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Esta patología puede alcanzar a todas las arterias del cuerpo y afecta, en especial, a personas adultas con enfermedades asociadas como hipertensión o diabetes, pero cuidado con quienes tienen el hábito de fumar.


La enfermedad arterial le sonará más familiar si le hablamos de la mala circulación, una patología que afecta a todo el tejido de arterias que se encarga de irrigar la sangre con oxígeno desde el corazón hacia las zonas más distantes del cuerpo.

Esta se puede presentar en el cerebro, el corazón, los intestinos, el hígado, las extremidades… todo lugar al que lleguen las arterias en el organismo.

El doctor Wílber Édison Peña, cirujano vascular y angiólogo de la Clínica Medellín, asegura que la enfermedad arterial se configura cuando una arteria se obstruye evitando que la sangre llegue a su destino.

Es una patología, dice Peña, que se presenta en personas mayores con hipertensión o diabetes, pero un punto importante es que son los fumadores quienes tienen mayor riesgo.

Sin embargo, hay enfermedades asociadas a las arterias más distantes y pequeñas del organismo que afectan a personas más jóvenes, desde los cuarenta años, como la tromboangeítis obliterante o “enfermedad de Buerger”, que hace que esos conductos se cierren y el tejido se muera o se pierda.

¿Cómo se manifiesta?

La enfermedad arterial se manifiesta de muchas maneras, de acuerdo con la zona del cuerpo en que se origine. La más común es mediante una aneurisma, cuando la arteria –de cualquier sitio del organismo– estalla y provoca un sangrado.

En una pierna genera dolor al caminar, pero si es en el corazón es posible que provoque una angina o infarto, y en el cerebro una trombosis cerebral, dada que la sangre no llega y por ende tampoco el oxígeno.

“La enfermedad arterial es delicada porque si es muy severa hay riesgo de amputar una de las extremidades”, advierte Peña. La patología puede ser crónica o estar latente, pero en algún momento formar un coágulo que la agudiza y en cuestión de horas la extremidad se pone morada, fría y con dolor.

Algunos pacientes, explica el especialista, presentan heridas, úlceras o necrosis, una especie de gangrena, que es la pérdida o la muerte del tejido.
Una dificultad con las aneurismas es que en ocasiones es asintomática y solo se manifiesta en estados avanzados, al realizarse un diagnóstico por otro síntoma como en ecografías de riñones, próstata o dolores abdominales y se da un hallazgo accidental.

“El 80 % de los casos en que una aneurisma se rompe son mortales”, señala Peña.

Recomendaciones

• Evite fumar.
Realice actividad física.
Controle el colesterol.
• Mantenga bajo control las patologías asociadas (hipertensión o diabetes).
• No hay medicamentos que hagan desaparecer la aneurisma, solo la controlan. Por eso es necesario modificar los factores de riesgo mediante buenos hábitos.
• Si le fue diagnosticada una enfermedad arterial pero no presenta problemas mayores en su estado de salud, debe hacerse una revisión cada seis meses o al año. Si registra estados avanzados de la patología, esa frecuencia disminuye a cada dos meses.

¿Hay predisposición genética?

El doctor Wílber Édison Peña expresa que, aunque es algo poco común, cerca del 10 % de los aneurismas reportan un factor genético asociado que hacen que las paredes de los vasos arteriales sean más débiles.


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