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Las mujeres, a partir de los 35 años, pierden hasta un 1 % del tono de sus músculos en el piso pélvico, por su constitución física. Es algo natural que les ocurre a todas. Esto, sumado a factores como los embarazos, los partos, las cirugías pélvicas y el estreñimiento, les da a ellas mayores probabilidades de padecer incontinencia urinaria en comparación con los hombres.

El doctor David Ruiz, urólogo de la Clínica Medellín, señala que los escapes de orina en ellos tienen una prevalencia del 3 %, en especial quienes han sido intervenidos quirúrgicamente en el tracto urinario o por cáncer de próstata.

En las mujeres, “no hay modelos definidos de diagnóstico temprano, pero hay una tendencia mundial a prevenir en pacientes de mayor riesgo de incontinencia: mujeres con dos o más embarazos y/o partos, con estreñimiento, con un índice de masa corporal superior al 30. Estas, a partir de los 45 años, deben ingresar a un programa de prevención de incontinencia urinaria, con terapias de piso pélvico para fortalecer la musculatura y disminuir esa proporción aumentada del escape de orina”, agrega el doctor Ruiz.

El diagnóstico puede ser clínico, y los especialistas se apoyan, más que en imágenes, en el testimonio del paciente que alega padecer un goteo miccional o postmiccional que le genera alteraciones sociales.

Es posible hacer un diagnóstico clínico mediante una urodinamia, pero el doctor afirma que son incómodos y sus resultados pueden ser confusos: hay pacientes a los que el estudio les señala una incontinencia, pero ellos dicen no sentirla ni observarla. De otro lado, personas comentan un escape constante pero el examen no da señales de que esto esté ocurriendo. En ambos casos, prevalece la declaración del paciente.


Las intervenciones

Si una persona, al terminar de orinar, tiene un escape de dos o tres gotas, y la ropa interior no se moja ni se mancha, esta situación se considera dentro de los parámetros normales y la recomendación del urólogo es esperar a que finalice la micción por completo.

Pero si el goteo le genera incomodidad y alteraciones sociales al paciente por mal olor y ropa manchada, es mejor consultar.

Una primera medida es la fisioterapia preventiva para incontinencia urinaria de mayor grado, que consiste en el fortalecimiento de la musculatura del piso pélvico y el reentrenamiento para contener la orina.

Los ejercicios de Kegel, que ayudan a fortalecer el músculo pélvico, pueden ser una estrategia complementaria pero no se ha demostrado que solo con ellos se disminuya el escape de orina cuando ya ha sido diagnosticada la incontinencia. Su utilidad aumenta cuando esta se encuentra en estados iniciales.

Otra alternativa son los medicamentos que controlan el goteo y la frecuencia urinaria. En este caso, conviene consultar al especialista por el tipo de sustancias que se pueden ingerir.

La cirugía es otra opción. En ella se instalan en las mujeres cintas suburetrales que evitan la incontinencia. La instalación se hace mediante una fibrosis alrededor de la uretra que evitan que esta se mueva y la orina no se escape cuando el paciente haga fuerza en la micción.

Para los hombres hay un dispositivo médico llamado esfínter urinario artificial, que reemplaza al esfínter natural, con un mecanismo mecánico que ayuda a contener la orina, pero este no es efectivo en su totalidad. Sin embargo, permite que de cinco pañales que se utilizan en promedio al día se reduzca a uno.

Ellos también pueden recibir las cintas, pero cuando hay incontinencia leve o moderada, y una malla conocida como Atoms, que consiste en un cojinete debajo de la uretra que la mantiene fija y así se disminuye el goteo.


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