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Cada día en Colombia son diagnosticadas doce mujeres con este tipo de cáncer y cinco fallecen, según el Minsalud. Una razón suficiente para prevenir y consultar a tiempo.


El cuello uterino, también llamado cérvix, está localizado en la parte baja o distal del útero, en el interior de la vagina, y su función principal es la de ayudar a conservar el embarazo y separar la cavidad endometrial de la cavidad vaginal, la cual concentra un alto contenido de bacterias.

Este órgano, describe el ginecólogo Oncólogo de la Clínica Medellín, Carlos Ruiz, es de un tamaño pequeño, de no más de tres centímetros y medio y sufre cambios en su conformación de manera fisiológica y que se denomina metaplasia escamosa, que hace que sus células sean especialmente susceptibles a la infección por virus del papiloma humano, causa necesaria para el desarrollo del cáncer de cuello uterino.

¿Qué genera el cáncer?

El ginecólogo Carlos Ruiz explica que el cáncer de cuello uterino se relaciona con el virus del papiloma humano (o papilomavirus). Todas las mujeres, sin importar su edad, cuando comienzan su actividad sexual son susceptibles de adquirirlo, ya que esta es su vía de transmisión.

Este cáncer tiene unas características específicas que el especialista aclara: “cuando hay una infección por ese virus, este entra en el material genético de las células del cuello uterino, favorecido por la metaplasia. En ese estado se producen cambios a nivel genético que llevan a la abolición de la apoptosis, es decir que no hay muerte celular sino, al contrario, estas aumentan en número y proliferan”.

Existen factores de riesgo que acrecientan las probabilidades de adquirir el virus, entre ellas conductas como tener muchos compañeros sexuales, además del consumo de cigarrillo, ya que las sustancias que este contiene favorecen la perpetuidad del virus dentro del material genético de las células. Siendo ésta persistencia viral necesaria para la transformación de un cuello normal en un cuello con un cáncer.

¿Cómo prevenirlo?

En la actualidad hay una forma muy sencilla de eliminar las probabilidades de adquirir el papilomavirus y es mediante la vacunación. El problema, señala el doctor Ruiz, es que en Colombia las tasas de inmunización se han desplomado en años recientes de índices superiores al 90 % hace una década a registros inferiores del 40 % en la actualidad, según el Ministerio de Salud.

Es por esta razón que el cáncer de cuello uterino es la primera causa de muerte por cáncer entre mujeres de 30 a 59 años, y casi cinco fallecimientos diarios en la población en general.
También se puede detectar a tiempo por medio de la citología o realizándose un test del papilomavirus, para identificar si este está presente en el organismo.
Lo ideal es que el control citológico se realice a partir de los 21 años y el test después de los 30, de acuerdo a lo recomendado en las guías colombianas de prevención del cáncer de cuello uterino.

El manejo de este cáncer

Al diagnosticar un caso de cáncer de cuello uterino los especialistas realizan un diagnóstico del estadio de esta enfermedad y a partir del resultado determinan cuál es el manejo que se le debe dar en particular.
Una de las formas de atender este tipo de cáncer es mediante cirugía, pero solo aplica en los estadios o fases más tempranas de la enfermedad. Cuando esta ya se encuentra en una etapa más avanzada, es necesario acudir a radioterapias concomitantemente con quimioterapias.

Este es un tumor que, en palabras del ginecólogo Ruiz, crece relativamente rápido y por tanto el diagnóstico temprano es una de las medidas más recomendadas para darle un manejo adecuado y que no tenga tanto impacto en la calidad de vida de las pacientes.

“Es muy importante atenderlas en una etapa premaligna, que se detecta por citología y por el test del papilomavirus, que debería hacerse en un programa de prevención”, recomienda Ruiz.
La calidad de vida con la que queda una paciente con cáncer posterior a la intervención quirúrgica es buena y los ovarios se dejan en su lugar a menos que exista una razón para extirparlos, pero cuando son sometidas a un tratamiento con quimiorradiación deben adaptarse a algunas circunstancias que deterioran su cotidianidad.

Entre ellas están los cambios actínicos, que pueden causar estrechez vaginal, dolores y sangrado al tener relaciones sexuales, o la proctitis actínica, que generan diarreas con sangre de manera frecuente o diarreas severas que pueden amenazar su vida.

Otra complicación es que, al ser los ovarios muy poco resistentes a la radiación, las pacientes, aún siendo muy jóvenes, entran en fase de menopausia con las consecuencias adversas derivadas de la deprivación hormonal temprana.

La posibilidad de quedar en embarazo

El ginecólogo Carlos Ruiz afirma que después de un cáncer de cuello uterino la fertilidad queda en riesgo y depende del manejo particular que se le dé a cada caso.
Cuando son pacientes intervenidas en cirugía, esta posibilidad se restringe a aquellas situaciones en las que el tumor es muy pequeño, que permite hacer una traquelectomía radical para conservar la fertilidad, aunque se reduce el chance del embarazo de manera marcada.

En cuanto a quienes reciben quimiorradiación, no hay ninguna posibilidad ya que el ovario pierde sus funciones hormonales, así como sus funciones reproductivas.

La recomendación final del especialista es hacerse la citología de forma regular, o el test de Papilomavirus según esté indicado y reclamar el resultado, acudir a los controles y atender algunas señales como el sangrado o el dolor excesivo durante las relaciones sexuales, flujos que huelan mal y no automedicarse, sino seguir las sugerencias y recomendaciones de los profesionales de la salud.


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