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Aunque parezca extraño, el cerebro no está obligado a almacenar todas las actividades que usted realice durante el día. Este solo le recordará aquellas que sean relevantes para su supervivencia, sus relaciones sociales o sus quehaceres cotidianos, pero la gran mayoría de cosas se olvidan. Y esto no es señal de demencia.

La pérdida de la memoria, por sí sola, no es el único síntoma asociado a esta enfermedad, que compromete múltiples funciones cerebrales, entre ellas la memoria, claro, la inmediata y la remota; el juicio, el raciocinio, el cálculo, entre otras, explica el neurólogo de la Clínica Medellín, Óscar David Martínez Orozco.


Los tipos de demencia

El final de todas las demencias es el mismo: comprometen las funciones mentales superiores del cerebro y se pierde el control de sus capacidades mentales. Dependiendo de cómo comienzan se pueden clasificar así:

• Si existe un trastorno de la memoria, es Alzheimer.
• Si predominan los cambios de comportamiento, como desnudarse de repente, orinar o defecar en cualquier sitio, es una demencia frontal o de pick.
• Si hay una desorientación visoespacial, es una demencia posterior.
• Si ocurren alteraciones ejecutivas, es decir aquellas orientaciones internas para cumplir con una meta, acompañadas de síntomas como temblores, movimientos lentos, rigidez muscular, alteraciones de la postura y el equilibrio, entre otros, es la demencia de la enfermedad de Párkinson.
• La demencia rápidamente progresiva, causadas por priones -proteínas que se comportan como infecciones- dañan el cerebro por completo y llevan a la persona a la muerte en menos de un año (lo que con el Alzheimer puede ocurrir en diez años).
• La demencia vascular es producida cuando se pierden las funciones mentales superiores por múltiples infartos en varias partes del cerebro.


Qué la provoca

Dice el doctor Martínez que es un error señalar que la demencia surge solo por la edad. De hecho, hace algunos años se decidió retirar el término “demencia senil”, ya que era considerado peyorativo, aunque es verdad, advierte, que después de los 80 años, cada año se incrementa en un 2.5% el riesgo de desarrollar cualquier tipo de demencia.

Entonces sí, la edad es un factor de riesgo, pero no el único, pues las funciones mentales superiores del cerebro deberían conservarse intactas hasta el último día de la vida.

En las personas en edades intermedias, de los 30 a los 50 años, la principal causa de pérdida de la memoria son los trastornos de sueño y de ansiedad, cuando el cerebro está más ocupado en múltiples obligaciones y empieza a tener pérdida de atención y de concentración.

También existe una probabilidad de padecerla por herencia, aunque esto aún es estudiado por diferentes investigaciones.

Otro factor son los malos hábitos saludables. El consumo alto de carbohidratos y grasas produce muchos radicales libres que afectan el cerebro.

La producción de estos radicales se combate con ejercicio regular y una copa de vino tinto al día, ya que en ellos hacen efecto los taninos.


Cómo es el diagnóstico

Explica el neurólogo de la Clínica Medellín que para determinar si una persona tiene síntomas de demencia lo primero que se debe hacer es un interrogatorio juicioso en el que se indaga por lo siguiente:

• Quejas de la pérdida de memoria, lenguaje o vocabulario
• Alteraciones de olfato
• Trastornos de sueño
• Cambios de comportamiento y de estado de ánimo
• Qué cosas se le olvidan
• Si tiene un discurso reiterativo
• Dificultades para emitir juicios
• Se le olvidan los nombres de las personas
• Problemas para vestirse o comer
• Se le olvida si ya comió

De esta manera se detecta si hay un deterioro cognitivo significativo que pueda sugerir un síndrome demencial.

Si esto en efecto ocurre, se deben hacer pruebas de laboratorio en sangre para determinar si hay una causa secundaria que lo esté produciendo. Después se pasa a una tomografía, que entrega mucha información sobre el estado del cerebro y si existe alguna alteración cognitiva, y por último unas pruebas neuropsicológicas para determinar cómo está funcionando el cerebro y si este se encuentra comprometido en algunas de sus funciones.


El acompañamiento de los familiares es clave

Cuando una persona sufre de demencia, la enfermedad termina extendiéndose a su grupo primario familiar, pues deben encargarse de su cuidado. En sus etapas iniciales, el paciente tendrá una buena introspección de lo que está pasando, lo cual se perderá al entrar en las fases medias y avanzadas.

Es conveniente, entonces, asesorarse de un experto que los acompañe, para ofrecerle a la persona el mejor cuidado posible.


¿Se puede contrarrestar con medicamentos?

Así sea en su etapa inicial, la demencia cuando aparece ya es una enfermedad avanzada, ya que la persona puede haber tenido las lesiones acumuladas en su cerebro durante dos o tres décadas, pero el cerebro se acostumbró a ese daño. Sin embargo, llega un día en que ya no puede más y ahí es cuando ya no hay nada que lo haga reversar.

De este modo, la demencia no es curable, pero sí existen medicamentos que pueden ayudar a aliviar los síntomas y a retrasar su progresión, como la memantina y los inhibidores de la colinesterasa, que trabajan aumentando los niveles de un mensajero químico que interviene en la memoria y el juicio.


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