Grupo de investigación de la institución demostró que el corticoide metilprednisolona es más efectivo que la dexametasona como tratamiento para mejorar el estado de los pacientes hospitalizados por el virus.
El estudio Dexametasona vs metilprednisolona, altas dosis para la
neumonía por COVID-19, elaborado por un grupo de investigación liderado por la Clínica Medellín y publicado el 25 de mayo del presente año por la revista científica Plos One, demostró una mejoría significativa en los tiempos de recuperación y la mortalidad de los pacientes hospitalizados por
neumonía grave por COVID-19 que requerían oxígeno, tras ser sometidos a un tratamiento con dosis de 250 a 500 miligramos de metilprednisolona durante tres días.
La investigación demostró que este tratamiento, en vez del uso de la dexametasona por siete a diez días con dosis de seis miligramos, como sugerían otros estudios clínicos, disminuyó del 14 % al 4 % la cantidad de pacientes que fueron trasladados a una unidad de cuidados intensivos, y del 18 % al 9 % la mortalidad por neumonía asociada al COVID-19.
El estudio fue liderado por el médico
infectólogo Miguel Pinzón, en equipo con Santiago Ortiz, Héctor Holguín, Juan Felipe Betancur, Doris Cardona, Henry Laniado, Carolina Arias, Bernardo Muñoz, Julián Quiceno, Daniel Jaramillo y Zoraida Ramírez, profesionales de la Clínica Medellín, la Clínica León XIII, las universidades Eafit y CES.
Metilprednisolona y dexametasona son corticoides antiinflamatorios que disminuyen las complicaciones por COVID como el síndrome de liberación de citocinas, que produce fallas respiratorias que conducen al infectado a una UCI y un posible fallecimiento.
El uso de metilprednisolona en las dosis indicadas, en palabras de Miguel Pinzón, puede reducir el tiempo de recuperación del paciente hospitalizado hasta tres días; con la dexametasona este periodo puede durar de seis a ocho días, lo cual reduce la presión sobre el sistema hospitalario.
Una respuesta a un problema que urge soluciones
“Este artículo propone una respuesta a un problema médico que tiene el país en la actualidad, que es el manejo de pacientes hospitalizados con COVID-19”, dijo Pinzón, lo cual ha hecho que el sistema de atención colapse al no tener la capacidad suficiente de camas de hospitalización o cuidados intensivos.
El referente para esta investigación, explicó el médico infectólogo, fue un estudio elaborado en la Universidad de Oxford, el cual recomendaba el uso de la dexametasona en dosis bajas por periodos de siete a diez días. Este sugería que con el tratamiento solo el 29 % de los pacientes en UCI que requerían oxígeno fallecían, en comparación con el 40 % de aquellos que no ingerían este corticoide; en los hospitalizados la reducción era muy estrecha, del 23 % al 25 %.
Sin embargo, al analizar los resultados de ese estudio, el grupo de investigación liderado por la Clínica Medellín evidenció que estos no eran reproducibles en el contexto local, pues las estadísticas de los pacientes hospitalizados a los que se les suministraba dexametasona eran mucho más altas que las que reportaban en Oxford.
Los investigadores procedieron entonces a analizar un primer grupo de pacientes a quienes se les suministró la dexametasona durante tres meses, y al cabo de ese periodo se les cambió el medicamento por metilprednisolona en dosis de mayor contenido, pero en un período menor, para manejar la inflamación que les producía el COVID-19.
“Teníamos la hipótesis de que metilprednisolona penetraba mejor en el tejido pulmonar”, encontrándose con los resultados mencionados en el desenlace clínico: mejor oxigenación e incluso la posibilidad del desmonte total o parcial del suministro de oxígeno con manejo en casa, a la cual se pueden retirar tras unos tres días de recuperación.
Un alivio para los pacientes y para el sistema de salud.