Orlando Albeiro Gil Paniagua, mensajero en Clínica Medellín, ajusta 25 años de trayectoria en la institución y es nuestro invitado como profesional destacado en la presente edición del boletín Contacto Vital.
Orlando Albeiro Gil Paniagua recuerda que su llegada a la Clínica Medellín se dio por un amigo que trabajaba en la institución en el área de gestión humana, quien lo invitó a participar en un proceso de selección.
“El doctor Julio César Martínez me invitó a que hiciera una entrevista para ver si podía calificar para el cargo de mensajero, eso fue en julio de 1999”, puntualiza.
En sus inicios Orlando reconoce que el trabajo era más pesado que hoy pues debía realizar mayor número de desplazamientos y diligencias por fuera de las instalaciones de la institución.
“Bueno, al principio era bastante trabajo, había mucho, mucho por hacer, más que ahora que hay mucho trámite que se hace de manera virtual. Entre mis tareas estaba acudir a los bancos, hacer consignaciones, trámites de facturación en las distintas entidades como EPS, diligencias de socios, entre otras labores”, relata Orlando.
El día a día en la actualidad para Orlando es más tranquilo comparado con hace 25 años, hoy él goza de gran experiencia, así como dominio de las distintas diligencias, situación que facilita mucho su labor, por eso en el presente no solo realiza las diligencias propias de la mensajería, sino que también apoya a otras áreas de la institución como archivo.
“Ahora hay un poco menos estrés. No existe tanto ‘corre corre laboral’ como antes, sin embargo, esto me permite apoyar mucho al área de archivo clínico. En ese tiempo de extra, digamos, ayudo en el área de registros clínicos en lo que es historias, organización de documentos, entre otras labores”, explica.
En cuento a qué significa para su vida haber estado vinculado por 25 años a una institución como Clínica Medellín, Orlando reconoce que tiene un muy especial significado.
“Cuando llegué a la Clínica Medellín estaba con mi segunda hija muy pequeña y vivía muy necesitado. Inicié y se presentó un cambio en todo sentido. Yo me programé, me visualicé para comprar mi vivienda y tener muy bien a mi familia. A los 5 años de estar acá compré mi casa y hoy mis dos hijas son profesionales”, relata nuestro empleado destacado de este mes.
Las hijas de Orlando, Paula Andrea y Laura Carolina hoy tienen 30 y 25 años, respectivamente. “Una estudió publicidad y diseño, y la otra cosmetología y belleza; y junto a mi esposa Claudia son mi mayor orgullo y alegría”, exalta.
Orlando está cerca de su pensión, le faltan solo cinco años, y él resalta que desde hace ya un buen tiempo atrás comenzó a prepararse para cuando llegara el momento de decirle adiós a la institución.
“Yo soy bastante inquieto, a mí me gusta mucho el marketing y trabajo como network marketing en mis horas extras por fuera de la Clínica. Virtualmente distribuyó productos de bienestar de salud, eso me ha ayudado a viajar por el mundo, he estado en Islandia, en Miami (Estados Unidos), en España, en cruceros y eso me ha ayudado también a tener una visión un poco diferente, más global, y también me ha ayudado a prepararme de cara al futuro”, relata.
Igualmente pondera que, en unos años, cuando deje su labor como empleado de la Clínica su gran sueño es poder volver al campo, viajar y enfocarse más en la vida espiritual, que desde hace unos años viene cultivando y desarrollando a través del aprendizaje bíblico.
Hoy agradecemos a Orlando por su labor, por su compañerismo y por los innumerables aportes que le ha entregado en estos 25 años a la Clínica Medellín.