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Esta técnica usada en la Clínica Medellín, una de las pocas instituciones de salud en Colombia con experiencia en ella, mejora el pronóstico de los pacientes y permite una recuperación más rápida y con menos complicaciones. Te la explicamos.


La cirugía mínimamente invasiva transanal es una técnica reciente, novedosa y segura que facilita el abordaje y reduce los tiempos quirúrgicos en pacientes oncológicos con pólipos y cáncer de colon y recto. La Clínica Medellín es una de las pocas instituciones de salud en Colombia en las cuales se realiza esta intervención, afirma el doctor Juan Camilo Correa, médico cirujano oncólogo de la institución.

Este abordaje les permite a los especialistas identificar con mayor precisión el sitio exacto en el que se encuentra la lesión en el recto o el colon. Además, el tiempo en el quirófano se reduce de seis a tres horas, con los mismos beneficios de una cirugía mínimamente invasiva laparoscópica –la otra técnica que existe para este tipo de procedimientos–, con mayor seguridad para el paciente, con menos dolores, cicatrices y sangrado, y una recuperación más rápida, y aumenta la eficacia al combatir el cáncer.

En una cirugía mínimamente invasiva transanal intervienen dos grupos de cirujanos que trabajan al mismo tiempo: unos enfocados en el abdomen por laparoscopio –un tubo delgado y flexible equipado con una cámara de video– y otros en la zona perineal que inserta el dispositivo transanal. Ambos se encuentran en el punto de la lesión y van uniendo los planos para facilitar la visualización del abordaje y dar mayor seguridad en el corte del tumor.

¿Qué pacientes son susceptibles de esta cirugía?

Los candidatos a ser seleccionados para esta intervención son aquellos pacientes a los que se les detecta un pólipo –una parte de tejido adicional que crece en el colon o el recto, y aunque la mayoría no es peligrosa, alguno puede convertirse en cancerosos o ya ser cáncer– mediante una colonoscopia o una resonancia, y las personas con cáncer de colon o de recto que tengan el tumor en las zonas más próximas al ano, en los últimos doce a quince centímetros–, explica el doctor Correa.

La ubicación de la lesión es determinante para tomar la decisión de efectuar o no esta técnica, ya que es más difícil llegar a la pelvis desde el abdomen. Con este abordaje se visualiza mejor el recto distal –la parte final del colon– y hacer una cirugía más segura y efectiva. Por ejemplo: a una persona con un pólipo de ocho centímetros se le reseca esta lesión, se le extirpa y el mismo día puede ser dada de alta, dice el cirujano.

Aunque aclara que solo los pacientes intervenidos por pólipos que no son cáncer pueden ser dados de alta el mismo día. Los que ya son cáncer se deben quedar más tiempo.

Para determinar que la cirugía ha sido exitosa existen algunos indicadores. Uno es que existan márgenes distal y circunferencial negativo, quiere decir que en el lugar donde se realiza la intervención no queden residuos del tumor.

Otros factores que se evalúan son la recurrencia local y la supervivencia. En el primero, la posibilidad de que el tumor se vuelva a presentar es muy baja, del 3 % al 4 %, cuando con otras técnicas anteriores podía superar el 15 %. En cuanto a la supervivencia, en este abordaje no se ve afectada y mantiene sus buenos pronósticos.

Impacto en la calidad de vida del paciente

Posterior a la intervención, el paciente debe pasar por una recuperación que implica la visita a fisioterapia enfocada en la pelvis, para trabajar la fuerza de los músculos de esta región del cuerpo que recibe el impacto del abordaje y que se disminuya el riesgo de que se presente incontinencia fecal cuando el tumor esté más cerca del ano.

Tras cuatro a seis meses, las personas logran recuperar su vida cotidiana y realizar de nuevo sus actividades en completa normalidad.

Otro factor que juega a favor de esta intervención es que, a diferencia de técnicas anteriores, en las que se tenía que hacer una resección abdominoperineal, que conllevaba al retiro del recto del ano y quedar con una colostomía definitiva, esta cirugía mínimamente invasiva transanal reduce esa posibilidad.

En esas situaciones adquiere mayor importancia el trabajo de recuperación que realice el paciente posterior a la cirugía, para fortalecer sus músculos y no haya incontinencia.

Una técnica novedosa en beneficio de la calidad de vida y de las expectativas de muchos pacientes oncológicos.


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