteo de linfocitos es menor a 200, el paciente habrá llegado a la etapa avanzada, caracterizada por el Síndrome de Inmunodeficiencia adquirida (SIDA) donde múltiples infecciones oportunistas o tumores pueden poner en riesgo la vida del paciente.

Por eso, el infectólogo hace la advertencia de que cuando un paciente está infectado con VIH no se hace referencia a que está enfermo, solo al estado de infección y/o portador del virus.

Hay personas que pueden convivir con el VIH durante años, y su calidad de vida no se verá afectada si siguen con rigor las indicaciones de los especialistas.


El tratamiento

Para mantener la expectativa de vida en el paciente y que su pronóstico mejore, lo recomendable es iniciar la terapia antirretroviral, medicamentos que controlan la infección, aunque no eliminan por completo el virus, dejándolo en estado de latencia e inhibiendo su replicación.

Estas terapias son muy efectivas, y han logrado mejorar la expectativa de vida de los infectados. Solo un 1% de los pacientes sin tratamiento, son llamados controladores élite, porque mantienen su sistema inmunológico intacto y tienen viremia o presencia del virus en la sangre muy baja o indetectable.

Estos tratamientos deben tomarse de por vida, sugiere el doctor Pinzón, hasta que exista una cura contra el VIH.

Existen aproximadamente siete familias de antirretrovirales, y cada uno interviene en sitios diferentes del virus para inhibir y no permitir que se replique. Dichos medicamentos se deben ingerir de forma permanente, ya que si se suspenden por días o semanas se puede perder su eficacia, o el virus puede generar resistencia a ellos, lo que dificultará el tratamiento.


¿Qué puede y qué no hacer un paciente con VIH?

Un paciente que lleve un control juicioso de sus medicamentos y que posea una carga viral indetectable, tiene bajo riesgo de sufrir complicaciones en su vida cotidiana.

La terapia retroviral, además de mejorar su expectativa de vida, hace que se disminuya la transmisión del virus.

“Estas personas no están impedidas de hacer sus actividades diarias, incluso pueden ejercer sus profesiones sin limitaciones”, afirma Pinzón.

Lo único que deben abstenerse es de donar sangre, porque hasta donar tejidos lo pueden hacer en ciertos tipos de trasplantes.


El control y el seguimiento

Las normas colombianas indican que los pacientes con VIH deben ser valorados en un programa que cuente con diferentes especialistas, desde un médico infectólogo que oriente su manejo, un médico general, enfermeros, trabajadores sociales, psicólogos, odontólogos y demás personal de la salud.

Los pacientes deben ir cada mes para evaluar su estado de salud y reclamar sus medicamentos.

Para el ingreso al programa, se les hacen exámenes para revisar su estado inmunológico, cómo es su recuento de linfocitos CD4, cómo está su carga viral, su nivel metabólico, su nivel de inmunización a hepatitis B o C, sus funciones renales y hepáticas, y si no tienen otras enfermedades de transmisión sexual como sífilis, entre otras.

Al iniciar el tratamiento, se realiza una nueva carga viral para HIV a los dos meses con el fin de evaluar rápidamente respuesta a la terapia y de que su esquema terapéutico si sea efectivo. Posteriormente se hace un seguimiento cada seis meses para monitorizar su evolución y verificar también que no se presente toxicidad con los medicamentos suministrados.


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Yalina
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31 Ago 20
3 años 7 meses 27 días 14 horas 24 minutos

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