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La situación actual que afrontamos por la pandemia cambió muchos de nuestros hábitos y comportamientos, entre ellos los rituales fúnebres y de despedida para el manejo del duelo. El acompañamiento psicológico es clave para una atención integral.


No poder despedir a los familiares fallecidos mediante un ritual, tener que comunicarse con ellos en su hospitalización a través de videollamadas o mensajes de texto, afrontar el proceso aislados y sin compañía, no poder eludir los temores y las incertidumbres de un diagnóstico positivo, son algunas de las situaciones a las cuales se enfrentan quienes tienen relación con la enfermedad de la COVID-19, sea en primera persona o por un conocido o allegado.

La psicóloga Diana Muriel, jefe del Servicio de Psicología de la Clínica Medellín, plantea que la pandemia nos ha hecho cambiar la manera de experimentar nuestras emociones, y modificó algunos hábitos y comportamientos con consecuencias impensadas y relevantes. Uno de esos aspectos es cómo asumimos la cercanía con la muerte, una posibilidad latente cuando hay contagio, según las condiciones del paciente.

En este contexto, la Clínica Medellín ha diseñado estrategias de adaptación para ofrecerles a los pacientes y a sus familias un acompañamiento desde psicología clínica con herramientas tecnológicas que faciliten el proceso.

Así, la telepsicología ha sido aliada para la prestación de este servicio, cumpliendo criterios éticos que respeten cada proceso en particular del paciente y sus allegados.

“Hemos abordado esta estrategia con un enfoque desde el modelo biopsicosocial, familiar y espiritual. Cuando una persona llega a nuestra institución, entendemos que es un ser integral que no se puede fragmentar, por tanto, la atención aborda todas las esferas: lo psicológico, lo biológico, la enfermedad, lo social. Nada se puede desligar”, precisa la psicóloga clínica.


¿Cómo se brinda el acompañamiento?

Al ingresar a la Clínica Medellín, un paciente con diagnóstico positivo por COVID-19 es abordado por el equipo de psicología para acompañarlo desde el inicio con su proceso. En la atención se integra al acompañante que tenga permitido estar a su lado.

Al estar aislado, al paciente se le brinda el servicio de videollamada con sus familiares, y con el acompañante hay unas pautas de autocuidado, para mitigar posibles efectos en cuanto a la fatiga que pueda generar el proceso con su allegado o conocido.

“Uno de los sentimientos más frecuentes que se puede sentir es el temor a la muerte. En este caso lo acompañamos para que haya un entendimiento de la situación”, explica Diana Muriel. Para hacer menos angustiante esa etapa, la Clínica habilita una casilla de correo para que sus familiares le envíen cartas y mensajes esperanzadores, y una auxiliar de enfermería está disponible para leérselos o compartírselos.

Se brindan pautas significativas para rituales de despedida, entendiendo la unicidad de cada paciente y el sistema de creencias culturales de sus familiares, los cierres vitales son muy importantes.

Adicionalmente se cuenta con el apoyo espiritual del capellán para aquellas personas y familias que lo deseen.

Desde Trabajo social, área que pertenece al Servicio de Psicología Clínica, se realiza búsqueda de redes de apoyo socio familiar, para aquellos pacientes con familias reducidas y que requieren de un acompañante, con el fin de orientarles en temas de afiliaciones si fuera el caso. Además, la Clínica Medellín cuenta con el Programa de Alimentación Subsidiada para aquellos familiares de paciente con vulnerabilidad socioeconómica, así como con un Fondo de Ayuda Social, para subsidiar algunos elementos de acuerdo a cada situación.

Cuando la condición clínica de la persona se deteriora o no es favorable, el servicio de psicología Clínica comienza un trabajo con las familias para hacer un proceso de duelo anticipado, a través de reuniones virtuales en las que se les explica qué se puede hacer y qué no.

Por la contingencia, algunos de los rituales fúnebres tradicionales están suspendidos por las medidas sanitarias. Para muchas familias, por temas culturales, estos son relevantes y por eso el acompañamiento en esta fase es clave para ayudarles a afrontar los duelos y cierres vitales, tratando de minimizar los duelos crónicos en el mediano y largo plazo, así mismo algunas psicopatológicas derivadas.

“Es duro saber que no podrán volver a ver a su familiar fallecido, ya que por normas de bioseguridad el cuerpo debe ser dispuesto en condiciones herméticas para no ser un factor de riesgo de contagio. Nuestra sociedad es tanatofóbica, es decir que le tiene miedo a la muerte, y en nuestra labor tratamos de que las personas comprendan que esta es inherente a la vida y no puede ser relegada”, afirma Muriel.


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