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Estefanía Cano, profesional de esta área en la Clínica Medellín, comparte sus vivencias en esta rama que ha sido clave para la atención de la emergencia sanitaria.


Es probable que muchos de los pacientes que ha atendido Estefanía durante la pandemia no conocieran antes acerca del rol que desempeñan los terapeutas respiratorios. Debido a la emergencia sanitaria, la mayoría identificó la importancia que su función tiene para orientarlos en una práctica tan relevante para nuestra vida y muchas veces desapercibida como es respirar de manera adecuada.

Esa ha sido, quizás, la reflexión principal que se ha planteado en este tiempo esta terapeuta respiratoria que acumula siete años de experiencia en la Clínica Medellín. Graduada de la Universidad Autónoma de Las Américas, a punto de terminar estudios de rehabilitación pulmonar y con una experiencia previa en una institución de cuidado crítico en salud, Estefanía cree que vivir tiempos tan críticos le ha hecho valorar su trabajo, pero más importante aún la vida con salud y en familia.
“La vida no es para siempre y en cualquier momento la podemos perder. Una infección nos puede cambiar mucho la vida; en mi trabajo me han pasado muchos sentimientos, he visto familias que han tenido a más de uno de sus integrantes en estado crítico, con incertidumbre de si van o no a salir de esa situación, sin saber qué les va a pasar”, afirma.

Ha sentido presión y angustia, sobre todo en aquellos momentos en que por la emergencia la atención se vio desbordada y no tenían la capacidad de atender a todos los pacientes, pero el trabajo en equipo y con profesionalismo les ha permitido superar las adversidades.
Han sido jornadas extensas en las que la salud de los pacientes es su preocupación mayor, y confiesa que “nadie estaba preparado para una emergencia de este tipo”.

Pero valora el hecho no solo de haber podido prestar sus servicios para salvar la vida de las personas, sino de mantenerse con salud y poder seguir disfrutando de su familia y de sus compañeros en la Clínica.

“Antes nadie conocía la terapia”

En medio de tanta zozobra, para Estefanía ha sido satisfactorio saber que muchas personas han conocido su oficio, el cual “es importante no solo para pacientes en condición crítica sino para aquellos que salen de esta pero que deben seguir con su recuperación”.
Respirar bien, dice, es el primer paso para responder ante una infección como la que ha afectado a la humanidad en este periodo, y si las personas no aprenden a hacerlo, su calidad de vida no será la recomendada para una enfermedad de este tipo.
“Como terapeutas hemos sentido que nuestra labor está generando cambios en la vida de muchas personas, y hoy les ayudamos no solo a quienes están infectados, sino con muchas otras que no lo están”, señala.

Esto a ella le ha generado sensaciones y emociones muy positivas, al dejar en cada paciente una semilla con la cual le han enseñado y ayudado a mejorar su estado, y permitir que muchas familias sigan unidas en torno a sus integrantes. Lamenta, sí, que no sea así en todos los casos, y que a pesar de su esfuerzo sea inevitable que la tristeza se exprese, pero cree que los cinco años que estudió en la universidad hayan valido la pena.

“Desde que supe de esta profesión me enamoré de ella y la quise seguir estudiando. Además, poder trabajar en la clínica es algo chévere y puedo ayudarles a muchas personas”, cierra Estefanía.


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