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Con el contagio o la muerte, las personas se hacen un sinnúmero de cuestionamientos, reproches y búsqueda de responsables al interior de las familias, muchas veces generando conflictos y rupturas en sus relaciones.


La Covid-19 ha traído consigo una pandemia con consecuencias inimaginables para muchos, del mismo modo, ha puesto al descubierto sentimientos y comportamientos en las personas que antes pasaban desapercibidos. La culpa frente al contagio o la muerte es una de esas problemáticas silenciosas que en la actualidad se ha convertido en un problema de dimensiones mayúsculas para muchas familias.

La psicóloga Diana Milena Muriel, jefe del servicio de psicología de la Clínica Medellín, señala que algunos de los cuestionamientos y reproches más comunes hoy en día frente al contagio por Covid-19 al interior del núcleo familiar y/o a manera personal, pasa por preguntas como: ¿En qué fallé?, ¿Quién me contagió?, ¿Dónde me contagié?, ¿Soy el o la culpable de contagiar a mí familia?, ¿Ella o él no se cuidó y nos contagió?, ¿El virus llegó a nuestra familia por tú culpa?, ¿Soy yo culpable de la muerte de mi ser querido?, entre otras más.

Frente a esto, la jefe del servicio de psicología de la Clínica Medellín afirma que, con el contagio o la muerte, las personas se hacen múltiples cuestionamientos, reproches y búsqueda de responsables, pero el problema comienza a tener dimensiones mayores cuando esa culpabilidad trasciende y comienza a generar conflictos personales al interior de las familias. “En ese momento es cuando debemos prestar atención a la culpa”, puntualiza nuestra invitada.

Pero… ¿entonces qué es la culpa?, según resume la psicóloga Diana Milena Muriel, “este es un sentimiento experimentado por algunas personas que nos hace sentir mal y nos desvaloriza como seres humanos”.

Por ejemplo, cuando un paciente está hospitalizado y el familiar considera que ha podido contagiarlo, se desata un tormento de rabia, culpa, frustración y una tendencia rumiativa del tipo: ¿lo podría haber evitado? Los pacientes también expresan sentimientos de culpa respecto a no haber sido más cautelosos para evitar el contagio.

Del mismo modo, aclara nuestra invitada que existen dos tipos de culpa, la adaptativa y la no adaptativa. “La culpa adaptativa puede servirnos como alarma para detectar un comportamiento o pensamiento que deberíamos corregir. Por su parte, la culpa no adaptativa es aquella que surge cuando nos juzgamos y esto nos lleva a lastimar nuestra autoestima”, explica Muriel.

Según puntualiza nuestra profesional, la culpa adaptativa ayuda a las personas a cambiar el comportamiento para ser más coherentes con sus valores personales, familiares o sociales. Un ejemplo claro de esto es sentirse culpable por exponer a alguien al contagio por Covid-19. Esta situación puede llevar a la persona a aislarse de la familia o grupo de amigos con el fin de minimizar la culpa, esto es funcional y lleva a la persona a no seguir generando conductas de riesgo para quienes lo rodean.

En este caso, ya no se debe hablar de culpa, sino de responsabilidad o de asumir un compromiso frente a un acto específico.

Por su parte, según aclara nuestra especialista invitada, la culpa no adaptativa lleva no a pensar o reflexionar sobre la causa real de la angustia, sino que se centra en empeorar los síntomas. En estos casos, la culpa, vergüenza y daño moral empiezan a perpetuarse en el tiempo y las personas pueden llegar a sufrir trastorno depresivo, ideación suicida y deterioro en el funcionamiento y en la calidad de vida.

La pregunta es cómo distinguimos una culpa de la otra. Si tomamos las máximas precauciones posibles, como el uso del tapabocas, lavado periódico de manos y distanciamiento social, y nos contagiamos y, a su vez, contagiamos a otros, la culpa la tendrá el virus Covid-19. De momento, no somos inmunes éste. Pero, si no acatamos las normas, buscamos excusas para incumplirlas, no nos vacunamos cuando nos toca, y nos lanzamos a conductas que pueden tener riesgos graves para nosotros y los demás, debemos asumir nuestra responsabilidad y, es claro, que tendremos que convivir con un sentimiento de culpa.

Frente a lo anterior, la jefe del servicio de psicología de la Clínica Medellín subraya que “vale la pena tener en cuenta que los impactos negativos a eventos que pueden generar culpa pueden mitigarse con el autocuidado”.

Igualmente señala nuestra invitada, que no debemos tener temor a pedir ayuda, apoyarnos en la familia o acudir a la consulta profesional, más ahora, en el marco de esta pandemia, que muchas de las situaciones, reacciones y comportamientos son desconocidos para muchos.


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