Este cereal, además de aportar vitaminas y minerales, es bueno para el estreñimiento, el control metabólico y la saciedad, pero también hay muchos mitos sobre sus beneficios. Conoce sus reales características de la mano de nuestros especialistas.
La popularidad de la avena se ha disparado en los últimos años. No es raro ver este cereal en desayunos o como ingrediente principal de tortas y otras recetas caseras. En ocasiones, incluso viene etiquetado como ‘superalimento’ por todos los beneficios que se le atribuyen.
Por otro lado, se abre el debate sobre las verdades y mentiras en torno a los llamados ‘superalimentos’, cuyo consumo parece indispensable para tener una buena salud. Isabel Campos Del Portillo, responsable de Nutrición y dietética del Hospital Quirónsalud Toledo (en España), nos advierte que "hemos pasado de la evidencia sólida a la moda de etiquetar como ‘superalimentos’ a aquellos productos exóticos a los que, aunque puedan ser verdad que tienen propiedades saludables, se les atribuyen otras virtudes milagrosas sin que exista una base científica rigurosa".
¡Descubre todas las verdades y mentiras!
La avena es beneficiosa para la salud, ¿sí o no?
Se ha convertido en ingrediente principal de multitud de recetas como la variedad de preparaciones junto a frutas frescas y frutos secos para el desayuno o comer durante el día. Esto ha lanzado la popularidad de la avena, convirtiéndose en un cereal muy consumido. A menudo se hace referencia a ella como un ‘superalimento’. Pero ¿qué beneficios aporta la avena en realidad?
Lo cierto es que tiene propiedades nutricionales muy positivas para la salud. Nuestra especialista invitada destaca que "este cereal aporta vitaminas del grupo B y minerales, como el magnesio, potasio y fósforo, así como grasas insaturadas".
Igualmente, la avena es buena para prevenir el estreñimiento, así como para mejorar el tránsito intestinal en general, ya que contiene un alto aporte en fibra. ¡Sin olvidar que esto también la hace altamente digestiva! Además, la fibra junto a la proteína que encontramos en la avena ayuda a sentirnos saciados con más facilidad.
Otra ventaja del consumo de avena es que ayuda al control metabólico. Al respecto, la especialista asegura que "ayuda a controlar la glucosa, dado que es una fuente de hidratos de carbono de absorción lenta, y el colesterol, y también estimula la glándula tiroidea y la actividad del páncreas".
Cómo consumir la avena
Las formas correctas para comer avena pueden ser:
• Cruda. De forma cocida o en remojo. Para ello, puedes incluirla en yogures, con leche la noche de antes o en batidos, como el de plátano y nueces. Otra opción es preparar un sabroso desayuno con una mezcla de avena y fruta.
• Harina. Es idónea para hornearla y preparar galletas, pan, barritas energéticas, tortas e incluso como sustituta del pan rallado.
• Espesante. Si empleas la avena como espesante, proporcionará consistencia y cremosidad a las cremas de verduras. Así que puedes usarla en lugar de papas, queso o crema de leche.
¡Ojo con la etiqueta de ‘superalimentos’!
Ni son algo novedoso ni logran resultados milagrosos, e incluso en ocasiones no existe evidencia clínica suficiente. Lo cierto es que en el año 1986 la FAO ya los definió como alimentos que, por sus propiedades nutricionales, aportan mejoras en la salud si se combinan con cambios de hábitos. Entre los llamados ‘superalimentos’ se encuentran los arándanos, la quinua y las legumbres.
En definitiva, su consumo debe ir acompañado por hábitos saludables, tal como apunta nuestra invitada especialista en Endocrinología y Nutrición: "El hecho de incorporar legumbres en nuestra alimentación puede ayudarnos en la mejora de nuestra salud gracias a su contenido en fibra, proteínas y vitaminas y minerales, si las consumimos de forma más o menos frecuente y se mantienen buenos hábitos de ejercicio, descanso, alimentación y gestión de emociones".
En la actualidad, existe la tendencia a etiquetar como ‘superalimentos’ a productos exóticos sobre los que, en ocasiones, no hay una evidencia científica sólida. La especialista nos lo explica así: "A veces, se justifican los beneficios de estos productos con estudios basados en una muestra muy bajita, durante un período de tiempo muy corto, y donde a veces las dosis son muy altas o se usan extractos, por lo que ya no son alimentos, sino suplementos o productos, desconociéndose los efectos beneficiosos y perjudiciales de ese consumo a largo plazo".
Por último, hay que evitar el error de desplazar otros alimentos saludables. "No te dejes influenciar por modas, para tener una alimentación saludable no hace falta consumir ‘superalimentos’", concluye la especialista.