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Desde hace ocho años trabaja en la Clínica Medellín en cargos administrativos. Entiende que su rol es silencioso, pero es clave para que todo funcione de forma adecuada.


Luisa Daniela Rodríguez apenas tiene 29 años, pero habla como si llevara toda la vida trabajando en la Clínica Medellín. El dominio que tiene de su labor le da seguridad y confianza, y por eso en estos ocho años en la institución se ha destacado por su integridad, así como por su compañerismo. Ese sentido humano también lo han notado los pacientes, si bien no sea ella la que solucione sus dolores, pero sí facilita su atención ágil y oportuna.

Tras terminar sus estudios técnicos en Auxiliar Administrativo de Salud en la Corporación Ecosesa de Medellín, y luego de un paso por la ARL Sura, Luisa llegó a la Clínica Medellín cuando se abrieron convocatorias laborales para la apertura de la sede Occidente.

Comenzó en urgencias, luego ocupó posiciones en consultas externas y como supernumeraria hasta llegar a su cargo actual de auxiliar de Admisiones y Autorizaciones en el área de cirugía. Su labor es silenciosa, pues está “detrás del telón”, gestionando trámites documentales en la recepción de los pacientes, pero su trabajo es valioso, pues su diligencia agiliza la atención y los procesos internos que se requieren surtir para que, al final, todo esté en su punto.

Una de las claves para sobresalir, dice Luisa, es ponerse en el lugar de las personas. Entender que cuando este acude a una institución de salud está en una situación de vulnerabilidad que demanda de su trabajo mucha agilidad y celeridad para que, además de las dolencias que lo aquejan, no tenga que sumarles problemas por algún trámite que presente irregularidad.

“Muchas veces los pacientes no se dan cuenta de lo que yo hago, pero siempre estoy detrás pendiente de que se le respete la atención al paciente, que estén listas todas las autorizaciones que faciliten la intervención que se le hará”, comenta.

Satisfacciones y recompensas

En el tiempo que ha estado en la Clínica, Luisa ha pasado por todo tipo de emociones, pero para su alegría la mayoría han sido satisfactorias. No olvida que, hace unas semanas, una paciente proveniente del exterior tuvo un inconveniente con el pago de un procedimiento y por tanto su intervención estaba en riesgo de ser suspendida.

La señora, recuerda Luisa, lloraba y se lamentaba de su suerte, porque había venido expresamente para que la operaran en la Clínica Medellín. Ella, en consecuencia, no solo procuró ayudarla para gestionar su inconveniente, sino que incluso la consoló, entendiendo su angustia. Por fortuna para ambas, la situación se solucionó y pudieron atenderla.

No ha sido un recorrido fácil. Hubo ocasiones en las que, al trabajar en el turno de la noche, las diligencias no avanzaban al ritmo que los pacientes y el personal clínico requerían. La impotencia era grande porque al estar cerradas las oficinas de algunas empresas o entidades y no haber atención, no lograba gestionar las autorizaciones o los pagos correspondientes, pero esas son experiencias que con el tiempo ha aprendido a valorar.

De la misma manera, el camino le enseñó a ser autónoma, tomar decisiones en momentos de apremio y ofrecer soluciones a sus superiores y a los pacientes. Eso es valorado por todos quienes la rodean, que le reconocen su calidez humana y sus cualidades laborales, que la han hecho merecedora de felicitaciones y elogios que la animan a seguir brindando lo mejor en su oficio.


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YULIETH CANO RODRIGUEZ
FELICITACIONES A DANIELA Q CON ESA GRAN LABOR, AYUDA A QUE LA VIDA DE LOS PACIENTES SEA UN POCO MENOS DIFÍCIL, AL MENOS EN ESOS MOMENTOS DE DE VULNERABILIDAD Y ANGUSTIA, A LA CLÍNICA POR HACER ESTA CLASE DE RECONOCIMIENTOS QUE INCENTIVAN A LA PRESTACIÓN DE UN MEJOR SERVICIO, Y A QUIEN DISEÑÓ Y QUIEN ALIMENTA ESTA PAG TAN ORGANIZADA Y AGRADABLE, SE SIENTE UNO MOTIVA A EXPLORARLA Y LEER SU CONTENIDO.
21 Nov 22
1 año 4 meses 29 días 2 horas 41 minutos

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