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Es el síntoma más frecuente de alguna patología o enfermedad, señala el doctor Carlos Alberto Gallo, médico especialista en dolor y cuidado paliativo de la Clínica Medellín.


La cultura occidental ha interpretado que el dolor por sí mismo es algo malo, pero ha olvidado, dice el doctor Gallo, que antes que solucionarlo es conveniente identificar primero qué lo causa.

“Siempre es importante que cuando duela, no piense en qué pastilla le recomienda el farmaceuta -que tiene prohibido, por ley, dar recomendaciones sobre temas de salud-, sino ir al médico y ver qué es lo que lo está causando”, afirma.

Es luego de esa consulta que se deben, o no, consumir los analgésicos, pero algunas personas han hecho lo contrario, sin medir las consecuencias de este mal proceder, por no querer ir al médico o pensar que es algo pasajero. Por eso deciden tomar por su cuenta el manejo del dolor.


Reglas básicas del uso de antiinflamatorios y analgésicos

Advierte el doctor Gallo que el uso de estos medicamentos es válido, pero hay que tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

• No son para usarlos eternamente. La recomendación es que cualquier tratamiento con ellos no supere los cinco días, que es un tiempo suficiente para que la causa del dolor se solucione.
• La dosis diaria depende del antiinflamatorio. Hay un grupo de antiinflamatorios no esteroideos muy vasto, de más o menos 30 a 40 moléculas diferentes, que tienen el mismo efecto, pero difieren en los daños al cuerpo humano.
• El uso de antiinflamatorios causa lesiones a la mucosa gástrica, es decir que provoca gastritis, y también úlceras sangrantes en el estómago, algo delicado en particular para la tercera edad. Daña además al riñón, puesto que ejerce presión sobre la parte de este órgano que se requiere para filtrar toxinas.
• Deben tomarse en el mismo horario, para que los niveles de sangre se mantengan estables y no precipiten más problemas.
• Hay que guardarlos en un lugar seguro, no dejarlos en cualquier sitio.


Los medios físicos, otra alternativa

Acudir a masajes, compresas y el reposo es conveniente, pero de todos modos también requieren tener cuidado al practicarlos.

“Ante un dolor muscular son una muy buena alternativa. Uno de los más utilizados es las compresas calientes, pero se debe revisar que el agua no esté a muy alta temperatura, pues puede producir quemaduras”, señala el doctor Gallo.

El calor, explica, busca que al entrar en contacto con la zona afectada se mejore y se distribuya la circulación, lo cual facilita la recuperación del tejido inflamado.

Las compresas no deben ser puestas por más de quince minutos, y se deben alternar con agua a temperatura ambiente.

En cuanto a los masajes, lo más conveniente es guardar las debidas proporciones de acuerdo con el trauma, pues en algunos casos en vez de ayudar, empeoran la situación.


El manejo del dolor crónico

El dolor en circunstancias de terminalidad o crónico es inevitable en casos como el cáncer, donde el doctor Gallo asegura que el 80% de los pacientes experimentarán dolencias severas en algún momento de su enfermedad, pero desafortunadamente “solo el 20% de ellos serán bien tratados en el dolor”.

En los dolores por cáncer, el método más común es el uso de opioides fuertes: morfina, hidromorfona, oxicodona, entre otros, que de todos modos hay que tener cuidado con ellos porque algunos tienen efectos que pueden complicar la situación de un paciente enfermo de gravedad.


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