El alcohol y la obesidad, enemigos silenciosos del hígado graso

La infiltración de grasa en el hígado, producto ya sea por el consumo excesivo de alcohol o por mantener unos hábitos alimenticios inadecuados, es el desencadenante del hígado graso o esteatosis, una enfermedad que se considera como crónica, pero que al mismo tiempo es una de las pocas en su tipo que puede revertirse si se siguen con juicio y rigor las recomendaciones médicas y nutricionales de los especialistas.

Mariana Restrepo, nutricionista dietista de la Clínica Medellín, cuenta que esta se divide en varios estadios que van del uno al tres, de acuerdo con su escala de gravedad, y que de no prestarle la debida atención puede conducir a una cirrosis hepática, comprometiendo aún más al hígado, e incluso, aunque no es lo más frecuente, en un cáncer de hígado.

¿Cómo se forma el hígado graso?

Explica la especialista que el hígado contiene unas células, llamadas hepatocitos, en los cuales se comienza a introducir la grasa, afectando su funcionamiento.

Para evitar que esto ocurra es recomendable tener una buena alimentación y ser medidos en cuanto al consumo de alcohol, puesto que este contiene azúcar, la cual favorece la infiltración de la grasa. Para las mujeres la sugerencia es de un trago de vino o de cerveza o medio de aguardiente, mientras que para los hombres es el doble de esa porción. Hay exceso cuando se superan esas medidas.

“Hay personas que creen que no superan esos valores, ya que ingieren alcohol solo una vez por semana, el problema es que cuando lo hacen, tienen un consumo muy alto y excesivo”, comenta Mariana Restrepo.

Por otra parte, comer alimentos fritos, aquellos con alto contenido de grasa trans y grasas saturadas, y de bebidas azucaradas como las gaseosas o la panela, también fomenta la aparición de esta dolencia si se efectúa en altas cantidades.

Las señales que envía el hígado graso

Esta enfermedad suele manifestarse mediante dolores abdominales en el costado derecho, ya que la infiltración de grasa produce una inflamación del hígado.

Hay personas que tal vez sientan náuseas después de comer, aunque en ocasiones el hígado graso es silencioso, por lo cual no necesariamente habrá síntomas, solo cuando su nivel de gravedad es más severo.

Los especialistas, afirma la nutricionista, pueden solicitar la práctica de una ecografía abdominal para diagnosticar cómo se está comportando la función hepática del organismo, las que se pueden ver alteradas por el hígado graso.

Hay casos en los que esta enfermedad es detectada por los internistas tras realizar varios exámenes más amplios, en otras por un médico general con el uso de ese mismo recurso, y unas más por el radiólogo que practique la ecografía, ya cuando los síntomas de esta enfermedad son más claros y evidentes y por medio de este recurso se diagnostica su severidad.

Las recomendaciones

Para evitar la aparición del hígado graso, además de seguir las sugerencias nutricionales, lo conveniente es mantener unos hábitos de estilo de vida saludable, en particular en lo que concierne a la actividad física, y como complemento el consumo de vitamina E por medio de suplementos alimenticios, que la ciencia ha demostrado ser benéfico para desinflamar el hígado graso.

Esta es una vitamina que por lo general no es medida en la sangre y es liposoluble, es decir que se absorbe en presencia de la grasa y que el organismo la puede almacenar en mayor medida comparada con otras vitaminas como la C o del complejo B, las cuales en su mayoría son eliminadas por medio de la orina, las heces o la sudoración.

“En un tratamiento de seis meses de consumo de vitamina E se logra revertir el hígado graso, al final de ese periodo esta es retirada, se da un descanso de unos tres meses y luego se retoma hasta que se consiga la reversión de la enfermedad”, describe Mariana Restrepo.

Lo importante, en todo caso, es que tratamientos de este tipo estén acompañados de estilos de vida saludable y actividad física, para modificar hábitos y evitar el resurgimiento del hígado graso.