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Perder a alguien a quien queremos nunca es fácil. A nadie le gusta tener que despedirse de un ser querido antes de tiempo. Menos si no podemos hacerle un funeral o quizá ni siquiera decirle adiós.


El duelo es un proceso lento y, lamentablemente, a esto no ayuda el escenario que, por desgracia, estos días nos está brindando la pandemia de la COVID-19: Personas que no pueden decir un adiós a sus más allegados, siendo todo rapidísimo y en muchísimos casos algo inesperado.

Las velaciones y ceremonias religiosas están prohibidos, y a las honras fúnebres no pueden acudir masivamente las personas, algo que hace más difícil todavía gestionar la pérdida.


Suspensión de los funerales tal y como los conocíamos

El Ministerio de Salud, desde el pasado mes de marzo, entregó unas ‘Orientaciones para el manejo, traslado y disposición final de cadáveres por Covid-19’. En detalle, guían a las funerarias del país, los cementerios, Medicina Legal y a la Policía Judicial sobre el manejo adecuado de casos positivos, pero también, detalla las limitaciones de acceso a esos cuerpos por sus familiares.

Según lo dispone la normativa, para casos de fallecidos comprobados por coronavirus o sospecha, sí está completamente restringido el que sus familiares tengan acceso.

El cuerpo debe ser trasladado directamente del lugar de fallecimiento a una sala crematoria que impida la expansión del virus, acompañado de todo un protocolo de bioseguridad para el personal que se encarga de la disposición final y por ningún motivo está permitido realizar traslados intermunicipales.

Igualmente, obliga a las funerarias a adquirir elementos de protección y cambios en la movilidad o disposición final de cuerpos, donde los costos deben ser asumidos por los familiares, pero están incluidos en el plan de gastos que tomen, así lo detalla ante medios de comunicación local Isabel Cristina Arango, directora nacional de la Unidad de Duelos PS y la Funeraria de San Vicente en Medellín:

“Los costos oscilan entre 1 y 4 millones y medio de pesos e incluyen el valor de material sanitario, para el personal que manipula este cuerpo, desde que se recoge hasta el destino final incluyendo el vehículo fúnebre”, explica la funcionaria.

Un funeral tradicional puede fluctuar entre 2 y 10 millones de pesos.

Existen excepciones, según el manual de orientación del Ministerio de Salud, donde un fallecido por coronavirus puede ser enterrado: “habitantes de calle que no fueron reclamados por su familia, personas sin identificar o de quienes aún no se tenga certeza de la causa de su muerte”.

Pese a las condiciones actuales, donde la sociedad se ha tenido que adaptar para evitar mayor propagación de la epidemia, en casos de muertes por causas distintas al virus de la Covid-19, está permitido realizar una velación. No obstante, no están permitidas las ceremonias religiosas o los funerales tradicionales.

Esto exige no más de siete personas por sala, a una distancia mínima de un metro entre asistentes, apoyados del uso constante de antibacteriales, tapabocas, visitas permanentes de personal de desinfección de áreas y tiempos limitados. Incluso, la recomendación es acudir a herramientas virtuales.

Pero ese protocolo, incómodo y que brinda poca privacidad a los dolientes, se convirtió en la única opción si se desea despedir al ser querido.

Ante tal situación, Clínica Medellín ha elaborado una serie de pautas que pueden ayudar a aquellas personas que se encuentren en esta situación:

Así, la rabia, la impotencia, el sentimiento de culpabilidad suelen aflorar en las personas que han perdido a un familiar o amigo cercano estos días; una situación nada deseable a la que además se le debe sumar que no se pueda canalizar ni demostrar el dolor de esa pérdida a través de velación y funeral, dos actos que ayudarían a normalizar ese duelo.

Ante el sentimiento de dolor, ya que ha sido todo tan inesperado y la frustración que puede sentir una persona, “todo podría haber sido diferente”, para esos casos los expertos recomiendan dejar salir ese dolor, soltarlo, contárselo a uno mismo, así como compartirlo con los tuyos, llorarlo, escribirlo, gritarlo; no quedarte con este dolor adentro.

Además, este proceso debe durar los días que hagan falta. Hay que llorar las cosas, y cada uno el tiempo que necesite.

Puede surgir un sentimiento de culpabilidad, frente a la impotencia que puede generar no despedir a tu ser querido como se merece, como tú hubieras querido.


La importancia de la despedida

Es momento de hacer la despedida de ese ser querido en la intimidad, desde el corazón. Hay que sensibilizarse de que renunciar a estos ritos de despedida ha sido muy duro, pero también es un gran acto de generosidad, un gran gesto de amor que se le debe dedicar al ser querido, honrándole de esta manera.

Además, es conveniente no pensar que uno solo no va a ser capaz de superar este trance, aunque nos desborde la situación y nos resulte demasiado, cada uno lo tiene y puede conseguirlo. Hay que tratar de mantener siempre el mejor ánimo, y ser consciente que no será un paso sencillo y que tomará tiempo.

Y, claro está, hay que tener presente que no por intentar superar la situación vas a olvidarle. Es necesario aprender a vivir sin ese ser querido. Puedes hacer una reunión virtual con tu familia y amigos para recordarle, para hablar de esa persona, para orar por él, para rendirle homenaje, para exteriorizar tu cariño.


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