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El trastorno afectivo bipolar pertenece a la familia de los trastornos afectivos en salud mental. Esta condición es mucho más que cambios de humor extremos; implica episodios de depresión y manía o hipomanía que afectan significativamente la vida de quienes la padecen.



La doctora Sandra Elena Zapata, médico general egresada de la Universidad CES y psiquiatra de la Universidad Pontificia Bolivariana, y quien se desempeña como psiquiatra de la Clínica Medellín, explica que, para ser diagnosticado trastorno afectivo bipolar, una persona debe experimentar tanto episodios depresivos como episodios maníacos o hipomaníacos. Los episodios depresivos son períodos de al menos dos semanas con ánimo decaído, falta de motivación, pérdida de la capacidad de disfrute, trastornos del sueño y del apetito, entre otros síntomas.
 
Episodios maníacos 

Por otro lado, los episodios maníacos, que deben durar al menos cinco días, se caracterizan por euforia o ánimo exaltado, mucha energía, irritabilidad, hiperactividad, pensamientos acelerados y planes impulsivos. Estos episodios pueden llevar a conductas de alto riesgo, como hipersexualidad, consumo de drogas y alcohol, renuncia al trabajo o inversiones imprudentes. Durante una manía, la necesidad de dormir disminuye considerablemente, lo que contribuye a la disfuncionalidad. En casos severos, la manía puede llevar a la hospitalización.
 
Hipomanía y psicosis 

La hipomanía, entre tanto, es una forma menos intensa de manía que dura entre dos y tres días y, aunque genera euforia y energía, no suele causar tanta disfuncionalidad. No obstante, los pacientes pueden presentar logorrea, es decir, hablar incesantemente. En algunos casos, los episodios maníacos pueden incluir psicosis, con ideas delirantes o alucinaciones. Estas ideas delirantes suelen ser congruentes con el ánimo elevado del paciente, llevándolos a creerse más poderosos o importantes de lo que realmente son.
 
Criterios diagnósticos y causas 

La doctora Zapata explica que el diagnóstico del trastorno afectivo bipolar es clínico y se basa en criterios bien definidos. Las causas son principalmente genéticas y hereditarias. Existen familias y poblaciones con una alta incidencia de bipolaridad. Es común que, durante la evaluación, los pacientes mencionen antecedentes familiares de este trastorno, lo que refuerza la naturaleza genética de la enfermedad.
 
Tratamiento y manejo 

Nuestra invitada de Clínica Medellín puntualiza que el tratamiento del trastorno afectivo bipolar es farmacológico y se basa en estabilizadores del ánimo, como litio, ácido valproico y carbamazepina. En casos de psicosis o manía severa, se puede requerir hospitalización. “Los pacientes bipolares deben mantenerse medicados de por vida para controlar la enfermedad y minimizar las crisis. La adherencia al tratamiento es crucial para que los pacientes puedan llevar una vida funcional y normal”, enfatiza.
 
Ciclo de episodios y signos de alarma 

En la práctica clínica, según detalla la doctora Zapata, es común observar que después de un episodio maníaco intenso, los pacientes experimenten episodios depresivos. “Sin un tratamiento adecuado, los pacientes pueden tener varios episodios en un año, alternando entre la manía y la depresión. Los signos de alarma incluyen logorrea, grandiosidad y disminución de la necesidad de dormir. Si no se trata a tiempo, el trastorno bipolar puede llevar a un deterioro cognitivo y funcional significativo”, señala.
 
Impacto en la vida del paciente 

La psiquiatra de Clínica Medellín exalta que un paciente bipolar puede llevar una vida perfectamente funcional si es adherente a su tratamiento. “Existen personas con altos cargos y responsabilidades que manejan su trastorno con éxito. Sin embargo, durante las crisis, la funcionalidad se ve gravemente afectada”.  Por esto, pondera nuestra invitada, el manejo adecuado del trastorno bipolar requiere una combinación de medicación y control regular.
 
Frecuencia y percepción social 

La doctora Sandra Elena Zapata ejemplifica que la bipolaridad es menos común que la depresión, pero aún es frecuente, especialmente en ciertas regiones geográficas como Antioquia. “Es común que los servicios de hospitalización atiendan a numerosos pacientes con trastorno afectivo bipolar en crisis. Es fundamental aclarar que el término "bipolar" se usa incorrectamente en el lenguaje cotidiano para describir cambios de humor repentinos, lo cual es un malentendido sobre la verdadera naturaleza de la enfermedad”. 
 
Desafíos y riesgos asociados 

Para la nuestra experta invitada, el trastorno afectivo bipolar es una de las enfermedades psiquiátricas que más disfuncionalidad genera. Muchos pacientes experimentan hospitalizaciones frecuentes a lo largo de sus vidas. Además, el consumo de sustancias psicoactivas es un problema común entre los bipolares, lo que complica su tratamiento y pronóstico. “La combinación de trastorno afectivo bipolar y adicción a sustancias se conoce como patología dual y requiere un enfoque de tratamiento especializado”.
 
Conclusión 

A manera de cierre, la doctora Zapata, advierte que el trastorno afectivo bipolar es una condición compleja que requiere un diagnóstico y tratamiento adecuado. 
 
“Comprender los signos y síntomas de los episodios depresivos y maníacos es esencial para el manejo efectivo de la enfermedad. Con la intervención correcta, es posible mejorar la calidad de vida de los pacientes y ayudarles a llevar una vida más equilibrada y funcional. La adherencia al tratamiento es clave para minimizar las crisis y garantizar una vida plena y productiva”, concluye.


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