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Por estos días, los Servicios de Urgencias de la ciudad pasan por dificultades en sus procesos de atención debido a dos razones: la descompensación de los pacientes con enfermedades crónicas rezagados en su atención por la pandemia y las desbordas consultas que se dan por motivos que en realidad no constituyen una emergencia.


Según revela el doctor Paulo Zambrano, jefe del Servicio de Urgencias de la Clínica Medellín, en este momento los servicios de urgencias se encuentran desbordados debido al incremento de la descompensación de las enfermedades crónicas, esto significa que los pacientes durante la pandemia, en razón a que nos centramos en la atención del Covid-19, se encerró en sus casas y los controles que hacían y siguen haciendo las EPS son virtuales.

Tal y como lo relata nuestro invitado, “algunos pacientes diabéticos, hipertensos, con enfermedades cardiovasculares, reumatológicas y neurológicas, por nombrar algunos casos, no han tenido la oportunidad de ser examinados presencialmente o ser sometidos a exámenes de laboratorio o ayudas diagnósticas y esto se ve reflejado en nuestro servicio de urgencias, pues cuando estos pacientes acuden están sumamente descompensados y eso explica en parte el gran volumen de pacientes que estamos atendiendo actualmente en esta dependencia de nuestra institución”.

Otro agravante que revela el jefe del Servicio de Urgencias es que la red de algunas de las EPS se encuentra colapsada, dado que tienen poca presencia en su infraestructura de atención en Medellín y cuando tienen un número significativo de pacientes al tiempo, no cuentan con la capacidad de recibirlos, teniendo como consecuencia que los pacientes se vean obligados a acudir o ser direccionados al Servicio de Urgencias de instituciones como Clínica Medellín para su atención.

Desde la Clínica Medellín, como destaca el doctor Zambrano, se adelantan diferentes estrategias con el fin de ayudar al correcto funcionamiento y a la mejor atención de los pacientes que acuden a este servicio, por ejemplo, “desde el Triage se entrega información adecuada y suficiente a los pacientes, se destinó mayor número de personal médico que hace presencia en los consultorios, se ha implementado la atención y valoración de los pacientes desde la misma sala de espera, logrando así direccionarlos a menores niveles de complejidad o la red que les corresponda o también, si es pertinente, a consulta externa”.

Urgencias para las urgencias

De otro lado el doctor Paulo Zambrano hace énfasis en la necesidad de que las personas tomen conciencia y acudan a esta área solo cuando su condición realmente revista gravedad, para no congestionar el servicio y permitir que se atiendan de manera adecuada a quienes sí requieren de esta asistencia vital.

Igualmente pondera que la pandemia por COVID-19 aún no ha terminado, por el contrario, se requiere de la conciencia ciudadana y del autocuidado para evitar el incremento de contagios, pero especialmente para que las consultas por esta área sean por motivos que en realidad constituyan una emergencia.

“Hay personas que siguen consultando por cualquier cosa, motivos de consulta que pueden ser tratados por citas prioritarias o con una consulta externa con especialista. Esto hace que el servicio se congestione y que cuando lleguen las urgencias reales no se traten de forma oportuna y la oportunidad se vea comprometida”, advierte el doctor Zambrano.

¿Cuándo sí consultar por urgencias?

El doctor Zambrano señala algunas de las situaciones que sí ameritan una visita al servicio de urgencias:
• Situaciones urgentes que comprometan la vida de manera inmediata o en muy corto plazo, como por ejemplo un dolor en el pecho o un infarto.
• Traumas graves con fractura.
• Desmayos o pérdida de conocimiento
• Cambios en el comportamiento o disminución de alguna de las funcionalidades, como hablar enredado o decir cosas sin coherencia.
• Fiebre con palidez, sudoración y fatiga en exceso.
• Dolor abdominal fuerte y en aumento, que provoque vómito o esté asociado a fiebre.

El jefe del Servicios de Urgencias señala que, de acuerdo con las estadísticas de la institución, estos constituyen tan solo entre el 10 % y el 15 % de los casos que llegan a su área; es decir, entre el 85 % y el 90 % de las consultas no son urgentes.

¿Cuándo no?
• Consultas por un dolor prolongado pero que es manejable, como en la cabeza o muscular.
• Una gripa que no genera dificultades para respirar.
• Un dolor al orinar, molesto pero soportable.

En casos como estos lo recomendable es pedir una cita prioritaria o una consulta externa.
Zambrano hizo énfasis en que el autocuidado es clave para no copar los servicios de urgencia: si las personas evitan hacer salidas innecesarias o cualquier actividad que las exponga al contagio, especialmente aquellas con comorbilidades (diabetes, hipertensión, entre otras), ayudarán a reducir las consultas.

Las clasificaciones

A manera de educación, Zambrano recuerda las clasificaciones estipuladas por el Ministerio de Salud y Protección Social y que se realiza en urgencias –triage– cuando el personal de enfermería recibe a los pacientes y les revisa los signos y los síntomas:

Triage I: requiere atención inmediata. La condición clínica del paciente representa un riesgo vital y necesita maniobras de reanimación por su compromiso ventilatorio, respiratorio, hemodinámico o neurológico, pérdida de miembro u órgano, u otras condiciones que por norma exigen atención inmediata.

Triage II: la condición clínica del paciente puede evolucionar hacia un rápido deterioro o a su muerte, o incrementar el riesgo para la pérdida de un miembro u órgano, por lo tanto, requiere una atención que no debe superar los treinta minutos. La presencia de un dolor extremo de acuerdo con el sistema de clasificación usado debe ser considerada como un criterio dentro de esta categoría.

Triage III: la condición clínica del paciente requiere de medidas diagnósticas y terapéuticas en urgencias. Son aquellos casos que necesitan un examen complementario o un tratamiento rápido, dado que se encuentran estables desde el punto de vista fisiológico, aunque su situación puede empeorar si no se actúa.

Triage IV: el paciente presenta condiciones médicas que no comprometen su estado general ni representan un riesgo evidente para la vida o pérdida de miembro u órgano. No obstante, existen riesgos de complicación o secuelas de la enfermedad o lesión si no recibe la atención correspondiente.

Triage V: el paciente presenta una condición clínica relacionada con problemas agudos o crónicos sin evidencia de deterioro que comprometa el estado general del paciente y no representa un riesgo evidente para la vida o la funcionalidad de miembro u órgano.

“Si la gente usa de forma correcta los servicios de urgencias, eso mejora la oportunidad de atención, y cuando realmente tengan una situación apremiante como un infarto o un derrame cerebral, etc., serán atendidos oportunamente”, ejemplifica el jefe de Urgencias de nuestra institución.


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