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Esta especialidad se enfoca en mejorar la calidad de vida de los pacientes en cualquier enfermedad que limite o amenace su calidad de vida.


Cuando a los pacientes con enfermedades graves o terminales, a sus familiares o allegados se les menciona la posibilidad de ser atendidos por especialistas en cuidados paliativos, muchos suelen creer, y temer, que son abordados porque su expectativa de vida es corta y su muerte es inminente. Pero lo cierto es que esta ofrece un enfoque clínico integral con el objetivo de mejorar su calidad de vida en aquellas condiciones que la limiten o la amenacen, y no solo cuando estén recorriendo el final de su existencia.

Así lo aclara Melina González, médica especialista en dolor y cuidados paliativos de la Clínica Medellín. Ella explica que esta especialidad ofrece un enfoque multidisciplinario en el que intervienen médicos, psicólogos, enfermeros, trabajadores sociales, asesores espirituales (dependiendo de la religión que profese el paciente), entre otros profesionales de la salud de acuerdo con la enfermedad que se esté interviniendo, por lo cual la atención va más allá de los aspectos fisiológicos.

Agrega la especialista que la mayoría de las enfermedades son susceptibles de ser abordadas por los cuidados paliativos, en particular aquellas que son crónicas. Antes, dice, se tenía la creencia de que solo estaba dirigida a quienes padecían de algún cáncer, pero esto ha cambiado gracias a la disponibilidad de mayores recursos tecnológicos.

“Estamos hablando de pacientes con enfermedades renales, arteriales, vasculares, neurológicas y, por supuesto, con cáncer. El cuidado paliativo ya no se limita a un campo de acción, y se ha ampliado a muchos otros”, señala González.

¿Cuándo se activan los cuidados paliativos?

Lo ideal es que el paciente sea abordado por esta enfermedad en estadios tempranos de su enfermedad, para tener un efecto mayor en su condición de salud.

La doctora González dice que es importante educar tanto a los pacientes como a los profesionales de la salud respecto a este tema, para evitar justamente los temores que se pueden generar cuando el especialista los contacte e inicie sus tratamientos.

“Hay enfermedades que, desde el diagnóstico, se benefician de este acompañamiento, porque mitigamos muchos de los síntomas y mejoramos las tolerancias y las adherencias a los tratamientos. Debido a esto, en algunos casos, por ejemplo, en pacientes con cáncer, se ha visto efecto en su sobrevida”, acota la especialista.

Un paciente con una enfermedad crónica, que se encuentra hospitalizado y ha perdido gran parte de sus funcionalidades, y cuya valoración no es muy positiva, es el que más requiere de la asistencia de los cuidados paliativos, ya que no le es factible realizar por sí solo algunas de sus acciones cotidianas como comer, vestirse o ir al baño.
En este punto, González advierte que la intervención es más amplia y abarca al grupo familiar o de allegados del paciente, porque este “no se enferma solo, a todos los afecta porque deben cambiar sus roles y tienen que aprender a manejar el caso”. Es por eso por lo que en el abordaje actúan especialidades como la psicología o el trabajo social, ya que estas personas también deben ser atendidas para evitar que ellas también entren en cuadros clínicos por fatiga y otros aspectos psicosociales.

Para ello se hacen reuniones grupales para aclarar el diagnóstico de su familiar o allegado, aterrizar conceptos y terminologías y planear su cuidado avanzado, vinculándolos en las tomas de decisiones, teniendo presentes sus necesidades y posibles afectaciones que la circunstancia pueda ocasionarles.

El manejo de la muerte

Un tema crítico en el que los cuidados paliativos intervienen es en explicarles a los pacientes y sus allegados la muerte como una posible consecuencia de su condición y cómo facilitar su tránsito hacia esta para que no sea tan traumática.

La clave, señala la especialista Melina González, es brindarles un acompañamiento en cada una de las etapas y ofrecerles las alternativas disponibles para ayudarles a pasar este momento desde el punto de vista clínico, social y psicológico, evitando en lo posible su sufrimiento o su dolor.

Esta asistencia se puede dar mediante una sedación paliativa, que busca facilitarle, con la administración de medicamentos, su proceso hacia la muerte, al mitigar sus síntomas cuando estos ya son irreversibles.

También existe la posibilidad de recurrir a la eutanasia (que es un proceso distinto a la sedación paliativa), si se cumplen las condiciones legales que así lo permitan y a través de los profesionales expertos que se encargan de su implementación, que cuenten con la autorización de un comité que analice cada caso en particular.

Cualquier persona, incluso niños a través de sus acudientes, tienen el derecho de solicitar la intervención de los cuidados paliativos de acuerdo con su condición.


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