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Como parte de las labores de mitigación y prevención de la transmisión de gérmenes, como bacterias, virus y hongos, que son inevitables en cualquier institución que preste estos oficios, la Clínica Medellín dispone de un programa de prevención de infecciones, que contempla la implementación de aislamiento hospitalario, el cual acoge las recomendaciones del Centers for Disease Control and Prevention (CDC), una entidad que regula las medidas de seguridad en centros de salud.

Isabel Cristina Potes F., jefe de vigilancia epidemiológica de la Clínica Medellín, afirma que el objetivo es “mantener la flora bacteriana sana”, esto es que todos los pacientes dentro de la entidad, así como sus trabajadores, pueden estar tranquilos de que en sus tratamientos y durante el ejercicio de sus labores no se contagiarán de alguna infección.

Para ello, hay dos maneras de hacerlo: desde lo proactivo, y desde lo reactivo. En el primer caso, la institución identifica unos riesgos en determinados pacientes que han tenido hospitalizaciones prolongadas en otras instituciones o con un consumo prolongado de antibióticos, y que al llegar a la clínica pueden afectar la flora bacteriana. A estas personas se les hacen unos hisopados rectales o nasales, es decir unos exámenes para buscar gérmenes que se pueden transmitir con facilidad en un ambiente hospitalario,

Otras medidas que se tiene para disminuir el riesgo de transmisiones asociadas a la atención son el lavado de manos, la limpieza y desinfección de las áreas hospitalarias y el no ingreso de alimentos y flores.

Dentro de las acciones reactivas se encuentran los aislamientos hospitalarios, estos se implementan cuando el paciente tiene diagnóstico o sospecha de una infección o colonización.


Los tipos de aislamiento

El aislamiento se realiza en habitaciones preparadas para ello, que cuentan con una identificación en la puerta que indica el tipo de aislamiento y la medida preventiva que tiene el paciente.


Son cuatro situaciones:

Contacto: es cuando hay un contacto directo con la piel del infectado, o indirecto con algún objeto que este haya tocado antes, como la cama, el timbre, la mesa. Dice Potes que, si no hay desinfección, los gérmenes se pueden alojar por mucho tiempo; de hecho, algunos gérmenes tuberculosos se quedan en el mismo sitio hasta por cuatro meses.

Contacto estricto: este tipo de aislamiento se extreman las medidas de protección y se utiliza en pacientes con gérmenes infectados o colonizados por gérmenes epidemiológicamente importantes.

Por aerosol: es cuando el contagio se puede transmitir por vía aérea. En estos casos, quien ingrese a la habitación, debe portar una mascarilla especial, la misma que se le debe colocar al paciente si este tiene que salir de la pieza.

Por gota: las medidas son muy similares a las del aerosol, lo diferencia es el tipo de mascarilla que se usa.

Ambiente protegido:
se aplica con los pacientes que están inmunosuprimido, es decir que cuenta con pocas o ninguna defensa y está expuesto en alto grado a cualquier germen que deambule por el ambiente.


El manejo de los acompañantes:

Estas medidas restrictivas también se extienden a los familiares o allegados, que se deben ajustar a las indicaciones, no solo por seguridad del paciente sino de ellos mismos.
“Si el acompañante no toma las medidas, también se puede infectar o se convierte en un vehículo para transmitir las infecciones en el momento en que sale de la habitación”, explica la jefe de Vigilancia Epidemiológica.

Las recomendaciones, en este caso, son utilizar bata, guantes, mascarilla o cualquier otro elemento que se le indique, y lavarse muy bien las manos, otra de las sugerencias es no compartir ni toallas ni jabones con el paciente.


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