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La presión arterial alta es una enfermedad común que afecta a las arterias del cuerpo. También se conoce como hipertensión. Si tienes la presión arterial alta, la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias es muy alta constantemente. El corazón debe trabajar más para bombear sangre.


El doctor Emilio Herrera, cardiólogo de la Clínica Medellín, nos explica que la hipertensión arterial es una condición crónica, es probablemente la condición o la enfermedad cardiovascular más común en el mundo y, por ende, es la que desencadena mayor número de complicaciones.

“La hipertensión tiene una definición que está relacionada con las cifras de presión arterial tomadas en los pacientes mayor a 140 sobre 90. Eso puede variar un poco según la fuente donde se revise, pero en general esa es la definición, digamos, universalmente aceptada”, puntualiza nuestro invitado.

En lo que respecta a los síntomas, el doctor Herrera subraya que la hipertensión, como algunas otras condiciones crónicas cardiovasculares, suele ser completamente silente o asintomática.

“Esto quiere decir que el paciente no sienta absolutamente nada, aun teniendo la presión arterial elevada y puede cursar así por muchos años y eso obviamente es importante, máxime porque implica que hay que identificarla prontamente, es decir, hay que estarla buscando porque como no da ningún síntoma, puede avanzar de esta forma silente y puede manifestarse solo cuando sea tarde y aparezcan las complicaciones”, puntualiza nuestro invitado.

Existen dos tipos principales de presión arterial alta.

Hipertensión primaria (hipertensión esencial)

Para la mayoría de los adultos, no hay una causa identificable de la presión arterial alta. Este tipo de presión arterial alta se denomina hipertensión primaria o esencial y tiende a desarrollarse progresivamente a lo largo de muchos años. La acumulación de placa en las arterias (ateroesclerosis) aumenta el riesgo de tener presión arterial alta.

Hipertensión secundaria

Este tipo de presión arterial alta se debe a una afección subyacente. Tiende a aparecer repentinamente y causa una presión arterial más alta que la hipertensión primaria. Los trastornos y medicamentos que pueden llevar a la hipertensión arterial secundaria incluyen los siguientes:

• Tumores de la glándula suprarrenal
• Problemas en los vasos sanguíneos presentes al nacer, también llamados defectos cardíacos congénitos
• Medicamentos para la tos y el resfriado, algunos analgésicos, píldoras anticonceptivas y otros medicamentos de venta con receta médica
• Drogas ilícitas, como la cocaína y las anfetaminas
• Enfermedad renal
• Apnea obstructiva del sueño
• Problemas de tiroides

Factores de riesgo y proceso diagnóstico

Según detalla nuestro cardiólogo invitado de la Clínica Medellín, hay una parte muy importante del origen de la hipertensión que tiene que ver con los factores de riesgo o condiciones que no son modificables o en los cuales se pueda intervenir como lo son la genética, la historia familiar o el grupo étnico al que pertenecemos; pero sí hay otras condiciones o factores de riesgo sobre las cuales se puede intervenir para prevenir el desarrollo de la hipertensión o manejar la enfermedad tempranamente. Como son el estilo de vida sedentario, el sobrepeso y la obesidad, entre otros.

En lo que respecta al diagnóstico de la enfermedad, el doctor Emilio Herrera señala que usualmente para diagnosticar la hipertensión, simplemente se necesita que la presión esté elevada en una toma de presión arterial.

“Una toma de presión, digamos que puede hacerse prácticamente en cualquier sitio, no necesariamente tiene que ser en el consultorio del médico, pero si esas cifras están elevadas de forma consistente en al menos dos ocasiones separadas y cruzan el umbral, como les decía anteriormente, mayor de 140 sobre 90 podríamos estar hablando de la presencia de esta enfermedad. Sin embargo, para optimizar ese proceso diagnóstico, se debe preferiblemente acompañar de la valoración del médico para que la presión sea tomada en condiciones óptimas, se haga un control, se pueda confirmar el diagnóstico y establecer entonces un plan de tratamiento”, enfatiza nuestro invitado.

Tratamiento

El doctor Emilio Herrera nos explica que, aunque el tratamiento en términos generales es sencillo, se debe ajustar y depende del contexto de cada paciente.

“Por ejemplo, los pacientes que son jóvenes y que no tienen una hipertensión tan severa, que está en un estadio 1, es más o menos una hipertensión por encima de 140 / 90, pero que no sube más de 10 mm de mercurio, más o menos cada una de esas medidas por encima de esos límites se puede iniciar solamente un tratamiento con mejoría de los hábitos (una mejor dieta, disminución del consumo de sal, ojalá menos de 3 g al día, y aumento en la actividad física, por lo menos tres veces a la semana). Esas intervenciones tan sencillas pueden bajar entre 5 y 10 mm de mercurio”, puntualiza nuestro invitado.

Resalta adicionalmente que los pacientes que no tengan una hipertensión tan importante, solo con el cambio de sus hábitos de vida podrían normalizar su presión arterial. Ya en el caso de pacientes que tengan una condición más compleja o arrastren otras enfermedades el manejo requerirá una valoración personalizada por parte del médico y un tratamiento acorde a dicha valoración.

“En pacientes mayores, es decir, por encima de los 65 años, cuando tienen alguna otra condición cardiovascular o cuando su manejo es más difícil porque, por ejemplo, reciben medicamentos para otras condiciones, ya debe individualizarse para ver qué medicamentos deben darse”, explica el doctor Herrera.

¿Esta enfermedad tiene cura?

Según subraya el doctor Herrera, la mayoría de las condiciones cardiovasculares y la hipertensión, como decía previamente, como es la más frecuente, probablemente es la más importante a la hora de desencadenar complicaciones. “Debemos entender que la hipertensión no tiene cura, lo que se hace es controlarse y, por eso, es tan importante que tanto los hábitos de vida saludables como la adecuada adherencia a los medicamentos se mantengan a lo largo de la vida. Contrario a lo que muchos creen, cuando mejora nuestra condición, el tratamiento no debe abandonarse nunca, porque insisto, la hipertensión es una enfermedad que no es curable, solamente es controlable”.

En cuanto a las recomendaciones generales, el doctor Emilio Herrera, invita a todas las personas que tengan condiciones de riesgo asociadas a la aparición de hipertensión a tomarse regularmente la presión arterial para vigilar y, digamos, identificar oportunamente la enfermedad.

Entre tanto, como pilar del tratamiento se debe mejorar los hábitos de vida saludable, es decir, tener una dieta baja en grasas, baja en harinas o carbohidratos procesados, baja en sal, y que se acompañe de actividad física regular al menos tres veces a la semana, al menos 30 minutos en cada sesión, idealmente que sea ejercicio aeróbico, el que llamamos cardio, pero también el ejercicio de resistencia y fuerza, por ejemplo, le puede ayudar en el control de la presión arterial.

Igualmente, implementar otras medidas complementarias que también se ha demostrado son de utilidad, como la reducción del estrés, el consumo de alcohol y cigarrillo, y el adecuado patrón de sueño.


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