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El doctor Joaquín Aristizábal Mondragón dio las primeras pinceladas de un proyecto que nos llena de orgullo. Su comienzo fue una labor quijotesca pero hoy, 75 años después, cada esfuerzo sigue entregando sus frutos.


La fundación de la Clínica Medellín a mediados del siglo XX (1947) no fue un hecho casual. A lo largo de toda la primera mitad del siglo la medicina en Antioquia, que desde sus inicios había estado principalmente influenciada por las tradiciones francesas, comenzó a volcarse hacia las tendencias norteamericanas.

Durante estos años se adelantaron programas de colaboración entre el gobierno colombiano y el gobierno de los Estados Unidos -y las fundaciones privadas de ese mismo país (Rockefeller y Ford)- para llevar a cabo diversos estudios. En el marco de estos programas, médicos y estudiantes de medicina de la ciudad viajaron a las clínicas norteamericanas para conocer sobre el desarrollo de la medicina y las tecnologías.

Los acercamientos con la medicina norteamericana volcaron el énfasis de las prácticas médicas hacia los procedimientos en los laboratorios y hacia el máximo aprovechamiento de nuevos y más eficaces instrumentos y equipos, tanto de diagnóstico como de tratamiento, desplazando la tradicional medicina francesa, basada más en la clínica que en el laboratorio, y atrayendo a los médicos a entrenarse en los centros académicos de EE. UU.

Fue así como surgieron nuevas especialidades y numerosas subespecialidades.

Tal fue el caso del doctor Joaquín Aristizábal Mondragón, quien visitó la Clínica de los Hermanos Mayo en Rochester, Estados Unidos.

El conocimiento de esta clínica y de su particular funcionamiento, despertó en el doctor Aristizábal la inquietud de promover entre los profesionales de la medicina en Medellín la idea de constituir una sociedad anónima para el establecimiento de una Clínica similar, donde se pudiera materializar el siguiente ideal: Tener un centro de diagnóstico y clínica quirúrgica en un mismo sitio, contando con un grupo de médicos de diferentes especialidades para la atención de los enfermos, concentrados en un gran edificio, con personal preparado del más alto nivel para realizar su trabajo, brindando atención personalizada y donde lo primero sería el paciente.

La Clínica Medellín: El sueño de un Quijote

La idea de establecer en Medellín una clínica similar en su organización y funcionamiento a la Clínica Mayo de Rochester -Estados Unidos-, se transformó para el doctor Joaquín Aristizábal Mondragón en su más loable sueño. Crear un centro de diagnóstico donde los pacientes pudiesen contar con los servicios de los más calificados médicos y los más altos recursos técnicos y tecnológicos, que les permitiera contar con diagnósticos integrales y llevar a cabo el tratamiento en el mismo sitio.

El doctor Aristizábal Mondragón plasmó su sueño en un proyecto escrito, a través del cual difundió su idea entre los médicos de la ciudad. El proyecto apareció impreso por la Tipografía Industrial en el año de 1942, bajo el título: Bases del Proyecto de Constitución de una Sociedad Anónima para el establecimiento de la Clínica Medellín similar en su organización, guardando las debidas proporciones, a la Clínica Mayo de Rochester, EE. UU.

La autoría de este documento puede atribuirse al mencionado doctor, por la coincidencia en la fecha de publicación con el viaje que este realizó a los Estados Unidos, donde visitó la Clínica Mayo, y por el tono y las ideas expuestas, que evidencian lo expresado a su familia en una de las cartas que les envió durante el viaje.

En dicho proyecto el doctor Joaquín Aristizábal plasmó de la siguiente manera su sueño: El sólo hecho de poner en estrecha colaboración un buen número de médicos y de agrupar una serie de elementos que ya existen como clínicas, laboratorios, etc., y sin traer nada del exterior, ya ese sólo hecho produciría un magnífico resultado. Ahora si eso lo complementamos trayendo laboratorios y equipos, si no se consiguen en el país, será aquello motivo suficiente para obtener resultados sorprendentes.

Esta Clínica, nos decía alguna persona que no es médico, es más importante para Medellín que el Hotel Nutibara y que el Club Campestre, a pesar de ser estas dos entidades obras de enorme importancia social para Medellín, es decir son indispensables.

En Medellín se podría formar una sociedad anónima que suscribiera una parte de capital y tratara de hacer incorporar a ella algunas de las clínicas y laboratorios de la ciudad.

Agrupemos el cuerpo médico de Antioquia y dotemos a Medellín de una organización que será de nombre nacional y tal vez hasta internacional.

El proyecto de constitución de una sociedad anónima para el establecimiento de la Clínica Medellín está integrado por cinco apartados, donde el doctor Aristizábal ofreció información sobre lo que era la Clínica de Rochester. Enunció las posibilidades de organizar una clínica similar en Medellín. Redactó las bases de constitución de la sociedad anónima para el establecimiento de la Clínica Medellín. Presentó un cálculo de entradas, de salidas y de utilidades, sobre la base de los pacientes locales y de los posibles pacientes del resto del país que visitarían la Clínica. Por último, concluyó con una breve reflexión sobre el futuro de la institución, donde finaliza diciendo:

Un organismo como el que se proyecta que apenas esté bien desarrollado y organizado será el brazo derecho del cuerpo médico nacional y del gobierno para la defensa de la salud de los colombianos, no solamente curando muchos males sino evitando muchos otros, debe crearse en el país. El factor humano es la mejor riqueza de un pueblo. A su defensa tiende este proyecto.


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Orlando Gil
Gracias Doctor Aristizábal
8 Oct 22
1 año 6 meses 18 días 21 horas 6 minutos

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